—¿Qué asumiste?

  Sus ojos bajaron para encontrarse con su mirada.   —Supuse que solo querías que fuera tu amante. Yo no creo tener las aptitudes para casarme, mucho menos para ser una duquesa.

  Dominic frunció el ceño.    —¿Por qué ibas a asumir eso? Te quiero para siempre, Joanne.

  Las palabras de ella no pudieron salir de sus labios, levantó su brazo izquierdo, todavía cubierto desde la punta de los dedos hasta la parte superior del brazo con ese maldito guante.

    —¿Eso es por tu brazo? ¿Las cicatrices?

  Ella asintió, su voz entrecortada.   —Estoy dañada. Incasable. He soñado todos los días con esas palabras, no se si mis recuerdos están volviendo, pero es lo que escucho decir a mi abuela.

    —Tu abuela…

    —Insisto, no sé si es un recuerdo o un sueño pero en el  me dice una verdad que la mayoría es demasiado educada para decir en voz alta. Pero es una verdad, no obstante.

    —La verdad solo tiene peso si se cree. Yo, creo una verdad diferente. Que eres casable, serás una duquesa perfecta, mi duquesa. ¿Qué más sería esto? ¿Qué más podría ser esto?   —Las puntas de sus dedos se curvaron contra su cuero cabelludo y su garganta se tensó—. Dime que no vas a pensar que esto fue un error, porque déjame aclararte algo Joanne, esto no fue un error.

    —Si soy sincera yo... No sé qué es esto.   —Sus manos se movieron del agarre mortal que tenían sobre sus hombros para envolverse alrededor de su cuello—. Mi cuerpo reacciona y mi mente sigue adelante con el viaje. No sé, por qué, pareciera como si perdiera el sentido a tu alrededor, Dominic. Pero si de algo estoy segura es que esto no es un error.

Exhaló un largo suspiro.  

—Y es por eso por lo que no estaba seguro de lo que pasaría al entrar aquí, ya que todo el sentido común parece eludirme también cuando se trata de ti. Tomaremos un baño, desayunaremos y luego veremos que hacer a partir de ahí —añadió. Por mucho que no quisiera, desenredó los dedos de su cabello y levantó su cuerpo del suyo.

    —Debo apresurarme, Charlie me estará esperando, quedamos en que el día de hoy recolectaríamos frambuesas.

  —No te preocupes por ella, puedes tomarte el día. Anoche llegó su antigua niñera, la señora Plum, lo menos en lo que pensara mi hermana es en cualquiera de nosotros, ella adora a la anciana. Pero si lo deseas, podemos ir a recoger las frambuesas nosotros y le pedimos a la cocinera que prepare tartaletas de frutos rojos.

  —Me parece perfecto  —añadió ella, acercándose a él para darle un último beso.

                                    *****************

Justo cuando Dominic giraba en una esquina de la torre redondeada del castillo, una bocanada de humo de un fuego junto a los establos sopló frente a Joanne, al parecer los mozos estaban quemando las hojas que empezaban a caer de los árboles, debido a que, el otoño se acercaba. Posiblemente habían hecho una limpieza temprana y ahora quemaban la basura, el aire denso hizo que sus párpados se cerraran por el escozor.

  El aire mordaz le chamuscó las fosas nasales, la destrucción implacable del humo y las brasas llenaron su cabeza. Instantáneamente envió su mente a un torbellino de oscuridad y pérdida de otro lugar.

  Un lugar que no podía tocar, pero en el que se estaba ahogando de todos modos.

Ceniza, humo sofocante a su alrededor. Carcajadas. Dolor. Un dolor que se apoderaba de su alma y la arrastraba a un infierno de llamas y sufrimiento.

El Duque del EscándaloWhere stories live. Discover now