— No quiere comer. Pero el doctor dijo que ella comería a su tiempo. Siento que está comiendo muy poco ¿Y si le pasa algo? —Stolas cubrió su rostro con sus manos temblorosas— No es bueno que no duerma ¿Verdad? Solo toma siestas, pero siempre despierta llorando y... tal vez... Tal vez yo...

Bien, Blitzø conocía de ataques de pánico cuando veía uno. Así que tomó del suéter a Stolas y lo metió a la casa. El lugar no era tan caótico como creyó. Si, la sala era un desastre, pero nada que un poco de orden no arreglase. Y todo estaba relativamente limpio. Blitzø guio a uno de los sillones a Stolas y lo sentó ahí. Él miró a su alrededor y notó mantas de bebé y fue por ellas, cubriendo con estas a Stolas hasta generar un peso agradable sobre él.

— ¿Stolas? —Blitzø esperó a que el otro demonio lo mirase, quien no paraba de murmurar su pequeño mantra y él levantó su mano— Quiero que respires hondo ¿Sí? Vas a inhalar, contar hasta cinco con tu mano y exhalar lentamente, contando otra vez hasta cinco ¿Entendido?

— Pero—

— Yo voy a ver a Octavia y todo va a estar bien. —Blitzø dijo despacio, sintiendo sus sentidos desesperados por ir a buscar a la fuente de ese ulular, pero no quería que Stolas se lanzara sobre él en un arrebato protector— ¿Está bien eso?

Stolas asintió, aunque seguí atravesándolo con la mirada. Blitzø confirmó que hiciera los ejercicios de respiración y él afinó su oído. El ulular venía desde el piso superior, así que caminó en esa dirección sin hacer movimientos bruscos. No quería perturbar a Stolas. Pero cuando terminó de subir las escaleras, él se apuró hacia el cuarto hacia el fondo del pasillo, donde un papel tapiz morado y estrellas pintadas le indicaron que ese debía ser el cuarto de Octavia.

Blitzø entró al lugar para encontrarse a la demonio de la foto. En realidad, era un poco más grande a cómo lucía en el periódico. Pero seguía siendo casi una bebé. La pequeña niña, metida en un vestido rosado, estaba luchando por sacarse un suéter grueso gris que seguramente Stolas le había puesto. Blitzø buscó a su alrededor y notó un peluche en forma de murciélago que se notaba era bastante usado por lo desgastado que lucía.

— Hola Tavy. —Blitzø puso su voz más ridícula y movió el murciélago hacia ella— ¿Qué haces?

La pequeña niña se detuvo y rio al ver a su peluche moverse de un lado a otro. Pero luego volvió a fruncir el ceño y luchó por quitarse el suéter.

— Ichy... —Octavia apretó sus labios con frustración y estiró el suéter— ¡Ichy!

Blitzø frunció el ceño y dio un paso más a su dirección.

— ¿Te pica el suéter?

Octavia asintió con fuerza.

— ¿Quieres que te ayude? —Blitzø ofreció, bajando el peluche.

— ¿Capy? ¡Capy! —Octavia miró hacia todos lados— ¿Papá?

Él se sintió ligeramente perdido, pero no podía negar que la hija de Stolas era adorable.

— Blizo. —Él se señaló— Tu papá está teniendo un ataque de pánico, así que no te recomiendo darle esta importante tarea. También me recomiendo recordar que es posible que no seas de qué estoy hablando ¿no? —Él le guiñó un ojo— Y no sé quién es Capy.

Octavia puso sus manos sobre su cabeza, emulando cuernos y luego lo señaló.

— Oh, un imp... —Blitzø supuso que sería un sirviente que ella solía tener— Lo siento, Oct, no Capy aquí. Pero aun así ¿Quieres ayuda?

Octavia frunció el ceño, pero asintió, estirando más su suéter. Ahora que Blitzø lo veía, era muy parecido al que Stolas estaba usando.

— Bien. —Él se arrodilló frente a ella y comenzó a abrir los botones del muy pesado suéter— ¿Fuiste tú quien destruyó el suéter de papá, Via?

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