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Jisung largó un suspiro y se recostó sobre la puerta. La sonrisa aún estaba y creía que no se iba a ir, al menos iría a trabajar con buen humor.

Entró a la habitación de Felix y se tiró en su cama. Pataleó contento y eso logró que su mejor amigo dejara de hacer lo que estaba haciendo para ir hacia su cama y sentarse al lado. Lo miró y abrió su boca para decir algo, pero Jisung lo interrumpió.

—Sé lo que vas a decir, creéme, no es necesario. Sé que lo que hago está mal.

—No está mal, Jisunggie, es que viendo como terminó todo la última vez, prefiero que no te hagas ilusiones. Eres muy enamoradizo, Ji, y no sabes diferenciar lo que es una sola noche...

—Tienes razón —aclaró—. Pero estoy seguro que esto no es de una sola noche... Lo siento, Fefi... Es que... ¡Ah, por qué tiene que ser tan lindo! —hundió su cabeza en la almohada, y largó un suspiro, frustrado.

—Entiendo, pero debes tener limites, no quiero que te ilusiones tan rápido. No quiero que vuelvas a estar mal.

—No lo estaré, tranquilo —aseguró, acomodándose en la cama.

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Minho bajó de su vehículo, sintiendo como el mal humor llegaba a todo su cuerpo y reemplazaba la poca felicidad que tuvo esa mañana.

Aún estaba descrifrando cuando es que comenzó a sentirse de esta manera. Cuando dejó de amar a Minju... Aunque, ¿Alguna vez la amó o solo fue por complacer a su padre que se creó esa idea? Porque sí, ellos tenían un matrimonio arreglado por ambas familias.

Los Lee eran una de las más adineradas, con varias empresas bajo su mando, estas se distribuian en la música y el entretenimiento, hasta proveedores de alimentos al extranjero. Claro, en la música y artes escénicas, les iba genial.

La familia Kim trabajaba en una de esas empresas, hasta que Minju fue a hacer el casting para actriz. El padre de Minho se quedó encantado y desde allí, no solo Minju pudo disfrutar su vida de lujo aún más de la que ya tenía, sino que sus padres también, al volverse un director bastante famoso luego del contrato matrimonial.

Y ahí estaba, Lee Minho era la víctima de todo esto. Ni siquiera le dieron el tiempo de conocer a la chica, ni de decidir qué era lo que quería para su futuro, porque claro, él ni siquiera quería estudiar derecho.

Desde allí, su vida se había vuelto un infierno.

—¿Donde has estado? ¿Para qué tienes un celular si no lo vas a contestar, ah? —cuestionó cuando Lee ni siquiera había puesto un pie en la casa.

—Estuve en la oficina. Tengo trabajo atrasado, algo que no entiendes. Y el celular se me descargó —mintió.

—Claro, y yo nací ayer. ¿Con quién estuviste, Minho? Es mejor que me lo digas ahora antes de que lo descubra, y te aseguro que eso será peor para ti.

Amenazó mirándolo a los ojos, pero no había ninguna clase de señal, para saber si era mentira o verdad.

—Está bien. Diga lo que diga, no me vas a creer, así que ya no importa. Yo te dije algo, eres tú quien se queda satisfecha, y si no es así, pues no es mi problema.

Pasó por al lado y una leve sonrisa se instaló en su rostro. Si iba a volver a llamar a Jisung, debía pensar en una excusa mejor.

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El rubio entró a la casa. Otra vez, estaba todo desordenado, no le sorprendía, pero Seungmin ya tenía diecisiete años y era el único que se podia mover en esa casa, así que un poco de orden no le venía mal. Podia darle algún que otro sermón como hermano mayor, pero sabía que eso terminaría aún peor.

━ 𝑆𝑜𝑚𝑒𝑡𝒉𝑖𝑛𝑔 𝑈𝑛𝒉𝑜𝑙𝑦 ✧ 𝑀𝑖𝑛𝑆𝑢𝑛𝑔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora