Quédate

Capítulo 6

Sailor Star Fighter corría a toda velocidad, los tacones de sus botas altas y sus jadeos hacían eco por los pasillos del palacio. El recorrido se le había hecho eterno para cuando llegó a la habitación a dónde había sido llamada y sin pensar en mucho más entró como un huracán, la puerta sacudiéndose violentamente, sin embargo, nadie siquiera volteó a ver el revuelo que había causado.

Healer estaba de espaldas a ella, hincada en el suelo y cabizbaja. Maker se encontraba hablando en voz baja con otras personas que se encontraban presentes en la habitación que era el estudio de la princesa Kakyuu.

―¿Qué sucede?

―Fighter... ―finalmente Maker se dirigió a ella, sus ojos dubitativos intentando encontrar las palabras correctas.

―Su semilla estelar se apagó ―Healer murmuró desde su posición en el suelo. ―Cuándo la encontré ya no respondía.

Fighter aún no estaba entendiendo nada de lo que le estaban diciendo. Cerró la puerta tras de ella y se acercó, con las piernas temblorosas, hacia donde Healer estaba. Maker de igual manera se acercó a sus hermanas. Antes de que Fighter se agachara para estar al nivel de su hermana, Maker le colocó una mano sobre el hombro.

―Está muy impresionada.

―Maker... ¿Qué me están queriendo decir?

―La princesa ha muerto ―otro de los presentes entonces dijo en voz alta para que en aquella habitación ya no quedaran más dudas.

Fighter entonces se tuvo que sostener de los hombros de Maker, sintiendo el suelo derrumbarse bajo sus pies. No tenía sentido nada de lo que le estaban diciendo, pensó, si él apenas un día antes le había visto, cansada sí, pero igual estaban todos.

Quería decir algo, preguntar algo, pero las palabras se le quedaban atoradas en la garganta. Volvió a ver hacia la cabeza plateada de Healer que no se había movido ni un milímetro y entonces se dejó caer igualmente, el llanto pronto abriéndose paso, partiéndole en dos el pecho.

Healer lo único que pudo hacer entonces fue tomarle la mano a su hermana, fuerte, y pronto ambas sintieron los brazos protectores de Maker que había decidido también dejarse vencer por el dolor. Los sollozos de las tres era lo único que podía escucharse, ya no solo en aquella habitación, sino en todo el palacio.

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Usagi estaba frente a su espejo de cuerpo completo, mirando su atuendo que había sido cuidadosamente seleccionado para aquella ocasión. Era un día especial: hoy, después de muchos meses, podría ver a sus amigas y todas irían a la fiesta privada de lanzamiento que la disquera de Seiya había organizado pues a media noche anunciarian finalmente el regreso del idol por todo lo alto. Usagi estaba realmente entusiasmada, no solo porque sería una noche para celebrar a su mejor amigo, sino porque apreciaba con su alma cuando podía verse con el resto de las chicas, lo cuál ya no sucedía con la frecuencia de los días de preparatoria.

Su celular le avisó que Mamoru se encontraba abajo ya esperándola para salir y entonces nuevamente se miró al espejo y le sonrió a su reflejo, decidida a que en aquel momento empezaría una de las mejores noches en años.

―¡Diviértanse! ―Mamá Ikuko se despidió de ambos desde el portal de la casa Tsukino.

Mientras tanto, Seiya se encontraba igualmente arreglando los últimos detalles antes de salir de su habitación del hotel. Estaba nervioso y eso lo hizo reír un poco: vamos, has pasado por cosas mucho más difíciles, se dijo a sí mismo como parte de su momento motivacional frente al espejo.