Velas

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POV ADAM

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POV ADAM

El fin de semana de campamento pasó muy rápido. Sabía que este viaje iba a ayudarnos a reconectar. Por momentos, llegué a pensar que podía perderlo y eso me helaba la sangre.

Nunca creí que podía sentir esto por alguien como él. Un ser más allá de la perfección que era malditamente adorable.

-Fue una buena cita.-habló mientras recorría la casa. Él nos había traído, claramente. Cuánto odia que haga un mínimo de esfuerzo creyendo que podría romperme.-Aunque no creí que duraran tanto.

-Esta era especial.-contesté dejando las mochilas dentro del armario.-Quise que por unos días te sintieras en casa.

-Siempre me siento en casa cuando estoy contigo.-Lo escuché decir mientras me veía. A veces creo que sabe que causará cuando usa esas frases, cuando habla con ese tono de voz tan tranquilo.

Y lo peor, es que me gusta.

Era un tanto tarde, faltaban un par de horas para que el sol se ocultara. El apartamento tiene pocas ventanas y, para empeorar las cosas, se encuentra en una posición donde la luz se comienza a perder a lo largo de la tarde.

Me acerqué al apagador para encender la luz pero no funcionó.

-Quizas esta dañado.-Mencionó Michael mientras veía caminar a otro de los apagadores. Lo mismo pasó con ese.

¿Qué día es?

-¡Mierda! Olvidé pagar los servicios.

-¿Entonces no tendremos energía?

-No, al menos hasta que pague la reconexión.-Siento la mirada de Michael sobre mí. Lo veo, espera a que le pida que haga algo.-Buscaré velas mientras aún tenemos luz.

Fue relativamente rápido. La poca luz que aún llegaba al apartamento poco a poco fue desapareciendo, dejándonos en oscuridad. Duró poco, las velas que pude encontrar ya estaban encendidas, pero apenas y podían iluminar.

Estaba cansado, valía la pena, aunque eso no quitaba que me sintiera agotado. Terminé sentándome en el suelo, recargando mi espalda en el sillón. Él hizo lo mismo a lado de mi.

-No está tan mal.-habla mientras está a mi lado.-Me trae viejos recuerdos.-Hace esa sonrisa, esa con la que baja la cabeza porque le avergüenza decir la razón que oculta.

-¿Te refieres a la jaula?-Pregunté. Mi tono de voz se escuchaba diferente. Quería que él lo escuchara diferente.

Asiente tímido, aun sin verme.-Tal vez para ti no fueron tan buenos.

-No los primeros años. Esos quisiera olvidarlos.-Era obvio. él estaba frustrado y yo era un humano. Lucifer lo había convencido de hacerlo. La tortura era cada día peor, todo justo antes del trato.-Pero lo demás, estuvo bien.-le sonrió, se que se siente culpable por lo que hizo, y también se a quien culpar. No es a él.

-También odie esos años.-La nostalgia de aquello que parecían cerca de 11 para los humanos, para nosotros fue mucho tiempo más.-Cuando hicimos el trato, todo mejoró.

-Sí, y cuando el trato se volvió otra cosa fue aún mejor.-No sé como llamarle a lo que teníamos, si es que lo teníamos. Yo no tenía a nadie más y él no termina de comprender que era. Escaló demasiado aprisa, sintiendo que todo fue apresurado y parte del momento pero una parte de mi agradeció que fuera así.

-Creo que eso fue lo mejor de estar atrapado.

Hubo un silencio. Placido, cómodo. Ordenamos recuerdos para tener de qué hablar. Mi risa sonó ante ello.

-¿Qué es tan divertido?

-Nada, solo recordé algo.-Lo vi.-Me sentía tan incómodo cuando Lucifer nos veía.

Michael sonrió. Sabe a qué me refiero.-Yo odiaba que nos viera. No soportaba que él te viera en... ya sabes.

-¿Gimeno y tocándome solo?

Michael parece un adolescente, no ha cambiado nada desde entonces. Es el primero en tener la iniciativa pero cuando se trata de hablar sobre sexo siempre termina con el rostro rojo y muerto de la vergüenza.

Levemente asiente a mi comentario.-Después del escape, tuvimos más privacidad.

Lo notó, tiene esa mirada. Michael tiene tantas miradas que significan tanto pero esa, es especial. Es la mirada que aprendió a hacer, la misma que estoy teniendo en este momento.

-Fue una buena luna de miel.-hablé mientras mi cabeza se recargaba en el asiento del sofá.

De nuevo, el silencio se apoderó de la habitación. Nos veíamos, el uno al otro. Era mejor que la jaula, ahora había opciones, pero ninguna era la correcta. Todo ya estaba en su lugar, él, yo, una habitación, velas que nos dejaban a media luz sentados en el piso.

Quiero acercarme, necesito hacerlo. La tensión se incrementaba conforme la distancia se acotaba. Había pasado mucho tiempo desde la última vez que habíamos estado así y ahora era como si todo hubiera estado de acuerdo con que pasara.

-Creo que deberíamos irnos a la cama.-Hablé, mi aliento chocó contra su piel antes de que me levantará. Tomé una de las velas antes de comenzar a caminar.-Apaga las demás antes de venir.

Al entrar a la habitación, el chasquido de los dedos de Michael llegó como una brisa tibia que arrasó con las llamas de las velas.

Puse la vela en mi buró, sentándome en la cama. Él estaba en el marco de la puerta, viéndome. Era nuevo, todo era nuevo para ambos.

Me recosté, escuchando sus pasos uno a uno hasta llegar a mi. Se colocó encima mío y justo antes de que el beso prometido iniciara, la última vela se apagó.

Dia 4: velas

Hasta la eternidad (Midam Week)Where stories live. Discover now