Capítulo 3 - Los dos hermanos.

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Jade respiró hondo y contestó la videollamada.

— Hola mamá. Dijo con una sonrisa forzada.
— Hola cariño, ¿Esa es tu habitación?. Decía su madre mientras trataba de ver la habitación con más atención.
— ¡Sí!, La comparto con una chica, ahora está en el baño.
— ¿Qué tal son las instalaciones?¿Y las personas?¿Cómo es el ambiente y los maestros?¿Te sientes cómoda?.
— Mamá son demasiadas preguntas.
— Lo siento, lo siento, es solo que nunca te habías ido de casa por tanto tiempo.
— Solo han sido un par de horas.
— Tal vez para ti fueron un par de horas.
— Mamá estaré bien, no te preocupes.
— Si en cualquier momento quieres regresar solo llámame e iré por ti, sabes que-.
— Mamá estaré bien, tengo que colgar, debo... Ir a comer.
— De acuerdo cariño, te amo.
— Te amo mamá.

Jade soltó un gran suspiro y se sentó en la cama de Mía.

"Todo estará bien, todo estará bien". Se repetía una y otra vez en su mente.

La de cabello corto se levantó y armó su cama. Para su sorpresa era muy cómoda al igual que sus sábanas.

La puerta se abrió y Mía apareció con una bandeja llena de extraños bocadillos.

— Lo siento, no se que comen los humanos así que traje un poco de todo. Dijo para darle la bandeja con los bocadillos.

Jade tomó el plato y examinó con detenimiento cada sección. Había algo similar al puré de papa pero con un color morado, unas pequeñas tiras de lo que parecían verduras y algo similar al algodón de azúcar.

— Vamos, pruébalo. Alentó Mía.

La humana tomó una de las barritas verdes y mordió un trozo. Su sabor era similar a cualquier fruta sin madurar pero a medida que más lo masticaba comenzaba a picar, al punto de que Jade lo tuvo que escupir.

— Agua. Alcanzó a vocalizar.

Mía reviso sus bolsillos y sacó una botella de agua.

Jade la tomó rápidamente y se acabó más de la mitad del contenido.

— ¿Cómo puedes comer esto?. Dijo la de cabello corto después de retomar el aliento.
— Debes sumergirlo en la salsa de murk para neutralizar el ardor.
— Y me lo dices ahora.
— Perdón, quería ver si los humanos aguantaban el ardor.
— ¿En qué lo sumerjo?.
— En la salsa de murk.
— ¿Qué?.
— En lo morado.

Jade respiró hondo y tomó otra barrita, esta vez de un color naranja y antes de comerla la sumergió en aquella extraña mezcla.

— ¿Y bien?. Le preguntó Mía ya que no obtenía respuesta.
— Está muy rica. Dijo finalmente Jade. — ¿Y esa nube que es?.
— Nebh.
— ¿También tienes que ponerlo en la salsa murg, morg, murch?.
— Murk y no, debes arrancar un trozo pequeño y comerlo.

Jade tomó la pequeña nube en sus manos y arrancó un pequeño trozo.
— ¿Así está bien?.
— Sí, ahora ponlo en tu boca.

El sabor era similar a un pan muy dulce y a medida que lo masticaba su tamaño iba aumentando hasta detenerse.

— Cuando lo comas debes hacerlo en pequeños trozos ya que aumenta su tamaño y puedes atragantarte con el.
— Fi. Respondió Jade aún comiendo.

En tan solo un par de minutos la bandeja que había traído Mía ya estaba vacía.

— Wow, eso fue... Extraño... Pero muy delicioso. Dijo Jade para sentarse en su cama.

Mía solo río

— Ahora necesitamos cerrar el trato, dame tu mano. Dijo la de cabello castaño.

Jade le extendió su mano sin dudarlo.

Manual de una hechicera Where stories live. Discover now