—Newt, ¿estás emocionado por ver de nuevo a Minho? —Aquella pregunta me distrae, y es Heather quién me la hace.

La miro de soslayo, intentando encubrir mi voz. No quiero bajar la guardia en ningún momento, y el hecho de tener a Haymitch, Effie y Janson en la mesa, no ayuda mucho a que disminuya la tensión de mis hombros. Termino de masticar un bocadillo con jamón y decido contestarle. No me doy cuenta de todas las miradas que tengo encima. Son unos cotillas..., pienso con rapidez.

—La verdad es que sí... Tu sabes de mi historia, y le debo mucho porque sin su ayuda, quizás no hubiera sobrevivido tanto tiempo. —Teresa conecta sus ojos fríos conmigo, y no puedo evitar que su conversación con Tommy me martirice. No obstante, sacudiendo levemente la cabeza, trato de dejarla atrás.

—¿Entonces te enseñó todo lo que hiciste en la arena? —Ethan me mira con interés, y recuerdo su expresión divertida al verle la noche anterior escabulléndose al cuarto de Heather.

—Algo así... Pero los méritos son míos, que quede claro. —Se ríe ante mis palabras y sigue comiendo un panecillo con mantequilla.

Descubro entonces una mirada asertiva de mi estilista, de Janson, y mi buen humor desaparece a prisas. Realmente pienso qué estamos solos, que mi familia comparte momentos en privado, pero luego se rompe todo aquello al distinguir esos ojos claros intentando ahondar en nosotros... y me da la sensación de que es cómo tener al mismo Capitolio encima.

—¡Todas tus acciones fueron muy loables, querido! —Effie comenta, mientras termina un trozo de pastel de zanahorias—. Mi parte preferida fue cuándo los pájaros mutos te cantaron.

Asiento a sus palabras, alegre de que al menos uno de los tres mandamases mantuviera su buen humor. Con esto me refería a Haymitch, por supuesto, que no me había dirigido la palabra en ningún momento. Justo cuándo Heather se incorporaba para beber un poco de la fuente de chocolate, las puertas se abrieron y por ella entró Thomas en compañía de Luna; por sus expresiones, se habían quedado roque y tenían mucha hambre. Mi lobito blanco no tardó en aproximarse hacia mi dirección, y tras darme algunos lametazos, le lancé un trozo de filete que sobraba. Lo comió gustoso mientras movía la cola de un lado al otro, emocionado.

—¡Qué susto me has dado, lobito! —exclamó Brenda, mientras reía con panecillos en la mano.

Thomas terminó por sentarse a mi lado, en dónde en su otro lateral se encontraba Haymitch. No tardó en coger unas tostadas y embadurnarlas de algo de un color morado. Nos regalamos una escueta mirada, y aproveché mientras comía una de ellas a preguntarle: —¿Cuidaste bien de nuestro hijo?

Las reacciones de todos los demás fueron algo poético; Heather y Ethan se rieron ante mis palabras, Brenda escupió la bebida que apenas estaba probando y Teresa se levantó de la mesa de golpe con una mirada enloquecida. Lo sabía, eso eran celos.

Thomas se sonrojó hasta las orejas, y finalmente pude ver una reacción en mi mentor. Una minúscula sonrisa ocupaba sus labios. Le ha parecido divertido, pensé un poco aliviado de verle de aquella forma.

—Lo hice, sí... —Respondió al final, mientras masticaba con una expresión avergonzada.

Entonces, mientras escuchaba cómo Alec entraba a la habitación cantado aquella melodía alegre que le había enseñado Ethan dos días antes, me fijé en su rostro vivaz y en que sus ojeras eran menos que de la noche anterior. Su cabello se ilumina de un dulce color chocolate por el reflejo del sol, y sus ojos solo me observan a mí. Lo único que hago entonces, es darle un golpe en el brazo, feliz de verle; que aparezca el día en que nos separamos, es lo mejor que me podría haber pasado.

Unos momentos después, tras haberse quedado en silencio en todo ese rato, Janson se incorpora lentamente y mientras une sus manos, anuncia: —Tengo el placer de comunicaros que... ¡Hemos llegado al Distrito 12!

𝐓𝐇𝐄 𝐒𝐂𝐎𝐑𝐂𝐇 𝐓𝐑𝐈𝐀𝐋𝐒 𝐈𝐍 𝐅𝐈𝐑𝐄 | Newtmas ( au ) [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora