Capitulo 7: Kelly

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*Amber*


Las cosas no han mejorado mucho que digamos.

Al día siguiente de ver a Brad besándose con la insoportable de Kelly llegué al colegio junto a Alex, quien muy eficientemente se encargó de cortar de raíz los estúpidos rumores que ya circulaban por el instituto. Bastó una mirada fulminante de sus ojos negros para que todos aquellos que se habían planteado abrir la boca o ya lo hubiesen hecho, decidieran no decir absolutamente nada acerca de mi.

Alex no era alguien que a primera vista inspirase miedo, pero cuando sus ojos negros relampagueaban y sus duras facciones se ponían tensas con la rabia circulando por su rostro; era alguien con la que sin duda jamás querrías meterte. Ella era una chica alta, delgada y con un precioso cabello castaño que yo envidiaba mucho. Siempre se lo recogía en un moño desordenado, y se ocultaba en ropa ancha y tras unas gafas que, estaba segura, no necesitaba en absoluto; pero que aún así se ponía para no llamar la atención. Cosa que no surtía efecto.

Su postura, la seguridad y confianza en si misma que emanaba con cada movimiento, la inteligencia de cada palabra suya, el conocimiento que brillaba en sus ojos. Como si supiese algo que nadie más supiésemos. La gracilidad con la que se movía, o la señal de peligro que despertaba en los demás cuando sus ojos negros se posaban en ti y te regalaba esa sonrisa sarcástica, que te indicaba que no sacarías nada bueno de esa situación. Todo eso hacía que todas las miradas estuvieran posadas siempre en ella.

Los primeros días que estuvo aquí, no tardó en tener bastantes chicos revoloteando a su alrededor, buscando en vano migas de atención que ella no se molestaba en darles. Incluso consiguió la amistad de chicos populares. Pero todos dejaron de intentarlo cuando un día, aproximadamente un mes después de su llegada, cuando aún no eramos amigas; una preciosa chica de cabello rosa, ojos verdes y apariencia delicada entró con paso decidido en el estacionamiento del instituto y besó a Alex frente todo el colegio. Pero por lo que se ganó mi respeto fue por como le respondió el beso sin dudarlo ni un segundo, sin importarle en absoluto los rumores que nacerían a partir de ese acto de locura.

Yo, sin lugar a dudas, envidiaba la fortaleza de Alex, su indiferencia ante los cuchicheos que se escuchaban por los casilleros, su fuerza. Cuando a las cabezas huecas de mis compañeras les vino la neura de que Alex, al ser lesbiana, iba a sentirse atraída hacía ellas y se negaron a cambiarse en el mismo lugar que ella; las mandó al vestuario de los chicos alegando que si se iban a poner incomodas de cualquiera de las maneras podían irse con ellos; quienes probablemente disfrutarían las vistas, a diferencia de ella.

Duraron dos días antes de volver avergonzadas a pedirla disculpas.

Me hice su amiga cuando un día, mientras ignoraba a los idiotas que tenía detrás, ella, que se había sentado en el pupitre de al lado, se giró hacia ellos y les gritó que dejasen de comportarse como mandriles sin evolucionar. Después me pidió disculpas por el comportamiento de esos chicos y me recomendó que no lo dejase pasar.

Desde ese momento fuimos amigas.

No tardó ni una semana en convencerme de soltar a la bestia, pues estaba segura de que yo, muy dentro de mi, tenía a alguien escondido. Fue así como comencé a ser más sociable, a responder a los comentarios machistas en clase y a ser capaz de defenderme por mi misma. Aunque siempre necesitaba a Alex a mi lado.

Y ese día, entrando al instituto a su lado, me di cuenta de que había vuelto al principio. Estaba asustada, tenía miedo y me importaban los comentarios de los demás.

- Eres fuerte - me susurró - Demuéstraselo, Amber.

Pero no tenía nada que demostrar.

Hoy, una semana después, a solo 15 días de terminar este infierno, salgo con Alex del instituto. Hoy vamos directas a su casa, y no puedo negar que estoy un poco emocionada. En estos 9 meses jamás me ha llevado allí.

La Campeona de Hades (Nico di Angelo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora