5 ₊₁₈

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Tal vez la caipiriña junto al mar también hubiera sido efectiva, pero no hubiera sido tan...Dinámica.

La oficina comenzaba a aumentar el calor, los torpes besos del rubio delataban que la situación lo ponía más ansioso que antes, pensó que tenía más tiempo para idear un plan en caso de que el mayor se pusiera encima de él, sin embargo no fue así, su mente estaba en pánico y comenzaba a perderse en el pavor de donde acabaría todo aquel besuqueo sobre el sofá del jefe.

Se apoyaba en sus codos sobre aquel sucio cojín mientras el mayor de la situación tomaba su rostro con ambas manos y se encontraba dominado la situación, como siempre pero en contexto diferente

Un mordiscón en su labio inferior lo hizo despertar de su trance para voltear hacía el pelinegro que comenzaba a besar su cuello

Sus manos parecían tener la libertad de tocar sus muslos hasta su cintura y apretarla con fuerza mientras hundía su cabeza más sobre el cuello del rubio. Bruscamente pasaron por abajo de su suéter de tela fina haciendo que el contrario se erizara un poco, aquel toqueteó era brusco y se sentía la sed de lujuria cada vez que juntaba más sus cuerpos, estaba claro que no era momento de pensar si no de actuar y justo en ese momento era lo último que el menor estaba haciendo

-Conway...

-Joder ¿qué tú nunca te callas?

Que horror pensó

Ambos lo pensaron

Por la parte del pelinegro estaba cansado de escucharlo en la radio, en persona, en llamada, audios de voz e incluso al parecer también en sus sueños
Habia llegado a la conclusión que si se lo folla ahí mismo tal vez no volvería a soñar ese tipo de cosas

El contrario le parecía que su actitud hostil era graciosa siempre y cuando no iba dirigida a él y daba la casualidad que casi siempre iba para ÉL

Sin esperar una respuesta por parte de Gustabo levantó su suéter dejándolo ver su torso 

-Pajero - Exclamó y término quitando su suéter por completo y tirándolo por algún lugar al azar de la oficina

-Gustabin, Gustabin, Gustabin...-Comenzó a desabrochar los botones de su camiseta blanca ahora ya arrugada

Inconscientemente, o no, el contrario dirigió lentamente su mano a uno de los pectorales del mayor, estaban trabajados, todo su abdomen lo estaba, observo de cerca aquella cicatrices que había mirado meses atrás de lejos, le causaba curiosidad pero sabía que si intentaba tocarlo al menos un poco le gruñiría

-No toques, joder, solo yo- Ambas manos tomaron al rubio por la cintura y lentamente subieron hacia sus pezones para comenzar a jugar con ellos, su blanca piel le gustaba demasiado, su cintura estaba enrojecida por la brusquedad de algunos minutos atrás

-¿Qué tiene planeado hacerme?- Balbuceo el menor mientras cubría su boca levemente con su mano pues le jodia un poco aceptar que aquellas caricias lo ponían duro

-Dijiste que no estabas de acuerdo con lo que te doy- Sonrió vacilón mientras comenzaba a desabrochar su cinturón de marca y lo tiraba junto al sofá- Igual si te doy de otra manera dejes de hacer tanto el payaso

-Hablaba de dinero- balbuceó enrojecido

-¿Entonces prefieres ser la zorrita?¿Quieres qué te pagué por tus servicios?- Se acercó a su rostro con una mirada retadora

Ambos miembros ya estaban duros pero eran tan tercos que incluso pelearían por quien se corre primero

La grande mano de Conway se dirigió al pantalón de Gustabo, su tibia mano entró al bóxer comprobando que aquel amiguito también quería afecto

-Mierda..-Susurró al sentir como comenzaba lentamente a pasar las yemas de sus dedos por el falo eréctil y simulaba una embestida

Se sentía caliente, todo de aquellos dos, toda la habitación, era caliente

El celular sonó

Tal vez unos minutos atrás para el rubio hubiera sido un deleite, pero no en ese momento, con las manos de su jefe en su bóxer experimentado aquella sensación nueva y obsesiva

-Conesta- Retó mientras con su mano desocupada se dirigía a su propio pantalón de vestir negro

Volteó al teléfono con todo el humor de aceptar la llamada hasta que vio que era de Horacio y recordó que lo estaría esperando en el auto o algo así

-No seas-...Mierda..Si..- Trago saliva cuando su vista volvió al pelinegro y este juntaba ambos penes con todas las intenciones de masturbarlos

-Dos en uno- Reía juguetón y sarcástico que no sabia si reír con el o cagarse en sus muertos-Contesta ya el puto teléfono me desconcentra 

Idiota

-Yup ¿Qué pasa, Horacio?

-Tio ¿dónde estás? Ya voy para el estacionamiento ¿estás ahí?

-Ehm, yo, me fui

-¿Qué? ¿A dónde?¿No tienes las llaves tú?

-Uhm... no...-Contemplaba la saliva de su jefe en ambos falos mientras comenzaba a hacer movimientos de arriba a hacia abajo lentos pero torturadores en aquella situación- La tienda, tío perdón tardaste tanto que pensé que ya estabas manoseándote con Volkov en los vestidores o algo así- Su jefe lo miro con desaprobación ante tal comentario

-TIO NO JODAS, deje las putas llaves en la oficina del vejestorio, ahora te llamo y quedamos en un lugar- Colgó de inmediato

Se levantó de un golpe y comenzó a buscar su suéter mientras pensaba en cómo escaparse y le explicaba al contrario

-¿Qué tiene? Igual se une

A Gustabo no le pareció gracioso.

Conway suspiro fuerte y tomó su camiseta blanca que se encontraba tirada en el suelo para proceder a tomar del brazo a Gustabo y meterse con el al baño

-Ahora solo guarda silencio- le dijo con un tono de obviedad mientras lo sentaba en el escusado

Ambos pantalones seguían albutados, tal vez el de menor no tanto pues con el susto que se dio con Horacio se le bajó hasta la presión sin, embargo con el pelinegro no era el mismo efecto

-Y bueno mientras esperamos a que venga el crestitas

Tenía a centímetros de su cara el pantalón de su jefe desabrochado y algo arrugado con un miembro duro abajo de estos

-Serias un buen policía- susurró con sus obvias intenciones que hizo que Gustabo bajara aquel pantalón negro a su medida hasta sus tobillos y sin pensarlo demasiado metió aquel pene a su boca -Auch, los dientes - Peinó hacia atrás el rubio cabello del contrario y observó que aquella piel blanca y limpia estaba tornándose carmesí y sudorosa, sus ojos se volvían cristalinos y en sus mejillas se notaba el bulto de aquel miembro que chupaba

Horacio abrió la puerta de la oficina pues después de tocar dos veces nadie le respondió, miro las llaves sobre el escritorio y estaba dispuesto a tomarla e irse rápido pero había algo en ese lugar que le parecía extraño, tal vez la corbata y cinturón tirados cerca del sofá o el sonido de una arcada que provenía del baño, solo tal vez

-¿Súper? ¿Se encuentra bien? -Por la mente de aquel chico alto lo único que pasaba es que su jefe se encontraba enfermo y tenía la intención de ayudar

-Qué te importa, gilipollas

-Joder, todavía que me preocupo por usted- Salió dando un portazo fuerte y el silencio de la oficina les comprobó a ambos sujetos que volvían a estar solos

-Te dije que guardarás silencio- Tomo del mentón al ojiazul- Escúpelo

Para bien o para mal no era la primera vez que se encontraba mirando sus ojos castaños con confusión y en su boca blanco y espeso esperma con la duda de si tragarlo o no, la mano que sostenía el mentón hizo leve presión para que abriera sus labios color cereza y escupir aquel líquido, pero como era de esperarse y solo para llevarle la contraria a aquel sujeto se lo tragó

-Buagh, anormal - Soltó su mentón

-Hombre te corriste en mi garganta "ti diji qui guardiris silenci" si tío, que si

Ninfomanía //Intenabo Au[actu lentas]Where stories live. Discover now