FELIZ CUMPLEAÑOS LUFFY [V.F]

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—Sara. Significa, Princesa.— El rostro de Sara se sonrojó atónita. A lo que el Príncipe se reía como si la respuesta fuera obvia. — Si soy el Príncipe de estos mares... entonces necesitaré una princesa, ¿no crees?— Al Príncipe le encantaba jugar a fingir, jugaban a que él era el Príncipe de los mares, el príncipe de todos los piratas.

Y qué divertido sería tener otra participante en su juego tan divertido.

— Claro—, respondió aún confundida.

Y tal como lo prometió, no estuvo sola por un tiempo. La isla de la promesa era todo lo que podrías desear. Ahí conoció al resto de niños perdidos, personas que se perdieron y terminaron parados en aquel lugar sin ningún otro lugar al que ir.

Prince los cuidaba con todo lo que podía a pesar de que podía llegar a ser un pesado en muchas ocasiones. Incluso se enfrentó a Jonathan sin miedo, cuando llegó en su búsqueda con el fin de matarla.

Pero este mundo no es perfecto, como esta no es una historia de felices para siempre.

Aquella radiante sonrisa de Prince se volvió en una mueca de asco.

— ¡NO VOY A CRECER! — Gritó Prince.

—Pero piensa en todas las cosas geniales que podríamos hacer si crecieramos. ¡Podríamos ir a muchos más lugares y tener más aventuras!— Ella trató de convencerlo.

—¡No!, ¡Me gustan las cosas como están ahora!, No quiero convertirme en un... un…— Prince ni siquiera pudo decir la palabra, hacía que su estómago se sintiera extraño.

Le gustaba cómo estaban las cosas, y no quería que cambiaran. No quería cambiar, no como cambiaron las cosas entre el y Jon, Jon.

¿Por qué Sara no podía ver que crecer se lleva todas las cosas buenas? ¡Crecer se llevó a Jon de él!.

Solían divertirse yendo a islas y teniendo aventuras increíbles aquí mismo en la Isla de la Promesa, donde podrían permanecer jóvenes para siempre.

—Si quieres crecer, ¿por qué no te vas y estás sola de nuevo?— Prince soltó, aunque en realidad no quería decirlo.

—¡Espera! No quise decir…— Prince trató de arreglarlo pero ya era muy tarde para arrepentimientos.

—Está bien, sigue viviendo en un cuento de hadas, mañana por la mañana me iré—, dijo ella, dándose la vuelta y volviendo a ser tragada por el piso.

Está vez desperto en un pueblo.

Ahí estaba ella otra vez, sola.

Estaba acostumbrada, pero aún así dolía como mil agujas al corazón.

—¿Quién eres? ¡Sal! — Reclamo al notario que alguien estaba cerca por el ruido.

—¿Campanita?,— dijo sorprendida al ver a Campanita. —¿Qué haces aquí? ¿No deberías estar de regreso en la isla de la promesa?— preguntó extrañada.
  
— ¡¿Están en peligro?! ¡¿Hicistes que?!—

Polluelos / ASL ONE PIECE FANFICDonde viven las historias. Descúbrelo ahora