❀ 𝟷𝟺.-𝙵𝚕𝚘𝚛𝚊.

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NOTA DE LA ESCRITORA: este capítulo contiene escenas de acoso callejero. Si no te sientes comodx leyendo esto, puedes evitar la parte que pondré entre estos emojis. "⚠️"

La puerta se abre y oigo dos risas femeninas. Mi cuerpo se tensa y sé a la perfección que son mamá y Lisa. La cara de mi hermana es un puto cuadro cuando me ve jugando con Paula. Ya no hay risas, ya no hay diversión.

—Mamá, me has dicho que Belinda...—mi madre asiente y sigue su camino hacia darme un beso en la frente.

—Sé lo que he dicho. A la perfección.—Deja las bolsas de la compra en la mesa del salón y se apoya en esta con las palmas de las manos.—Pero no ibas a malgastar dinero cuando tu hermana está dispuesta desde el primer día de su vida en ayudarte.

—No necesito tu falsa caridad. Paula, vamos.—me mantengo en silencio, no sé muy bien qué decir. Ya no es cuestión de caridad, es que yo no sabía que hoy vería a mi hermana.

—No es falsa caridad, Elizabeth, deja de ser así con tu hermana, deja de pagar tu maldita frustración con ella.

—¡Mamá, deja de defenderla!

—¡No la defiendo, Lisa! ¡Soy justa! ¿Cuántas veces la vas a despreciar?

—¡No la desprecio!

—No me trates de tonta, Elizabeth, soy tu madre y sé perfectamente cuando desprecias a alguien. Desgraciadamente, no puedo controlar cuando sucede esto fuera de mi casa, pero bajo mi techo no te pienso consentir ni un maldito descaro más: o aceptas o te vas y no vuelves a pisar este suelo hasta que no entiendas que ni tu padre ni yo, te hemos educado así. Y ahora, si quieres enfadarte, hazlo.

Agacho la cabeza y me aguanto las lágrimas.

—Y tú qué... ¿No piensas decir nada? ¿Va a ser mamá la que te saque las castañas del fuego?

—Elizabeth, no tengo nada nada que decirte, déjame en paz.—trago saliva intentando omitir el nudo de la garganta.

—Cómo no, una vez más, Flora Stephanie Benett es la niña mal criada de esta familia. Enhorabuena, cariño, te vamos a dar el premio a la más solidaria.—coge a Paula y todo se queda en silencio. A los segundos desaparece con un portazo y miro a mi madre.

—Lo mejor es irme, mamá.—respiro pesadamente.

—Hija...

—No, mamá, tengo que hacer cosas. No quiero...—me señalo la sien—...estar pensando en la misma mierda de siempre. Lo siento, necesito irme.—asiente triste y besa mi frente.

—Me enorgullece lo mucho que quieres a tu familia, pero no seas tan permisiva, dinos que no, sabes que papá y mamá no se enfadarían nunca contigo, cariño mío.

(...)

Una semana de desconexión, pausa entre el dolor que me produce la situación con mi hermana, entre el remolino de sentimientos que tengo por Daniel.

¿A dónde me lleva lo último? Ojalá al mejor lugar, en el que un día podamos llegar a casa juntos, nos demos un beso, un baño y luego con una copa de vino me siga contando sus batallas como piloto a cambio de contarle todas las batallas mías como actriz que me pida. Dormir en sus brazos y amanecer entre sus labios con un dulce buenos días.

Siento mucho por él y me da miedo que un día igual que vino, se vaya, pero sé que él no es así. Jamás.

Camino de noche volviendo de la escuela de danza, necesitaba eso, un poco de música y fluir con el cuerpo para despejar mi mente. Y así es, he fluido.

don't be so hard on yourself-daniel ricciardo.Όπου ζουν οι ιστορίες. Ανακάλυψε τώρα