4: El dolor de una esperanza rota

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Dos meses antes de.

Agosto-Diciembre, 2013.

Hyunjin no llamó lo que quedó de agosto, pero lo hizo a mediados de septiembre. Dijo que no sabía qué excusa usar para llamar antes, por eso esperó a su cumpleaños. La curiosidad de Felix le hizo preguntar cómo supo que ese día era su cumpleaños. Hyunjin solo dijo: «tu mamá y la mía se hablan», con el tono más obvio que pudo haber usado.

Felix se vio obligado a marcar el cumpleaños de Hyunjin en el calendario luego de eso.

A partir del quince de septiembre, Hyunjin llamó más a menudo. Felix se atrevió a hacerlo también. Al principio, sus pláticas se basaban en sus experiencias dentro del hospital, luego, sin darse cuenta, Felix ya conocía el color favorito de Hyunjin, su amor por la pintura e, incluso, la historia del perrito que tuvo que irse luego de su diagnóstico.

Felix no pensó que extrañaría hablar con Hyunjin hasta que tuvo que dejar de hacerlo.

El diez de diciembre, el doctor llamó. El transplante se realizaría la próxima semana, y Felix debía ingresar el mismo día en el que fueron avisados para un control. No tuvo la oportunidad de llamar a Hyunjin para avisarle, tampoco pudo comunicarse con él durante el tiempo que estuvo en cuarentena, porque no tenía un teléfono.

Felix se consoló con la idea de que su madre le avisaría a Hyunjin lo que pasaba antes de que ella fuese ingresada, por lo que, por un momento, se permitió visualizar un futuro en el que salía del hospital, por fin sano, directo a contarle a Hyunjin. Le diría que él también sería transplantado con éxito, quizás luego se podrían visitar e irían a comer pizza sin miedo a enfermarse más.

Felix realmente confió en lo que imaginó.

Quizás demasiado.

𖥸

Cincuenta y cuatro días antes de.

Diciembre 18, 2013.

La decepción nunca fue para Felix, porque él estaba acostumbrado a fallar por las pocas ganas que ponía en hacer las cosas; sin embargo, podía entenderla a través de los demás, fue por eso que no dudó en nombrar al sentimiento incómodo en su pecho como «decepción» cuando escuchó el cambio de fecha para su transplante.

No hizo más que callar y escuchar cuando le informaron la razón: su madre tenía una infección urinaria que le impedía a los médicos proceder con la cirugía. Felix sabía que no era culpa de su madre, pero aún así se sintió molesto. Estuvo una semana hospitalizado mientras esperaba por ese día, completamente solo en un cuarto oscuro y rodeado de enfermeras que sonreían como si viviesen su mejor vida —quizás lo hacían— mientras él las envidiaba y esperaba ser como ellas algún día.

Por supuesto que ese día no estaba cerca, incluso parecía alejarse cada vez más mientras Felix se subía al taxi y dejaba atrás el hospital.

¿Se podía ser más cruel que eso?

Felix sabía que tenía la culpa por haberse hecho creer que, por fin, la mierda de su vida se iría, pero no quería admitirlo. Por un momento, quiso culpar a Hyunjin y su positivismo contagioso, pero no pudo: Hyunjin no era culpable de haberle entregado la esperanza que tanto necesitaba, pero, aún sabiendo eso, no lo llamó cuando regresó a casa, tampoco el día después, ni siquiera la semana que siguió.

El Chico de la Camilla Cinco | Hyunlix [✓]Where stories live. Discover now