06. El diablo del 31

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UN RELATO DEDICADO A ESTE DÍA DE LA MUERTE SANGRIENTA.

Me levanto desorientada y con ganas de matar a todos, odio despertarme de la nada y más si es de madrugada. Miro la hora en mi reloj que posa en mi pequeña mesita de noche, las 2:55. ¿Es una broma?

Gruñendo, hago a un lado las sábanas y me levanto, me dirijo hacia las gradas. Al llegar a la primera planta mis pies por inercia caminan hacia la cocina para tomar un poco de agua.

Unos toques a la puerta hacen detener el rumbo de mis pies, ¿Quién sería a esta hora tocando la puerta?

Puede ser niños pidiendo dulces por lo de Halloween, aunque se me hace raro ya que mi casa no está decorada como para indicar que celebró eso.

Porque no, no lo celebró es una estupidez celebrarlo. ¿Cuál es la finalidad de vestirse de idiota y salir?

Con pesadez me dirijo a la puerta, pero antes de abrir, siento un pequeño escalofrío recorrer toda mi columna vertebral.

De repente mis manos y piernas se congelan como si estuviese en Alaska, en un lugar completamente helado. Mi respiración va creciendo conforme el escalofrío lo voy sintiendo en otras partes. Mi corazón palpita como jamás lo había hecho antes. Intento moverme, ver qué pasa, pero no puedo. Tengo mi cuerpo completamente paralizado, solo puedo mover mis ojos y ellos están borrosos por el miedo que me está atravesando

¿Qué pasa?

¿Quién es la persona que está detrás de mí?

¿Por qué no puedo moverme?

Escucho un "shhh" suave terrorífico pero reconocible.

A continuación, siento unas pequeñas yemas con cayos pasar por mi frente sudorosa. Puedo sentir unos dedos largos y ásperos.

—Esta es la prueba que Halloween no es una cosa de estúpidos. Los niños salen y se disfrazan de lo más les gusta, eso me hace más fuerte, ver personas que están alabando el día de mi cumpleaños, el día del diablo...—unas lágrimas involuntarias empiezan a salir de mis ojos borrosos—... Vamos hermosa, empieza a creer en este día tan especial para mí y no te visitaré el otro año. Eso sí, siempre estarás a la vista, ningún año te salvarás. ¿Qué prefieres?, ¿salir y alabarme o estar aquí encerrada y con mi presencia? Tienes un año para tomar tu decisión.

Siento como unos labios resecos se posan en mi mejilla derecha junto con una respiración fría en mi cuello.

Oigo como la puerta trasera es somatada por un sonido sordo. Minutos después puedo obtener la movilidad completa de mi cuerpo. Y empiezo a llorar de solamente, acurrucada en el rincón de la sala, asustada y con la respiración entre cortada.

¿Fue una pesadilla?

Claro qué no, lo sentí muy real y eso me daba más miedo de lo normal.

La noche de Halloween me visitó el diablo, el diablo del 31.

Relatos de Daian©Where stories live. Discover now