Por lo menos eso había sido mejor que cuando jugaban.

Sí, ellos habían acordado que no podían permitirse un desliz. En especial porque no querían confundir a sus hijas. Pero no era el fin del mundo un beso ¿verdad? En especial uno de agradecimiento que hizo reír nerviosamente a Stolas, apartándose de él ligeramente para no levantar sospechas con el juez.

Besar a Stolas se sentía bien.

— ¿Es ahí? —Loona preguntó, señalando a la casa frente a ellos— El jardín parece salido de una película de terror.

— No deberías estar viendo películas de terror. —Blitzø respondió inmediatamente, incómodo ante la idea de fantasmas y esas cosas— Además, es un trabajo en proceso. Stolas planea arreglarlo.

Ahora que no estaba tan estresado por Octavia y Blitzø se había ofrecido a vigilarla mientras Stolas hacía algo con el jardín.

— ¿Cómo sabes que no tiene enterrados ahí a sus exesposos? —Loona insistió con malicia— Tal vez la casa esta embrujada o tiene un sótano oculto con su último esposo.

— Yo duermo en el sótano. Y no hay nada de eso. —Blitzø le lanzó una mirada.

— Aún queda el jardín. —Loona se estiró para poder ver mejor la pequeña jungla— ¿Qué número de esposo serás? ¿El sexto?

— El segundo. —Blitzø la miró sin poder ocultar su sonrisa— Te gustan las cosas mortuorias ¿no?

— No intentes cambiar de tema. —Loona saltó sobre el asiento, renovada de energía— ¿Cómo sabes que no es un asesino?

— Loony... Esto es el Infierno. Eso no es nada malo. —Él se miró en el espejo del retrovisor— Es una buena profesión.

— ¡Sabes a qué me refiero! —Loona lo empujó juguetonamente.

Él se encontró sonriendo.

— Porque solo ha estado casado una vez, con una mujer, y la per— —Blitzø se cortó porque había estado a punto de decir un insulto y Loona lo notó, riéndose con malicia— ...ella sigue viva.

— La perra sigue viva. —Loona corrigió y abrió la puerta de la van, saltando fuera del vehículo estacionado.

Blitzø se encontró riendo entre dientes ¿Por qué negarle a su hija la oportunidad de expresarse como quisiera cuando era exactamente lo él hacía? Seguramente Stolas terminaría queriendo hacer algunas correcciones. Blitzø bajó de su van y le ofreció su mano a Loona. Inmediatamente la actitud jovial y burlona de Loona cambió completamente y ella se abrazó a si misma, manteniendo el mentón en alto. Eso no lo decepcionó. En realidad, le alegraba que Loona dejara de esforzarse por hacer bromas. Después de todo era normal que estuviese a la defensiva ante un ambiente tan diferente. Aun así, la cola de Loona se agitó con entusiasmo con cada paso que daba hacia la puerta principal.

— ¿Hubieses preferido que viviéramos nosotros dos en mi departamento? —Blitzø preguntó, temiendo que fuese incómodo para Loona ser lanzada con dos extraños.

Pero ella negó.

— Todos dibujan casas cuando piensan en cómo será su familia. —Loona susurró— ¿Aquí vamos a vivir? —Ella preguntó mirándolo sobre su hombro.

Blitzø cargó la pequeñísima maleta de Loona con sus pocas pertenencias. Él tendría que llevarla de compras pronto. Pero Loona no había querido cargar nada de lo que el orfanato le había dado. Era otra cosa que él hubiese hecho exactamente igual. Era algo que Blitzø había hecho tiempo atrás cuando dejó el circo de su padre.

— Sí, aquí vamos a vivir. —Blitzø casi corrió para llegar a su lado— Además del jardín aterrador ¿No te parece genial?

Loona miró a su alrededor, a todas esas casas. Algunos vecinos estaban mirándolos. Loona se abrazó más fuerte.

It's an ArrangementWhere stories live. Discover now