Mi pequeño Alfa

16. Vergüenza

El año pasó pronto para todos.

Hace poco Gun y Tay cumplieron quince años y Off once. Recuerdan haber visto a Dara y Lawan lloriquear un poco porque: "Sus bebés ya están grandes".

Y quizás el único hecho memorable es que Tay había intentado marcar a Gun —y no precisamente marcar de llamar por teléfono—. Bueno, no había sido del todo culpa del joven alfa, al contrario, había sido más culpa del distraído omega y, quizás, del destino.

—¿Tay? ¿Aló? Oye, sólo bromeaba, sabes que quedó en el pasado —dice Gun al ver a su amigo mirando por la ventana de la cafetería en la que están. Ha hecho una broma respecto al momento cuando casi lo marca y desde entonces el otro se puso en modo tímido. Suspira al ver que no se atreve a verlo y cuando está a punto de quejarse en voz alta dos personas ingresan al local—. ¡P'Luke, P'Joss, por aquí!

Tay mira a sus nuevos amigos acercarse hacia ellos con sonrisas en sus rostros. El chico omega de diecisiete años, sumamente guapo y alto, se sienta junto a Tay y el alfa de dieciséis años de piel bronceada se sienta junto a Gun. En estos momentos, Tay se da cuenta que si se puede sentir aún más vergüenza a pesar de ya haberse visto varias veces.

—Gun~ ¿Cómo es posible que seas tan tierno? —chilla Luke por lo adorable que se veía su nong agitando su brazo.

—¿Admites que es más lindo que tú? —insinúa Joss mirándolo divertido.

—Dije tierno, no lindo. En todo caso la competencia con Gun está difícil —confiesa como si de verdad fuera una batalla.

—¿Qué opinas tú, Tay? —pregunta Joss buscando molestar un poco al menor para sacarlo de su burbuja, y lo logra cuando le mira con los ojos lo más pequeños que puede. Y es que bueno, ese par son los únicos que saben sobre su amor unilateral por su mejor amigo.

Los cuatro se habían conocido hace unos meses cuando Tay apenas cumplía quince y Gun mantenía sus catorce. Tay y Gun habían salido de la escuela a unos locales de comida, pero al final decidieron pasear por afuera. Al ser día lunes la mayoría de las personas se encontraban en sus trabajos o lugares de estudios por lo cual las calles no estaban muy transitadas. El clima estaba frío puesto que el invierno se acercaba a pasos feroces así que ambos llevaban capas y capas de ropa.

Por eso para Gun fue normal el sentir algo de calor, quizás era porque su rol de hijo único salió a la luz al llevar aquella bufanda hasta casi el suelo. Y por esta misma, el olor no se esparcía mucho más de un metro. Pero bueno, su lobo no se podía ocultar a pesar de que ambos habían acordado aguantar hasta que su Offy se presentara. Los instintos animales eran más fuertes, así que quitó su bufanda.

Tay no era tonto, había sentido el aroma de Gun algo intensificado. Él no tenía idea de cómo funcionaban bien los aromas, así que había estado ilusionado pensando en que era porque quizás el omega por fin pensaba en él como algo más y quería seducirlo. Sin embargo cuando el aroma se volvió totalmente embriagador y notó algo extraño, su alfa ya le había quitado del control. Se acercó a Gun en plena calle poniendo su rostro a la altura de su cuello, sosteniendo sus caderas con ambas manos. Inconscientemente comenzaba a soltar más feromonas, marcando territorio.

Gun tenía sus ojitos miel dilatados y, a pesar de estar sorprendido por el comportamiento de su mejor amigo, su omega deseaba tanto un alfa para satisfacer sus caprichos. Es decir, tenía a su Off, pero no le podía ni besar. Eso fastidiaba al lobo. Aunque la parte humana había prometido que sólo esperarían un poquito más.

Los dientes de Tay comenzaron a rozar la piel del menor hasta que sintió un empujón. Un gruñido salió de lo más profundo de su garganta al ver a otro alfa cubrir el cuerpo de Gun, quien comenzó a temblar y a reaccionar. Estaba entrando en celo en plena calle.

—¡Aléjate de él! —Exclamó Tay, tratando de usar su voz de alfa en vano pues jamás lo había intentado y no sabe manejarla.

—¡Quieto! —exclamó el alfa aparentemente mayor utilizando su voz haciendo que el otro baje la cabeza con impotencia. Volteó hacia el pequeño omega tomándolo de la mano—. No te haré daño, sígueme.

Evidentemente ambos menores se negaron hasta que con mucho esfuerzo —y órdenes de alfa de por medio— el desconocido logró llevarlos a un restaurante donde le pidió a un omega un poco más mayor que él llevara al chico en celo al baño donde pudo tomar sus supresores y llamar a su madre.

Tay había estado con la mirada baja y ni siquiera se había despedido de Gun cuando este se fue. Fue un idiota que no sabe controlar a su lobo.

—Me llamo Joss Way-ar —dijo el alfa mayor luego de recibir miles de gracias por el avergonzado alfa joven—. Y el chico que ayudó a tu novio en el baño es Luke. En serio, no fue nada.

—No somos novios, somos mejores amigos —admitió con sus mejillas rojas aunque halagado.

—Bueno, por como actuaste creo que necesitas nuevos amigos. Unos a los que no quieras marcar —bromeó el mayor para sacarle una sonrisa a la bola de nervios frente a él.

Desde entonces Luke y Joss son el cupido del pequeño alfa. Opinan que se verían tan lindos con el omega de cabello castaño. Pero este es un despistado, y no se da cuenta de las otras intenciones que tiene su amigo.

—Voy a hacer los pedidos —informa Gun levantándose de su asiento para ir al mostrador.

Una vez está lo suficientemente lejos, el mayor lo mira con desaprobación.

—¡Hasta cuando vas a andar cohibido! ¡Róbale ya un beso!

—Él ya fue mi primer beso... —susurra Tay.

—¡¿Y cómo es que aún no estamos planeando la boda?! —pregunta Luke algo alterado.

«Porque el que está planeando la boda con él es mi hermano menor» piensa más no se atreve a decir en voz alta. No quiere pasar esa humillación.

Joss frunce el ceño

—¿Si ya han sido el primer beso del otro porque han tardado tanto entonces? Debió pasar una eternidad. Sin embargo no lo cuestiona. Le da tristeza ver al chico tan triste con ojos de cachorrito.

—Éramos más chicos, no tuvo importancia —admite encogiéndose de hombros.

—Debes confesarte pronto, Tay. Nosotros te ayudaremos.

𝕰𝖛𝖎𝖎 𝕭𝖑𝖚𝖊 ʚĭɞ