Mensaje 12.

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Lo sigo queriendo.

Trate de desviar mi mirada de su rostro... no quería mirarlo pero tenía la necesidad de hacerlo.

Tome mi pluma y comencé a tomar notas de lo que dictaba el maestro. Cerré mis ojos y lleve una de mis manos a mi cabeza. Levanté la otra llamando la atención del maestro.

-¿Sucede algo Señorita Levine?

-¿Podría dictar más lento?

-Yo no tengo la culpa de que usted se distraiga mirando a uno de sus compañeros.- Miró a Ross.

Me sonroje sin pensarlo y volví a tomar la pluma para seguir escribiendo tratando de olvidar lo sucedido.

-Tienen otro trabajo con los mismos compañeros del trabajo anterior.- Cerré los ojos. Mierda.- Lo tendrán que entregar este lunes a primera hora, pueden irse.

Todos se dirigieron a la puerta de salida, al igual que Ross quien buscaba la manera de hablarme.

Mordí mi labio inferior algo nerviosa y me dirigí al escritorio del maestro.

-Maestro Nicholls.- El me miro con una ceja alzada.- ¿Podría cambiarme de pareja? No me siento cómoda con la pareja que me toco...

Susurre penosamente.
El maestro se quitó los lentes y me miro atentamente.

-Dígame una razón coherente para cambiarla de pareja y lo haré.- Suspiré.

No iba a contarle a mi maestro más odiado mis problemas personales...

-Porque nuestros padres no se llevan bien y será muy incómodo y creo que no podremos hacer el trabajo...

El maestro apuntó algo en unos papeles.

-De acuerdo, le toca con el joven Joseph y hágame el favor de decirle al joven Lynch que le toca con La señorita Raquel.

Asentí rápidamente y salí del salón de matemáticas hacia el salón de química.

Joseph estaba allí sentado riéndose con un par de chicos más.

Necesitaba pedirle perdón por no creerle lo que me había dicho sobre Ross.

Iba a acercarme a el pero sentí dos fuertes brazos rodearme la cintura, solté un grito sin pensarlo. Corrieron conmigo hacia una camioneta color negro. Gruñí y empece a forcejear.

Sabía que era Ross y no pensaba hablar con él.

-¡Mierda!
Chillé antes que me pusieran una mordaza en la boca.

No me taparon los ojos pero si amarraron mis muñecas al igual que mis tobillos, de tal manera que podía ver a Ross completamente nervioso manejando.

Jalé con esfuerzo las cuerdas pero solo conseguí hacerme daño a mi misma.

Joder. ¿Ahora me secuestraría?

Sin notarlo las lágrimas empezaron a caer por mis mejillas.

¿Por qué demonios hacia todo esto?
¿Acaso por lo que le dijo a Adriana ayer por la noche?

Quería gritar y abofetear a Ross un buen rato pero sin embargo no podía.

Volví a la realidad al ver que estábamos en un hotel muy bonito, pero solo estaba el recepcionista en el pasillo que no pregunto nada.

*

-¡Sueltame!
Grite mientras me amarraba en una silla, por suerte ya no tenía la mordaza.

-No hasta que hablemos.
Respondió algo seco. cuando término de amarrarme en la silla se sentó en la espaciosa cama.

Deje escapar un débil sollozo de mis labios.

-¿Por qué haces todo esto?
Pregunte mientras lloraba.

Ross suspiro amargamente.

-Yo te amo __________. Estoy jodida mente enamorado de ti.

Lo mire.
Parecía qué decía la verdad.

-Si estuvieras enamorado de mi no harías todo esto.
Conteste entre dientes.

Ross arrodillo frente a mi, buscando mi mirada.

-Joder __________ se que soy un estúpido pero... lo siento, no debí haber hecho todo eso, pero buscaba llamar tu atención, lo siento tanto...

Agache mi mirada, Ross estaba llorando.

-Lo hubiera hecho de todas formas Ross.

Ross carraspeo la garganta para poder volver a hablar.

-Te conozco __________, se de ti más de lo que tu crees... antes de que pasara todo esto ni notabas mi presencia, solo eras tu con Adriana y Caroline, maquillaje, tacones, fiestas, etc... Un día deje varias cartas en tu casillero, dime, ¿Leíste algunas?

Entreabrí los labios.

*FlashBack*

-Okey, veamos, si pudieras describir a Nathan en una palabra, ¿Cuál sería?

Reí por la pregunta de Adriana.

-Idiota.

-¿Y a Joseph?

Volví a reir.

-Dos palabras. Un sexy pendejo.

Caroline dio una carcajada.

-No me parece gracioso, es mi novio y no es un pendejo...
Susurro Adriana

-Pero dime ¿Lo quieres?

Adriana negó con su cabeza haciendo que rieramos.

Le di mis libros a Caroline para poder abrir mi taquilla, de allí cayeron varias cartas.

Fruncí el ceño. Y las recogi, eran unas 3... ¿Qué?

-Uu parece que _________ tiene un admirador secreto.

-O son cartas del director.
Abrí mis ojos como platos.

Abrí una rápidamente. Si recibía una carta más del director, estaría expulsada y eso no sería nada bueno.

-No son del director.
Vote todas sin leerlas al suelo.

Adriana agarro una antes que cayera.

-Yo creo que deberías leerlas... creo que son de...

-Oferta de zapatos hoy a las 4:00pm, son las 3:45pm.
Dije mirando la revista de la nueva boutique de zapatos.

-¡Oh Por Dios!.- Grito Adriana dejando caer las cartas.- ¡Vamos!

*Fin del FlashBack*

-Eso no importa.- Susurre.- Ross prefiero que me envíes cartas a que me acoses de esa manera.

Ross desamarro las cuerdas de mis tobillos.

-Lo siento por todo, ___________.

Negué con mi cabeza.
No pensaba perdonarlo tan simplemente.

-Te amo y se que cague todo lo que formamos pero quiero que sepas... que no creo poder dejar de amarte.

Desamarro la cuerda de mis muñecas.

-Piensalo, ¿si? No quiero perderte...

Acaricio las marcas que había en mis muñecas debido a las cuerdas.

Asentí y me pare de la silla mientras secaba mis lágrimas con mi mano derecha.

Iba a irme de la habitación pero no pude. Corrí hasta donde estaba Ross, le di una bofetada realmente fuerte para luego juntar nuestros labios en un beso de desesperación.

Entreabrí la boca para dejar entrar la lengua de Ross. Mordí y tire de su labio inferior suavemente. No quería separarme de él pero me obligue a hacerlo.

-Te quiero.

Susurre antes de irme de la habitación de aquel extraño hotel.

Acosándola | Ross LynchDonde viven las historias. Descúbrelo ahora