¹⁶ | 𝑷𝒊𝒆𝒅𝒂𝒅 🔞

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' Oh, por Astotelia. '

La ropa que Lelio usaba dejaba poco y nada a la imaginación. Una bata de seda firmemente atada por la cintura y con una caida tan fluida que cada linea del cuerpo del menor era enmarcada a la perfeccion. Como si estuviera prácticamente desnudo.

Era hermoso, posiblemente en el pasado y bajo otras circunstancias hubiera querido el retrato de una criatura tan magnifica como el principe solo para admirarla por horas y lamentarse de que la pintura no capture a la perfeccion el atractivo del modelo original.

" Lord. "

En el pasado.
Bajo otras circunstancias.

" Lord Lelio. "

Llamo con una voz que ni el mismo reconoció, tan baja e inestable que el propio joven se estremecio ante la duda de haber oido mal.

" Levante la cabeza. "

Lelio no obedeció, en su lugar apreto firmemente los puños sobre sus rodillas y se encogio sobre si mismo como si eso lo volviera invisible.

Claramente no fue así.

Jaider estiro el brazo y con una rapidez digna de un soldado capturo la barbilla del rubio para obligarla a impulsar el resto del rostro hacía arriba. Permitiendole finalmente apreciar cada rasgo que habia perturbado sus sueños hasta ahora.

El monarca se maravillo ante el sutil maquillaje que realzaba de forma tentadora los labios que permanecian estoicamente rectos apesar de todo. Las pestañas revolotearon con cada parpadeo y sonrío al notar un brillo de incertidumbre tras aquella indiferencia que Lelio trataba de aparentar.

Su belleza, tal cual como la recordaba, despertaba el anhelo y los mas aterradores deseos destructivos en las personas.

Bajo la mano, acariciando el pulso frenetico atreves de la garganta del rubio y llegando hasta el cuello de la poco modesta prenda con intenciones claras.

Por reflejo Lelio tomo su muñeca antes de que tire la bata. Pero tal accion solo desperto la determinación del mayor.

' ¡! '

" ¡Espere! "

Ahogo un grito cuando una pesada mano aparto la suya y con movimientos fluidos lo derribo en la cama a sus espaldas. El colchon rechino ante el repentino peso y cada fibra de su ser se retorcio en cuanto sus muñecas fueron tomadas por encima de la cabeza para inmovilizar cualquier posible ataque.

Sin querer mirar cerro los ojos y trato de ignorar el sonido del desgarre de las prendas. La exposición vulgar de su pecho a los ojos de aquel hombre sin ninguna barrera como las vendas para traerle seguridad.

Nada.
Simplemente no tenía nada.

Se había quedado con las manos vacías hace mucho.

Lelio tomo largas bocanadas de aires, se perdio ante el aroma del incienso que llenaba sus pulmones y lo tranquilizaba. Las nausas disminuyeron en gran medida y logro centrar toda su atención lejos de la realidad el tiempo suficiente como para ignorar las grandes manos paseandose por su torso.

" No se ve nada bien. "

Señalo Jaider mientras deslizaba las yemas de los dedos por el contorno sobresaliente de los puntos de sutura que Nian con tanto esmero habia apretado. Su cuerpo vibro ante lo dicho y soporto las ganas de gruñir.

' Si no se ve bien quitame las manos de encima, imbécil. '

Pero las palmas no se apartaron, y en su lugar parecieron entretenerse examinando cada moreton, herida o costura que lograran atrapar en aquella vista frontal del principe caído.

El amado concubino de Secramise [ Las joyas de la princesa ]Where stories live. Discover now