¡Vendida! - Samuel De Luque

Capitulo 10

Me llevó hasta su habitación, y me soltó en la cama.

-Por favor no Samuel, no lo vuelvo a hacer.- dije intentando ponerme de pie, pero el puso una mano en mi pecho, y me lanzó ligeramente hacia la cama.

-Ya lo hiciste una vez, tienes que pagar.- dijo gateando hacia dónde yo estaba recostada, hasta quedar sobre mi, apoyado en sus brazos.

-¿No hay devoluciones?- pregunté algo asustada, intentando hacerlo a un lado, el solo rió.

-No, no hay.- dijo sonriendo pícaramente acercándose a mis labios. -Si no te opones, será más fácil para ambos..- susurró sobre ellos, antes de besarme a la fuerza.

Volvió a pasar. Me violó. Pero esta vez, me "deje".
Sufría menos en dolor físico, pero el emocional no cambiaba. Y así siguió, y siguió, por 7 meses.
7 meses, sin ver a mi hermano, ya iba a pasar a secundaria, y no estaría en su graduación, no sé que sería de mi madre, mis amigos.

7 meses sin salir de esa casa. Encerrada, todo el día, junto con alguien de limpieza, que prefería nunca hablar, esperando a que Samuel llegara, para en la noche abusar de mi. Mi vida sería así siempre.

Hoy, era cumpleaños de mi hermano.

-¡Ya llegué!- gritó Samuel desde la entrada principal de la casa, yo estaba sentada viendo una película, aburrida, como siempre.

-Hola.- dije sin despegar la mirada del televisor.

-¿Qué ves?- preguntó sentándose a mi lado, poniendo sus brazos alrededor se mis hombros, atrayéndome hacia el.

-Una película.- dije seria.

-¿Qué tienes?- preguntó mirándome.

-Nada.- dije sin despegar la mirada de la televisión.

-Dime.- dijo poniendo su mano sobre la mía.

-No.. no te importa.- dije negando con la cabeza, volviendo a ver el televisor.

-___, si me importa.-

-Ho..hoy.. es cumpleaños de mi hermano.- dije bajando la mirada.

-___, no me gusta que hablemos de esto, lo sabes.- dijo mirándome con tristeza. -Me.. haces sentir culpable.-

-¡Y lo eres!- dije levantándome del sofá, mirándola con algunas lágrimas en mis ojos, y caminé hacia la cocina.

Fui a la cocina, y ahí solté varias lágrimas, extrañaba a mi familia.

-¿Estas bien?- preguntó Samuel algo triste recargado sobre el contorno de la puerta.
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