Yo ¡¿Harriet Potter?!

¹⁵ | Melodía en el bosque

Los ojos de Isabelle empezaban a cerrarse, quizás dormir no le haría daño no tenía que preocuparse.

Su hermana se quedaría con ella eso era lo que importaba.

Unos segundos después cayó dormida.

Alexandra acarició nuevamente su cabello, sonrío ligeramente sabía que su hermana se preocuparía y se sentiría culpable por cómo se puso hoy. La música era la única forma de que se calmara y durmiera sin problema alguno.

Miró de reojo el pequeño reloj que se encontraba en el escritorio marcando las 2:30 a.m.

Soltó un suspiro de cansancio, no había dormido bien los últimos días por causa del constante desvelo de estudio, dentro de un mes tendría que presentar el examen de COMIPEMS, sin mencionar lo cansada que estaba por su trabajo de medio tiempo, aunque tan poco se podía quejar tenía que mantener orden en la biblioteca y no aguantar las quejas de clientes del centro comercial.

Se levantó y camino por la habitación un rato intentando no dormir, incluso si la temperatura se bajara tendría que estar despierta el resto de la madrugada.

"Vamos Alex, si puedes desvelaste viendo series puedes aguantar esto" — pensó en un intento de motivarse.

Miró de nuevo a su hermana el cual dormía tranquila, sonrió por un segundo, pero su expresión cambió no pudo evitar recordar los reclamos de su padre cuando le contó a lo sucedido.

Era el mismo sermón, nada nuevo para ella.

No quería tolerar más el trato de su padre, casi todos los días peleaban y no se dirigían la palabra en un tiempo, aunque quisiera irse, tenía la responsabilidad de cuidar a su hermana y no iba abandonarla.

Sus pensamientos fueron interrumpidos por un fuerte golpe de la puerta.

— ¡Perdón por tardar en llegar! — exclamó una voz bastante alterada — ¡Ricardo insistió que me quedara, pero tan rápido pude conseguir un Uber pude regresar, aunque tuve que pasar a un autoservicio para comprar unos dulces a la enana y traje unos ingredientes para...

— ¡¿Podrías callarte por un momento?! ¡Isa está durmiendo! — señaló la cama — ¡Animal!

El pelinegro se tapó la boca para no hacer ningún ruido, pero alzó dos bolsas que traía en su otra mano mostrando sus compras.

— Pensé que vendrías cuándo terminará el concierto — Alexandra se acercó a su hermana para retirar los fomentos y para poder tomarle la temperatura.

— ¿Enserio creías que me quedaría como sin nada? — se mostró ofendido — Cuando vi tu mensaje intenté salir rápido pero como te vuelvo a decir Ricardo no me dejaba hasta que le conseguí ligue y me fui.

Alexa lo miró frunciendo el ceño — .... ¿Me estas tomando el pelo, ¿verdad?

— Hija de.... Oye era una circunstancia de vida o muerte — dejó las comprar en la cama por un momento — ¿Como va su temperatura?

— Solo bajó 5° pero después casi llega a los 37° las últimas dos horas — murmuró y luego tomó el termómetro para ver lo que mostraba — Todavía se mantiene en 36.5°

— Mierda.... — maldijo el mayor, estaba preocupado por la situación, volvió a ver a su hermana — ¿Entonces que hacemos?

— Pues, ¿qué más? A cuidarla, idiota.

— No hablo de eso, mocosa.

— ¿Entonces?

Su hermano alzó las bolsas — Hablo de la merienda. — Alexa no pudo evitar tomar una almohada y golpearlo en el brazo — ¡Carajo!