Soledad. Eso que sientes cuando nadie te quiere y te abandona de una manera cruel y desquiciada, hace que te sientas así. Sola.
Y Elsa sabe muy bien lo que aquello se siente.
Tras salir del orfanato luego de cumplir la mayoría de edad, con esfuerzo...
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JACK
Doy vueltas en la habitación del hospital en lo que intento que Amy se duerma mientras Elsa descansa. Es tan bonita, con la nariz parecida a la de mi Snowflake que me causa ternura, salvo que, al parecer, será una pequeña revoltosa debido a que lo único que ha hecho hasta ahora ha sido mirarme. Le hago muecas, pero nada. No quiere dormir.
—Sólo la estás entreteniendo —la voz cansada de Elsa me hace mirar a la camilla, donde ella me observa con sus ojos entreabiertos.
—¿Cómo te sientes?
—Como cualquier mujer que acaba de dar a luz —responde, levantando sus brazos para cargar a la niña—. Deberías irte.
Frunzo el ceño.
—No. Me quedaré a cuidarlas —me niego de inmediato. Elsa le sonríe brevemente a nuestra hija.
—Debes descansar —insistió—. Ya sé que tienes a tus hombres aquí, así que nada pasará.
—No puedo alejarme —casi la interrumpo, haciendo que sus ojos pasen de Amy hacia mí—. Me deshice de Mavis...
—Enhorabuena —comentó con evidente tono de desagrado.
—Hablo enserio —me senté a sus pies con nerviosismo—. Elsa, la última vez no me dejaste explicar lo que pasó y...
—Jack, estoy cansada —interrumpió con la mirada más triste que me hizo quedarme callado, odiándome por provocar esa tristeza— ¿Podrías llamar a Mérida o a Anna? ¿o a quién sea? Quisiera que vieran a la niña aprovechando de que está despierta.
Cuando noté que de verdad Elsa no me dejaría insistir con el tema, fui a buscar a los chicos (Mérida, Hiccup y Anna) y a la Sra. Gladys para que ingresaran a la habitación, donde hice una videollamada para que tanto mi hermana y mi padre conocieran a la nueva integrante de la familia. Elsa, por supuesto, sonreía un poco más animada, pero jamás volteó a verme durante las visitas. Supe que seguía enfadada y lo acepté, aunque tuviese que volver a insistir con el tema luego.
Horas después, cuando ambas se quedaron dormidas y los demás se retiraron, hablé con Walter para que aumente la seguridad de la casa de mi padre y del hospital, pues seguía intranquilo con sólo pensar que Mavis ha logrado soltarse y haya hecho una llamada que no me gustaría. Tomé su teléfono celular, pues no pude entregárselo a Walter cuando había recibido la noticia del nacimiento de Amy, y me puse a intentar descifrar la contraseñas hasta que, sin querer, terminé bloqueándolo.
Carajo.
"Pitch" pensé con gesto pensativo "¿Por qué demonios se me hace tan conocido ese nombre? ¿Y habían mencionado a otra mujer...?"
—Demonios —pasé mi mano por la cara antes de ver si Elsa estaba despierta, pero al notar que no era así, salí de la habitación para ver si había una máquina expendedora.
