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Daniela

Lo diría mil veces y jamás me cansaría porque es la verdad, prefiero mil veces estar en el colegio que en mi casa encerrada junto a mi madrastra y a su par de engendros que se empecinan en convertir mi estadía en la tierra en una estadía en el purgatorio.

No sé que condena estaré pagando al tener que convivir con esos tres, lo único de lo que estoy segura es el no dejarme pisotear por Sofia y no darle el placer de verme rendida a sus pies suplicando clemencia.

Bueno, eso suena dramático. Pero es así como lo veo cada vez que los insultos salen de sus labios y me observa orgullosa esperando que demuestre un ápice de dolor al oír esas palabras, pobre ilusa.

Seguro ahora mismo debe estar sentada en el sofá, esperando a que llegue a casa para comenzar sus discusiones sin fundamentos, esperanzada a que me rinda y le pida disculpas por, según ella, ser una maleducada.

-Mi madre me contó que escuchó a Sofia hablando mal de ti otra vez-comenta Archie casual. Como si este tema fuera el pan de cada día. Solo muerdo la manzana que tengo en mano y la mastico con demasiada fuerza, tratando de algún modo liberar la furia que el nombre de esa mujer provoca en mí.
-Me sorprenderé el día que me digas que tu madre la escuchó hablando maravillas de mí-Le quito la botella de agua y la bebo -. Y como van las cosas, dudo mucho que eso suceda.

-Tal vez en su lecho de muerte ella sienta remordimiento.

-Lo dudo mucho. Esa mujer me odia, Archie. Odia. Con letras mayúsculas y en negrita -Doy otra mordida a la manzana y miro su perfil. Sus ojos están fijos en algún punto que no logro encontrar -¿A quién miras tan entusiasmado?

-A nadie.

-¿Estás seguro? ¿No será que buscas a la chica con la que te vi en clase de Literatura? -Voltea rápidamente su rostro y posa su mirada en mí. Puedo sentir la fuerza que hace al luchar contra la risa y vergüenza para mantenerse serio. Sus ojos brillan al mirarme a la misma vez que batallan para no exponerse.

Claro que no. Sabes que estoy con Kim.

-Estabas. Estoy segura que no creyó tu discurso de «formalidad al presentarte a mi amiga». Nadie cae en eso, Archie.

-Pues íbamos bien, Calle... -Hace una pausa y suspira rendido-. ¿Soy tan predecible?

-Cliché. Eres cliché -Me acerco a él y robo un cigarrillo suyo para el camino a casa-. Aunque sí, lo predecible viene en lo cliché.

Él inhala y expulsa el aire con el mismo ímpetu.

-Dejame decirte que este cliché encontró a su posible coprotagonista en su historia cliché.

-Usaste varias veces la palabra cliché en la misma frase-Apunto, él no se ríe, así que sigo con la mundana conversación.- ¿La pelinegra con la que te vi?

-Exactamente.- se coloca la correa de su mochila sobre su hombro y me dedica una mirada perdedora-. Quisiera darte un nombre pero ¿me creerías si te digo que no lo sé?

-No te creería si me dijeras que ya lo sabes.

-Muy graciosa.

-Admítelo, Archie. Eres malo coqueteando. Si es que, a lo que haces, se le puede llamar coqueteo-Lanzo una semilla de manzana a su dirección antes de desaparecer de su vista.

-Admítelo, Calle. Envidias mis técnicas de coqueteo.

Le muestro mi lengua y ambos dedos del medio conforme retrocedo hacia los baños del colegio, cuando lo pierdo de vista, camino como una persona normal hacia mi destino pero mi paseo y humor soportable se ven alterados al ver a Luis, Lucas y Laura caminar hacia mí. Tan solo basta ver sus tres rostros de ogros odiosos para que mis ánimos se hundan en hiel. -¿Qué haces por acá tan solita? -pregunta con parsimonia la única chica del grupo. Su sonrisa llena de malicia me provoca propinarle un golpe pero me controlo. Ellos son tres y yo estoy sola, no podría por más que quisiera enfrentarlos. Además, Archie ya se ha marchado y a excepción de él, dudo mucho que alguien quiera ayudarme si me ven en problemas.

Winter Solstice | Adaptación Caché | TerminadaWhere stories live. Discover now