Kai pensó en despertarlo. Necesitaba ayuda, por lo menos apoyo. Pero... ¿qué podían hacer? Era imposible salir ahora. Además, Lloyd ya había luchado demasiado. A Kai le preocupaba que el líquido verde fuera su energía desvaneciéndose, que significara que había llegado al límite. Si era así él podría...
No.
No era el momento para pensar eso.
Kai se debatía si debía dejarlo dormir para que descansara el tiempo que pudiera. Ciertamente, si lo despertaba sólo sería para verlo morir.
Si Lloyd moría allí, su vida acabaría siendo increíblemente triste. Kai se permitió llorar. Al fin y al cabo, era entendible. Y estaba solo.
—Lo siento —murmuró—. No pude... no pude protegerte.
La energía líquida en las manos de Lloyd seguía cayendo al suelo. Se seguía derramando. Su fuerza vital se desvanecía, y lo peor era que Kai lo podía sentir.
Kai lo rodeó con sus brazos y le brindó lo que probablemente sería el último abrazo de ambos. Kai temió que fuera el primero que le habían dado.
—Te vengaré. Lo prometo —dijo Kai con amargura.
Cerró los ojos y se relajó, por primera vez desde que Lloyd había llegado a su vida. Parecía que hubiese sido hace una eternidad.
—Zane dice... que la venganza no... no es buena.
Kai creyó que lo había imaginado, pero Lloyd movió su mano y agarró la de Kai débilmente. A comparación de la suya, la del niño era bastante pequeña. Kai abrió los ojos al sentir aquel gesto y observó a Lloyd. Una gran sonrisa se dibujó en el rostro de Kai.
—¡Lloyd! ¡Estás... estás vivo...!
—Y tú estás llorando —dijo con voz débil—. Qué cursi eres.
Kai se secó las lágrimas del rostro con vergüenza, aún sonriendo.
—No le digas a nadie o te juro que...
—Mucho por hoy —Lloyd bostezó—. He tenido suficiente por este año.
—Por esta vida, me parece —dijo Kai con tristeza.
Lloyd hizo el intento de bajar de las piernas de Kai y éste le ayudó. Ambos quedaron recargados en la piedra volcánica, en medio de las distintas oleadas de calor que se sentían.
—Lloyd, yo... —empezó a decir Kai—. Lo lamento. Lamento no haber estado contigo. Lamento no... haber hecho más. De haber sabido lo importante que era para ti quedarte con nosotros, yo... —suspiró—. Lo siento mucho. No tenía idea de con quién tratábamos en tu internado.
Lloyd se quedó en silencio. Se había puesto a jugar con el líquido verde, moviendo los dedos y dibujando en el suelo, sin levantar el cuerpo del apoyo entre Kai y el muro.
—Traté de advertirte —habló.
—Lo sé. Lo sé y yo... me arrepiento de no haberte creído.
Lloyd levantó la vista y penetró a los ojos de Kai con los suyos color esmeralda. Parecía sorprendido.
—Lo dices de verdad —dijo—. No estás mintiendo.
—Claro que no. ¿Te habría mentido si hubiera pasado por tanto para buscarte? No ha sido cosa fácil cuidarte, niño.
Lloyd sonrió débilmente.
—Lo sé. Lo sé y... no lo siento.
Kai sonrió también.
—No te burles.
Lloyd dirigió su vista hacia el abdomen de Kai y su sonrisa se esfumó.
—¿Te duele?
—No. No, no me...
—La verdad.
—Sí, no sabes cuánto.
Lloyd dirigió su mano hacia su herida y absorbió el líquido con ella. El dolor se desvaneció al instante.
—Guao... —dijo Kai—. Eso ha sido... increíble.
El niño miró su mano con desconcierto.
—Hace exactamente lo que pienso —murmuró—. Pero... ¿qué es?
—No tengo idea. Supongo que el maestro Wu sabrá qué es. Suponiendo que podamos salir de aquí, tal vez algún día lo descubriremos.
Ambos suspiraron al mismo tiempo. La coincidencia hizo sonreír a Kai.
