⇜Capítulo 21⇝

1.3K 143 271
                                    

Antes: 4086 palabras.
Edición nueva: 12.796

⇜⇝

La planta de los pies le ardían, las manos le sudaban y la gota que caía a través de su columna vertebral parecía quemarle. Tragó saliva con esfuerzo cuando abrió la puerta trasera del auto a su pequeña; Azul lo observaba con atención mientras se acomodaba rápidamente en el asiento para niños y aguardaba a que su padre abrochara los cinturones de seguridad.

—¿Estás bien, papi? —preguntó con voz suave.

Louis la miró a los ojos y esbozó una pequeña sonrisa mientras se concentraba en terminar de asegurar a su hija con algo de dificultad gracias al temblor en sus manos.

—Estoy bien, cachorrita.

—¿Tú también te sientes mal? Como mami.

El corazón del alfa se aceleró un poco más al escuchar esa pregunta.

—Todo está bien, princesa. No te preocupes.

Se apresuró a subir al auto y ponerlo en marcha obligándose a prestar atención en el camino, puesto que cada minuto que pasaba sus sentidos pretendían ofuscarse debido al calor que estaba experimentando. Estuvo a punto de llamar a Liam para que viajara junto a él a Maidstone en vez de hacerlo con sus padres, sin embargo, no lo hizo, se enfocaría, no solo en la carretera, sino en el tiempo que pasaría a solas con su princesa.

Después de unos minutos, arrimó el auto a la orilla del camino y se quitó con brusquedad el hoodie que parecía estar presionando su pecho. Bajó la ventanilla y respiró profundo cuando el aire fresco se coló dentro del Mercedes. Sabía muy bien que le sucedía y si no se calmaba entraría en celo en ese mismo momento. No era algo que Louis pudiera controlar, pero a lo largo de los años, sin haber pasado un solo celo con algún omega aprendió a controlar sus síntomas, a pesar de ello, no dejaba de ser extremadamente doloroso.

Puso el auto en marcha nuevamente con el consuelo de que faltaban pocos kilómetros para llegar a Maidstone.

En el corazón de Louis revoloteaban tantas emociones que le resultaba difícil manejarlas, ya que regresar a Maidstone luego de casi seis años era algo que, definitivamente, no estaba dentro de sus planes, si hubiese sido por él no habría regresado nunca más. Ese lugar significaba dolor y desesperación, amor incondicional y sueños rotos. No obstante, estaba regresando con su hija para que sus padres, quienes al enterarse de la repentina noticia de que tenían una nieta, se volvieron tan felices que obligaron a Louis a adelantar la fecha de visita.

Observó a su hija a través del espejo retrovisor, ella tenía la mirada perdida en el exterior del auto, en el verde que dejaban atrás con rapidez. Louis sonrió al ver la misma expresión pensativa de Harry en las facciones de la niña, podía asegurar que estaba pensando en algo que le interesaba demasiado. Sin embargo, no mencionó nada al respecto y llevó la mirada nuevamente a la carretera.

—Papi, ¿Qué hiciste todo este tiempo que no estuviste en casa? —preguntó con inocencia.

Louis la observó de inmediato, la niña permanecía con la mirada seria y el ceño fruncido mirándolo a través del espejo, por lo que ocultó una sonrisa e intentó ser rápido formulando una respuesta adecuada para darle.

Habían compartido mucho tiempo juntos en las últimas semanas, sin embargo, Azul no lo había utilizado para preguntarle a su padre todas las cosas que quería saber. Simplemente se había dedicado a robarle muchos besos y abrazos y a presentarle sus juguetes favoritos de manera formal con sus nombres y cualidades que ella misma había inventado para cada uno de ellos. Le había mostrado todos los vestidos que su madre y Niall le habían comprado, con un desfile exclusivo para su papá, el mismo había terminado con muchos aplausos y sonrisas de este.

El Camino a casa [II]Where stories live. Discover now