¡¡¡Cieloooooo, que bajes ya a desayunar!!!- Grito Ana, la madre de Cielo.
Hoy es el primer día de universidad, Cielo esta súper nerviosa y contenta, por fin iba a estudiar lo que más le gustaba y poder ser esa escritora de éxito que siempre deseo. Estuvo todo el verano trabajando en un restaurante en la zona más elegante y pija de Madrid. Aunque no iba a dejar el trabajo porque gracias a eso puede comprarse los mil caprichos que le gustan y ayudaba a su madre con los costosos pagos de la casa.
La familia de Cielo era una familia de clase media-baja, pero sobretodo últimamente con la crisis estaban sufriendo estragos y la ayuda de Cielo era necesaria para poder pagar la hipoteca.

Ya voy madre- dije gritando desesperada porque no sabía que ponerme. El tema de la universidad me pone tan nerviosa, hoy debía de ir perfecta es el primer día y debo dar buena impresión.
Al final me decanté por un vestido largo muy cómodo, con unas converse blancas y mi pelo suelto con ondas surferas.

Buenos días mamá.- Conteste mientras me servía el desayuno.
Mamá, la mochila no cierra- dijo George mi hermano pequeño de 12 años.
Hijo por favor, inténtalo tú solo ahora mismo no puedo ir, sino dásela a tu hermana- contesto mi madre nerviosa porque iba a llegar tarde al trabajo.

Yo termine de desayunar, cogí mi bolsa, me monte en el coche y fui directa a casa de Val, mi mejor amiga.
Puse la canción de Montreal de The weeknd y fui disfrutando del trayecto.
¡Zorraaaa!- grite a todo pulmón al ver salir a mi mejor amiga por la puerta.
Mucho más lo eres tú, lista- dijo ella con su gran sonrisa - Primer día de clase como te sientes Rivera.
La verdad nerviosa y tú Gutiérrez-conteste concentrada a la carretera y tarareando la canción de fondo.
Con ganas de ligar mucho y encontrar a un buenorro que me vuelva loca en la cama- dijo haciendo señas con los dedos.
Serás lista - dije riéndome - llevas tres años haciendo eso, no te cansas tía - la dije seria.
No, no me canso, no quiero un príncipe azul como tú quieres, haber si decides ya acostarte con alguien, mira Derek, con él, que le gustabas mucho. Eres bonita y súper codiciada y aún siendo virgen, sorprendente señora virgin mery- contestó divertida.
No es que quiera ser virgen, pero no encontré el chico indicado, y ya sabes que Derek no me gusta- dije aparcando mi coche.
Bajamos y fuimos directa a la puerta de la universidad esperando que fuera ese gran día que siempre soñamos.
De repente sentí dolor en mi rodilla y me di cuenta que me caí. Sintiendo una vergüenza horrible.
Niña mira por donde vas joder- dijo una voz gruesa y fuerte.
Perdone usted señor perfecto- le dije mientras me levantaba y le miré a los ojos.
Respétame niña, que no puedes ir con esa boca por ahí, no tienes educación tu padre no te enseña bien o que- dijo con aires de superioridad.
Mire, usted no se quien se cree para hablar así. Ah y mi padre está muerto- conteste con lágrimas en los ojos.
Yo...yo lo- le corté y me fui corriendo a dentro de la universidad.
Tía, que te dijo ese tío taaaan guapo- dijo Val riéndose.
Nada interesante, vamos ya a clase porque este día esta siendo una mismísima mierda Valeria- conteste enfadada y me dirigí sin esperarla a clase.
El día transcurrió más tranquilo, yo terminé el día de clase, nos hicimos un pequeño grupo de amigas, fuimos a tomar unas cervezas con ellas y nos volvimos a casa. Me sentía mal por haber hablado antes así a Val, pero la verdad ese señor me hizo recordar el día... que perdí a mi padre.
Nooo, papá para, para- dije llorando.
Cariño no tengas miedo, joder! El coche no responde Ana, no frena Dios mío- dijo mi padre a mi madre y a mi. Luego todo negro y voces de fondo.
Me puse a llorar mientras conducía.
Tía ¿estás bien? - dijo Val - Es la pesadilla del accidente de nuevo, no lo recuerdes, piensa que tú padre siempre está a tu lado aun estando en el cielo.
Gracias Vale, pero es un sentimiento tan horrible, no consigo desprenderme de ello, también debo pedirte perdón por como te hable antes, de verdad que no lo hice aposta, solo que el señor con el que choque al entrar por la puerta...
¡EL MADURITO BUENORRO! - me interrumpió Val.
Si, ese, ese asqueroso me falto el respeto, dijo que mi padre no me enseñó a saber tener modales y respetar, pero joder mi padre murió cuando tenía 10 años y yo, yo le hecho tanto de menos, con mi padre todo era más fácil, mi madre está volviéndose loca Val, tú no sabes lo que es escucharla aún en las noches llorar en su habitación por mi padre- comenté mientras miraba fijamente la carretera- Me mata el saber que no pude hacer nada para que se salvara, yo, yo no pude hacer nada - me puse a llorar mucho más fuerte.
Cielo, cariño, para el coche y vamos a respirar fuera, así te relajas, te invito a sushi y mientras me cuentas lo que te dijo ese impertinente- soltó Val cuando vio nuestro restaurante de sushi favorito.

Pare el coche y lo aparque enfrente del establecimiento, antes de adentrarnos Vale y yo estuvimos paseando por la acera intentando relajarme, no era capaz de parar de llorar, me sentía tan mal por el comentario que hizo ese hombre.
Al entrar, Val y yo pedimos casi toda la carta, estábamos muertas de hambre y yo sobretodo, la ansiedad lleva años atacándome y la manera más fácil para mi era comiendo para relajarme. También tengo que dar gracias a mi gran metabolismo que no deja que engorde ni un solo gramo coma todo lo que coma.
Mira Cielo, se que es difícil pero ahora piensa en la universidad, en el trabajo que entras en 1 hora y en- la corte.
¡Como! Dios mío no voy a llegar, me voy Val, me voy- dije mientras le dejaba un billete de 20€ en la mesa y me eche a correr hacia el coche, tenia que coger el uniforme y ir hacia mi trabajo, que gracias al universo no estaba tan lejos del restaurante japonés.

Madre mía casi llego tarde- le dije a Hugo mi compañero de trabajo.
No te preocupes, llegaste a tiempo- me dijo con esa sonrisa tan bonita.
La verdad Hugo siempre me llamo la atención desde que lo conocí, pero simplemente lo dejé ahí porque no quería arruinar nuestra gran amistad con algo así.
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Perdona ¿¡pero yo pedí reserva para las 15 y me está diciendo que no hay mesas!? - dijo un señor muy molesto.
Oye Cielo, ve tú y ayuda a Carol, haber que pasa con las mesas- dijo Hugo mirándome.
Cielo, antes de nada, esos clientes son muy especiales, se lo más amable que puedas - soltó mi jefe que venía por detrás.
Yo asentí y fui directa hacia la entrada, pero lo que vi me dejó fría, no sabía ni que decir.
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Hola chic@s, espero que os gusten mucho los capítulos que se vengan, y que la novela os entretenga tanto como a mi escribirla.
Besos.

Atentamente: Tú pequeño gran amor.Où les histoires vivent. Découvrez maintenant