CAPÍTULO 61| MARATÓN 1K DE SEGUIDORES | 8/13

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— ¿Y Jungkook? Olvidé darle los chocolates que le traje —habló SeungHo.

— Uhmm lo vi extraño esta mañana —respondió su esposa— se ve deprimido.

— Nada que unos buenos chocolates no resuelvan —sacó aquella caja.

— Iré a buscarlo, arregla lo que yo le traje también a Taehyung —habló con una sonrisa levantándose de la cama.

Y, sin decir nada más, se puso de pie yendo hasta la habitación dónde él se hospedaba pero, no estaba ahí, lo buscó en el comedor, en la sala y... no, no estaba así que, no tuvo de otra que preguntarle a alguna de aquellas chicas  hasta que por fin una logró responder.

— Muchas gracias, linda, te daré un chocolate después —sonrió para luego alejarse y así subir por todo aquel palacio.

Estaba muy grande y eso de andar subiendo escaleras no era lo suyo. Ya tenía 48 años y, su espalda ya no daba más, mucho menos sus rodillas.

— Este niño, ¿qué hará hasta aquí? —de quejó recargándose por unos segundos en el barandal.

Después de unos segundos, volvió a caminar hasta que por fin pudo escuchar la voz de alguien en uno de los balcones. Pensando que se trataba de él, se acercó y sí, pero... no estaba sólo.

Se quedó unos momentos pensando si era bueno interrumpirlos pero, su curiosidad ganó y la señora chismosa se hizo presente. Fue ahí cuando notó que su hijo estaba llorando y que el Rey lo consolaba, algo bastante tierno pues, era lindo ver que había logrado tener un amigo así, uno que no fuera Jimin, eso era bueno pues, Jungkook nunca fue tan social.

Se acercó un poco más y, estando detrás de aquella puerta, se asomó un poco hasta que... su sonrisa desapareció. Una expresión de confusión y sorpresa se formó en su rostro y, sin saber cómo reaccionar sólo se dio la vuelta para luego... volver a bajar por aquellas escaleras.

Su hijo... había besado a Kim, su hijo... era homosexual.

•    •    •

Yoongi mantenía la mirada en el camino. Su mano apretaba el acelerador y, sin importar nada más que llegar, fue cada vez más rápido siguiendo las indicaciones de Hoseok pero, era muy gracioso escucharlo casi gritar debido al miedo.

A los pocos minutos, finalmente vieron aquel auto rojo así que, decidió volver a acelerar para poder ir a su lado y así verificar que se trataba de él.

Su corazón latía tan rápido y, de alguna forma se sentía tan nervioso.

— ¡Jimin-shi! ¡Diles que se deten- ¡AH! —Gritó Hoseok cerrando sus ojos al sentir que la muerte estaba pisándole los pies.

El susodicho, aún no escuchaba gracias al evidente ruido del exterior. Su mirada permanecía en el frente mientras trataba de dormir un poco pues, era muy triste ver que estaba dejando atrás aquella ciudad.

— ¡CHINGADA MADRE, JIMIIIN! —alzó la voz Hoseok al borde de las lágrimas.

— ¡Voy a acercarme más, tócale la ventana o hazle señas al padre! —alzó la voz Yoongi.

— ¡NO! ¡NO ME VOY A SOLTAR! —Gritó apretando su agarre en la ropa adversa.

Yoongi sin prestarle atención, volvió a acelerar hasta que por fin pudo ver un semaforo calles más adelante por lo que pensó que ahí sería un buen momento para hablarle pues, Hoseok parecía estar a punto de tener un paro cardíaco. 

SEÑALES | TAEKOOKWhere stories live. Discover now