Capítulo 31

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POV. César

Había recogido mi diploma en un momento en el que nadie miraba y había salido detrás de Camille para observarla desde las sombras. Joder, parecía un puto acosador... Me escondí tras unos arbustos y la observé coger mucho aire cuando vi el destello de algo metálico tras ella. Inmediatamente me puse alerta y salté de mi escondite en el instante en el que vi a mi padre (Richard) salir de detrás de una farola con pistola en mano y apuntando a Cami. Corrí hacia ella con todas mis fuerzas mientras gritaba.
- Camille cuidado!!
Mi padre me oobservo pasmado pero la bala ya había sido expulsada de la recámara. Me interpuse entre la pelivioleta y el arma justo en el instante en el que la pequeña esfera de metal iba a atravesar el pecho de mi chica, recibiendo yo así el disparo encima del corazón. Me caí al suelo debido a que no dejé de correr en ningún momento y Camille se puso pálida con una mueca de horror.
- No!!!- gritó con todo el aire de sus pulmones a la par que corría a mi lado y caía de rodillas junto a mí. Le ofrecí una sonrisa "inocente" pero ésta fue arruinada por otra de dolor. Joder, si que dolía. Pude ver la cara de horror de mi padre antes de que se acercase con pasos temblorosos. La pelivioleta se giró, asustada, cuando sintió su aliento en la nuca.
- Cé-césar.- tartamudeó él totalmente espantado. Mis ojos se llenaron de lágrimas al ver la preocupación evidente de sus rostros. Me iba a morir, lo leía en sus ojos. Camille estaba inusualmente callada, limitando a observarme con la mirada perdida. Le ofrecí una sonrisa cansada y ella pareció reaccionar porque una lágrima resbaló con lentitud por su mejilla. Levanté como pude el brazo y se la sequé con una mano temblorosa.
- Te quiero.- le confesé sin pensármelo. Ya que me iba a morir por lo menos que conociese mis sentimientos, no? Ella rió con suavidad.
- Un poco tarde para eso, no crees? Ha hecho falta una bala y una semana para que volvieras a hablarme. Pensaba que estabas enfadado conmigo.- me explicó a la vez que bajaba la cabeza. La miré sorprendido.
- Yo no estaba enfadado contigo, de hecho pensaba que eras tu la enfadada...
Nos miramos a los ojos antes de reir con timidez. Mi padre nos observaba atento e incrédulo.
- Es ahora cuando viene un hada madrina y te salva?- me preguntó ella con la esperanza bailando debilmente en sus profundos ojos azules. Hice una mueca de tristeza.
- Me temo, nena, que eso solo pasa en los cuentos de hadas precisamente.
- Pero yo no quiero que te vayas...- dijo ella acompañando su frase con un intenso sollozo. Le acaricié la mejilla con ternura y ella escondió su cara contra mi palma.
- Mamá tenía razón, solo sabes que amas algo cuando esto te abandona...- susurró ella mientras acercaba su cara poco a poco a la mía, casi con miedo, para darme un cálido beso en los labios. Sonreí como idiota y me maldije internamente por no poder sobrevivir a una bala en el corazón.
- Hay que joderse, toda la vida soñando con enamorarme y voy y me muero cuando por fin lo consigo...- iba a continuar hablando pero comencé a ver borroso por los límites de mi campo de visión. Vi la sonrisa de Camille una última vez antes de cerrar los ojos y abandonar el mundo de los vivos con una sonrisa de pura felicidad. Ella me quería!!

POV. Kathia

Bailé un poco con el patoso de Sean y estaba a punto de sentarme a beber cuando escuché un disparo algo amortiguado. Inmediatamente me puse en pie de un salto y Sean me miró con el ceño fruncido. Al parecer yo había sido la única que lo había oído. Pasó un rato y no escuché nada má asi que me encogí de hombros y me bebí de un trago mi vaso de ponche. Lástima que no tuviese alcohol. Saqué a bailar a mi novio de nuevo y estaba consiguiendo que no me pisase más de tres veces seguidas cuando escuché un segundo disparo. Inmediatamente corrí afuera, dejando a Sean en medio de la pista con cara de idiota. Al salir al exterior el aire gélido de la noche me caló en los huesos pero lo ignoré al ver a Camille junto a dos cuerpos inertes. Las rodillas se me doblaron y caí al suelo con estréspito, causando la exaltación de mi mejor amiga. Ella miró en mi dirección con los ojos y la cara bañada en lágrimas y las manos presionando el pecho sangrante de César. Exalé con fuerza todo el aire que había en mis pulmones y me arrastré por el suelo hasta ella. César yacía dslante de ella con un balazo en el pecho, justo encima del corazón, y una (por muy extraño que parezca) sonrisa de felicidas pura en su ya frío rostro. Incapaz de mirar por más tiempo el cadáver de mi amigo sin vomitar, aparté la vista y la fijé en el otro hombre que yacía en el suelo, inerte, con una pjstola en la mano y una bala en la sien. Sin poder evitarlo, me levanté corriendo con las pocas fuerzas que aún me quedaban y vomité en unos arbustos cercanos. Una vez terminé, me acerqué a Camille y me senté tras ella, rodeando todo su cuerpo con el mío.
- Que ha pasado?- le pregunté con la voz temblorosa. Ella no respondió, tan solo negó con la cabeza y se desahogó contra mi pecho. Mientras lloraba ella con estruendosos sollozos, yo me deshice en lágrimas silenciosas que bajaban raudas por mis mejillas. Ya no volvería a ver a César y a Camille discutir por cualquier cosa o a un César muy celoso tratando de disimularlo. Ya no los vería juntos como pareja. Él estaba muerto y la pelivioleta destrozada. Algún día Camille dejaría de vivir en desgracias y viviría con toda la felicidad que tantas veces le habían arrebatado desalmadamente?

Problemas, ¿por qué no?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora