six.

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30 de abril 2005.

Song permanecío sentada en silencio junto a la tumba de JeonGin. Observó la bonita foto que había escogido dónde todos los presentes la verían y lo recordarían con su hermosa sonrisa.

SeungMin entró a la sala con su traje negro, se puso sobre sus rodillas y se inclinó sollozando fuertemente.

— JeonGin.. — murmuró. — ¿Porque te fuiste? ¿Porque te fuiste?

Song recordaba perfectamente bien a ese chico, si mal no recordaba, su hijo estaba enamorado de él desde que tenía memoria; recordaba todos los días en los que su hijo hablaba bellezas de ese chico del cual estaba enamorado.

Song debería agradecerle por haber sido la felicidad de JeonGin.

SeungMin permanecío tanto tiempo llorando en el suelo y Song por supuesto no le negó el dolor que emanaba hacía su hijo, ella permitió que SeungMin llorará y gritara todo lo que quería. Shin estaba en la entrada observando cómo el chiquillo lloraba desconsolado y al mismo tiempo observaba a Song que no se inmutaba en absolutamente nada.

— Debes irte para que demás gente pueda entrar — se dirigió Shin a SeungMin.

— No. — negó. — No me saquen de aquí.

— Ya vete. — dijo firme. — Tú arruinaste la vida de mi hijo y la razón por la que está muerto es por tu culpa.

SeungMin negó una y otra vez que por su culpa JeonGin estaba muerto.

— No..

Shin se acercó lo suficiente para que sea el único que lo escuchará.

— Ya vete si no quieres más problemas.

SeungMin era un chico de 17 años que solo estaba pasando el luto porque la persona que amaba murió. No pensó ni siquiera en las palabras que le dijo Shin ese día.

Solo lloraba la perdida permanente de JeonGin.

Félix caminaba de regreso a casa con sus audífonos puestos

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Félix caminaba de regreso a casa con sus audífonos puestos. De reojo observaba un auto unos metros atrás que permanencia pegado a la acera y su movimiento era a la par de su caminata.

— Ay diosito. — susurro para si mismo.

Sacó su teléfono para cambiar la canción y a su vez comenzó a bajar el volúmen del mismo pues inmediatamente se alertó del auto que desde que había salido de la escuela lo estaba siguiendo. Félix jamás había experimentado el temor, es decir, lo había hecho pero jamás el temor de que alguien probablemente lo estuviera siguiendo.

— Ya mero voy a llegar — comenzó hablar mientras comenzaba acelerar el paso.

El auto comenzó acelerar igualmente al notar que Félix lo hacía y el menor sentía que si corazón no podía palpitar más rápido y las enormes ganas de vomitar lo comían. Cuando esté dio la vuelta a una calle para llegar a su casa, observó a sus espaldas y vio como un hombre entraba a la misma calle y al querer correr choco con otra persona que lo tomó de los hombros.

2 O O 5 ;HYUNINWhere stories live. Discover now