—¿Sabes? —dijo—, jamás creí que moriría así.
—De seguro pensaste lo mismo en la montaña rusa. Pero lograste sacarnos de ahí.
—Pero ahora no sé qué hacer.
Lloyd siguió jugando con el líquido verde. Seguramente no quería que desapareciera, porque seguía llenando sus manos. La diferencia era que ya no se derramaba.
—Entre tantas cosas que Hocksman dijo —habló Lloyd con pesar—, alguna que otra creo que era cierta.
—¿Como cuál?
—Dijo que yo... que conocería un poder que no sería capaz de controlar.
—Pero lo estás haciendo. Lo estás controlando.
—No creo que hablaste de este. Este es fácil, incluso más que los demás que usé antes.
—Te vi usando el fuego. ¿Cómo lo hiciste?
El dolor de Lloyd se reflejó en su rostro.
—No lo sé. Hocksman me colocó en varios escenarios. Debía hacerlo para sobrevivir, supongo. Y yo... lo hice como pude.
Kai lo observó con pesar.
—No lo usarás de esa manera de nuevo. Te lo puedo asegurar.
—Ya. Muchas promesas por hoy.
Kai frunció el ceño.
—¿Por qué no me crees?
—Es algo difícil —contestó con simpleza.
—¿Por qué?
Kai se reprendió al decirlo. Era claro. Toda su vida lo habían traicionado. Todos. Incluso su padre, incluso Kai le había fallado.
Lloyd no respondió.
—Pregunta estúpida —dijo Kai—. Lo siento. Puedes confiar en mí, no importa la circunstancia. Aunque no me creas... te prometo que estaré siempre para ti, ¿okey, enano?
Lloyd apartó la vista. Kai alcanzó a ver las lágrimas que salían de sus ojos. Con la última mención, sonrió.
—No me llames así —dijo.
—¿O qué?
—O usaré esto —bromeó Lloyd, enseñando sus manos. Lo miró a los ojos. Aquella mirada perversa y juguetona había vuelto a su rostro. A Kai le alegró verlo de nuevo, así como era antes de conocerlo. Pero, claramente, se le notaba algo... diferente.
Kai se concentró en las manos de Lloyd. Aquel líquido espeso verde... se le hacía conocido. Era importante, pero aún no identificaba qué.
Entonces una idea se le vino a la mente.
No...
No podía ser.
¿Un niño que jamás había sido ninja...?
¿Aquello era posible?
—¿Kai? —dijo Lloyd—. ¿Qué sucede?
Kai lo miró y entonces sus sospechas se convirtieron en hechos. No le cabía duda. Él era. Él era...
Lloyd era el elegido.
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💚 ° 𝙻𝚕𝚘𝚢𝚍 𝙶𝚊𝚛𝚖𝚊𝚍𝚘𝚗. . .
Fanfiction𝘔𝘢𝘳𝘨𝘪𝘯𝘢𝘥𝘰 𝘥𝘦 𝘵𝘰𝘥𝘰 𝘭𝘶𝘨𝘢𝘳 𝘢𝘭 𝘲𝘶𝘦 𝘪𝘣𝘢, 𝘓𝘭𝘰𝘺𝘥 𝘴𝘦 𝘤𝘳𝘦𝘪́𝘢 𝘶𝘯𝘢 𝘱𝘦𝘳𝘴𝘰𝘯𝘢 𝘵𝘰𝘵𝘢𝘭𝘮𝘦𝘯𝘵𝘦 𝘴𝘰𝘭𝘢 𝘩𝘢𝘴𝘵𝘢 𝘲𝘶𝘦 𝘤𝘰𝘯𝘰𝘤𝘦 𝘰𝘵𝘳𝘢 𝘤𝘢𝘳𝘢 𝘥𝘦 𝘴𝘶𝘴 𝘢𝘯𝘵𝘦𝘴 𝘱𝘦𝘰𝘳𝘦𝘴 𝘦𝘯𝘦𝘮𝘪𝘨𝘰𝘴; 𝘦...
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