―Muy bien, Aisha te llevará ―dijo Miranda apareciendo y mostrando la llave, ante lo cual su asistente mostró visible inquietud.

―¡¿Yo?! Pero, Rose...

―Vamos, linda, que no muerdo; ¡ahora mismo soy tan inofensiva como una simple mujer con ganas de cagar por Dios! ―intervino la prisionera.

―Conste que yo estaré aquí, Walker; y en la entrada hay una pareja de los hombres de Ferguson que no dudarían un segundo en hacerte un nuevo hoyo, así que, por favor; no intentes nada estúpido ―advirtió Rose antes de abrir las esposas.

―Tranquilas, "ladies", me portaré como la "nerd" de la clase; solo dense prisa por Dios, ¡me urge!

Tras unos cuatro minutos de espera junto a la camilla, a Rose le empezó a preocupar tan excesivo silencio; hasta que un ruido proveniente del retrete activó sus instintos, poniéndola de inmediato alerta y haciendo que llevara su mano al arma en su...

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Tras unos cuatro minutos de espera junto a la camilla, a Rose le empezó a preocupar tan excesivo silencio; hasta que un ruido proveniente del retrete activó sus instintos, poniéndola de inmediato alerta y haciendo que llevara su mano al arma en su cintura.

―¡¿Qué mierda!? ―soltó entre dientes intentando desenfundar la pistola al ver aparecer a Aisha por delante; pero con Walker a su espalda sometiéndola con el arma que debió arrebatarle.

―Eh eh eh, mi Doc. ―ejerció presión sobre el cuello de la asistente con su brazo y movió el cañón del arma hacia su cabeza―. ¡Nada de estupideces o la linda morena se muere!... Suelte el arma, doctora... despacito y con cautela, póngala en el suelo y patéela hacia donde está la camilla, ¡ahora, carajo! ―ordenó entre dientes.

Rose obedeció, con el corazón oprimido ante el horror que reflejaba la cara de su compañera. Recordó la última conversación que tuvieron antes de que ella se viniera a revisar a la paciente y se reprendió a sí misma por ponerla en peligro al enviarla al retrete con aquella psicópata.

―Walker... no cometas más estupideces; basta una palabra y esos dos que están afuera vendrán y te volarán la tapa de los sesos...

Pero Leia tenía la sangre fría y el entrenamiento suficiente para no pensar más que en lograr su objetivo. Dio un paso adelante trajinando consigo a la aterrorizada asistente.

―Adelante, Miranda... te invito a que des la voz de alarma, y antes que tus labios se unan nuevamente; los sesos de tu amiga serán los que estarán esparcidos por todas partes... eso te lo aseguro.

Aisha ni siquiera atinaba a decir nada, no hacía más que llorar y Leia la sentí temblar entre su fuerte agarre; mas sinceramente, en su actual y muy delicada situación, eso no le importaba en lo más mínimo. No deseaba volarle los sesos a la morena; pero lo haría sin pestañar de ser necesario. Era su vida o la de ellas, y obviamente escogería la propia vida una y mil veces.

―Escucha ―Rose ya tenía las manos sobre la cabeza, donde la prisionera podía verlas muy bien―, tómame a mí...

―¡Rose! ―la voz de Aisha resonó en las predes de lona y Leia presionó con más fuerza el cañón del arma en su sien, haciéndola arrepentir de inmediato.

PROHIBIDO ENAMORARSE (Disponible por completo en Amazon) Where stories live. Discover now