Lo que es tuyo, es mío [CorvoXGarrett] [Dishonored/Thief]

XVIII. A PRUEBA

RECORDATORIO

Esta historia tiene dos autoras: @punk_bandit (Corvo) y yo (Garrett).

Ya sé que es fácil olvidarlo porque Wattpad sólo nos permite publicar con una cuenta, pero para que lo tengáis en cuenta en vuestros comentarios en el futuro. ¡Muchas gracias! ^w^

La mañana siguiente los anuncios recordatorios del pregonero volvieron a ser recibidos con quejas y alboroto. Algo que ya acostumbraba a ser como un despertador para ellos aunque, aquella vez, a Corvo le pilló despierto.

Estaba revisando todos los mapas de la ciudad, aunque por desgracia ninguno incluía los alcantarillados. Había tenido que fiarse de la memoria de Garrett, que conocía algunas partes del recorrido y dibujarlos por encima con tinta roja para no confundirse.

—Eh, rata —llamó al ladrón, alzando la mirada—. Ven un momento y ayúdame con esto.

Garrett, quien en ese momento estaba terminando de servirse un té, se aproximó a él con la taza humeante en la mano y una manzana fresca en la otra. Corvo observó cómo le daba un mordisco, haciendo que el jugo resbalara por la comisura de sus labios justo antes de que se lo limpiara con el dorso de la mano.

Durante un segundo tuvo el pálpito de querer morder aquellos labios húmedos por la manzana de la misma manera, pero se contuvo y se obligó a concentrarse. Bajó de nuevo la mirada al mapa.

—Tenemos un problema. —Señaló la zona de los antiguos jardines Northcrest con el dedo—. Creo que aquí debería estar el colector, quizá por el subterráneo, pero no ve la forma de bajar.

—Hmm... —Garrett frunció el ceño y observó concienzudamente el mapa. Acto seguido señaló un lateral de la zona de los jardines—. Aquí hay unas escaleras que, si mal no recuerdo, descienden hacia un piso subterráneo. El problema es que la cerradura de la puerta es especial, de las que sólo admiten las llaves maestras de los funcionarios del estado.

—Podríamos tirar la puerta abajo.

—Es metálica, diría que pesada. Y armarías demasiado escándalo.

—¿Entonces no puedes abrirlo?

—No he dicho tal cosa. —Garrett enarcó una ceja, mirando a Corvo con aire ofendido—. Que mis ganzúas no puedan forzarla no significa que no pueda abrirla. Me llaman Maestro de Ladrones por algo, ¿sabes?

—No chulees, Garrett —Corvo también elevó una ceja, sonriendo socarrón—. Los gallitos que presumen demasiado pierden las plumas muy pronto.

El birlo le ignoró.

—¿Cómo piensas hacerlo entonces?

—Normalmente este tipo de puertas no se usan. A no ser que haya un problema o una inspección, nadie suele pasar por aquí.

—Es decir, que no es el tipo de llave que un funcionario lleve encima —terció Corvo.

—Eso es. —Garrett asintió y señaló una zona cerca de la entrada de los jardines—. Apostaría a que deben tenerla guardada en la garita del jardinero. O quizá en alguna zona del servicio dentro del edificio principal. No será difícil de conseguir.

Sin perder el tono altanero, Garrett le dio otro mordisco a la manzana. Corvo frunció el ceño. No le gustaba nada que el ladrón se hiciera el listo con él. <<Ya me encargaré de hacértelo pagar más tarde>>, anotó mentalmente.

—Para salir tendremos que seguir el canal a través de las tuberías, para poder afectar sólo a las tuberías que nos interesan. No queremos un festival de mierda justo debajo de casa, ¿verdad? —El asesino sonrió, torciendo el gesto con cierta maldad—. ¿Crees que podríamos encontrarnos algún obstáculo?