One-shots Silvaze

Te juro que te amo

—¿Encerio es necesario? —pregunté tomandola de las manos.

—Silver ya te he dicho que es necesario no puedo dejar pasar más tiempo, además, te juro que volveré —me dijo con una de sus muy escasas sonrisas sinceras.

No quería que partiera porque muy en el fondo sabía que ella no volvería.

La miré a los ojos y rompí nuestras manos enlazadas para darle un gran abrazo, sabía que sería el último por un muy largo tiempo. Ella se quedó estática por unos segundos aunque al final me terminó correspondiendo de igual manera, la sentía temblar entre mis brazos. Me encantaba que sólo conmigo mostraba su vulnerabilidad que ante los demás era desconocida. Sentía su corazón latiendo velozmente al igual que el mío, ambos presentían el final.

Se escuchó el sonido del tren anunciando su partida, Blaze se separó de mis brazos y me besó en los labios, le correspondí el beso con la misma intensidad para luego separanos, la vi correr hacia el tren que estaba a escasos segundos de partir.

La perseguí buscando entre todas las ventanillas hasta que encontré su rostro casi al final del tren, me acerqué a la ventanilla y ella sacó su mano la cual yo tomé, en sus ojos podía ver cómo se reflejaba el dolor de la separación. Besé el dorso de su mano y con ella acaricié mi mejilla, me quedarían esos dulces recuerdos en mi mente, mi alma y mi corazón por siempre.

El tren volvió a emitir ese sonido estridente que irritó a mis oídos ante su fuerza y a mi corazón ante su insistencia. Sin más distracciones comenzó con su marcha llevándose a lo que más amo en el mundo; caminé sin soltar su mano y luego comencé a correr, cuando vi el final de la estación solté con pesar su mano y sin más la vi partir.

Me quedé ahí de pie recobrando la respiración mientras veía al tren alejarse, mi corazón colapsó al ya no ver al tren y me desplome en el suelo llorando.

¡Maldición!, quería haberla podido detener pero ella tenía que encargarse de la biblioteca familiar y yo...yo tenía que seguir con los negocios de mi padre.

Lo nuestro sólo había sido un amor de otoño, pero incluso si sonaba ridículo que me había enamorado y entregado por completo a ella en menos de dos meses, la verdad era que ella me completaba así como yo a ella, éramos la mitad del otro, almas gemelas que tuvimos la suerte de encontrarnos y que amargamente nos volvemos a separar.

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Nueve meses habían pasado y simplemente no había rastro de Blaze, sabía que no volvería pero tenía la ilusión de que ella cumpliría con su promesa.

Suspiré sonoramente recargandome en la silla giratoria, estaba aburrido del papeleo y estaba cansado de esperar a que Blaze volviera.

—Creo que me tomaré unas vacaciones —dije feliz a la nada.

Si eso necesitaba, unas vacaciones para volverme a encontrar con el amor de mi vida.

Sin perder tiempo salí de la oficina y fui directamente a mi departamento, arregle mis dos maletas, tomé algo de dinero y sin más fui a esa estación donde había visto por última vez a mi Blaze.

Sentí la nostalgia llegar a mí cuando puse un pie en la estación, suspiré sonoramente al recordar la última caricia de su mano en mi mejilla, caminé hasta la taquilla y compré un boleto hacia la dueña de mi corazón. Tan rápido como me lo dieron subí al tren, precisamente donde Blaze se había sentado al partir. Suspiré al sentarme e inevitablemente recordé esos momentos que compartí al lado de ella.