05 ¿Te sientes bien?.

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Me despedí de la duquesa Tuania y de la marquesa Muller, salí de la habitación, rumbo a mí oficina, aún tengo trabajó que hacer, además.

Debía prepararme para mí cena con el emperador. El había insistido en que deberíamos cenar más seguido, me sorprendió un poco su cambió de actitud, pero terminé aceptando.

La verdad no he sido una buena compañera, pensé con sólo llevarnos bien era suficiente, pero sovieshu me demostró que esperaba más que un matrimonio político, ¡También debía poner de mí parte!.

Pero, ¿Cómo actúan las parejas?, Fui entrenada para ser buena emperatriz, pero no me entrenaron para ser esposa.
Ni siquiera me enseñaron el cómo amar, ni cómo es sentirse estar enamorado.

¿Amo a sovieshu?. Fue lo que cruzó por mí cabeza.

Lo quiero, crecimos juntos y compartimos muchas cosas, fue mí primer beso y fue con quién estuve por primera vez. ¿Pero lo amó?.

Cuando trajo a rashta al Palacio me sentí insegura.cómo rashta es una mujer muy hermosa, pensé que la tomaría cómo amante.

Era sabido por todos que los emperadores tenían muchas concubinas. El padre de sovieshu las tuvo, incluso me enseñaron el cómo actuar cuando eso llegará a ocurrir.

Pero para mí sorpresa, cuando los rumores de una posible amante llegaron a mis oídos no supe cómo actuar, sentí pánico.

¿Eran celos?.

“¡Su majestad!.” Hablo rashta.

“¿Sucede algo, rashta?. Pregunté con una sonrisa en mis labios.

“Odette, escapó una vez que su majestad se fue, la mascota de su majestad odia a rashta.” Explico la joven con lágrimas en sus ojos.

“Odette no te odia, sólo es tímida ya verás que con el tiempo también se dejará acariciar por ti.” Dije tratando de subirle los ánimos.

Rashta, Era una mujer de una increíble belleza, parecía un ángel que bajo del cielo, alegré y con un carácter infantil.
Pero era alguien bastante ingenuo, no sabía nada de etiqueta, ni el cómo tratar a los nobles, tampoco sabía leer ni escribir, lo que complicaban más las cosas.

Pero no me desanimé y le encargue a mis damas de compañía que la ayudarán a qué aprendieran las costumbres del Palacio, a leer y escribir y por supuesto.

Que tuvieran paciencia con la pobre.

Aun recuerdo la primera vez que trajeron a rashta a mí palacio.

“¡Increíble ¿Aquí vive usted? Parece la habitación de una auténtica princesa de cuento de hadas!.” Exclamó rashta, mientras exploraba la habitación.

Una criada iba con ella, era quién empujaba su silla de ruedas ya que la peliplateada aún estaba muy herida.

“¡Todo esto es muy hermoso!.” Rashta fue hacía donde yo estaba parada, intento tomar mí mano, pero Laura la detuvo.

No deberías tocar a su majestad sin su permiso". La reprendió suavemente y los ojos de la niña comenzaron a lagrimear. "¡Lo-lo siento! No lo sabía".

“Esta bien, todo el mundo cómete errores.” Finalmente hablé, saque un pañuelo para secar sus lágrimas. Rashta se sorprendió por mí amabilidad y me dirigió una mirada agradable.“ Atesoraré el regaló de su majestad para siempre”.

No era un regaló, pero no tuve el corazón para decirlo. Rashta era una chica muy frágil.

.............

Me sorprendió mucho cómo se emocionó cuando le dí un pañuelo.
Supongo qué las personas que menos tienen se impresionan con las cosas más pequeñas y triviales.

“¿El bañó ya está listo?.”

“¡Si, rashta le preparo un bañó de pétalos de rosas!.”

.............

Me encontraba en mí asiento, esperando a que navier apareciera para poder cenar. Mi herida aún me dolían y si por alguna razón tocaba cierta zona afectada comenzaba a perder sangré.

esa maldita águila casi perfora mí garganta. Fue lo que me dije, mientras le daba un trago a mí copa de vino.

“¿Se encuentra bien su majestad?.” Pregunto uno de los mayordomos llenando mí copa que estaba ya casi vacía.

“Solo siento algo de dolor, pero estaré bien.” Explique.

Finalmente llegó navier, ella me saludo cortésmente y tomó asiento lejos de mí.

Así nunca nos vamos a acercar.

Ordené a todos los mayordomos que se retirarán y una vez que nos encontrábamos sólo nosotros dos, tomé mí plata y mí copa y me acerque a la silla que estaba a su lado.

“¿Cómo a Estado tu día?.” Pregunté con una sonrisa.

“Estuvo bien, un poco agotador con el baile tan cerca, pe-.”

Navier dejó de hablar. Sus ojos estaban fijos en mí u más bien en mí cuello.

“¿Que te paso sovieshu?. pregunto preocupada. Navier intento tocar mí cuello, pero se detuvo, fue allí cuando tome su mano y la acerque hacía mí herida vendada. “¿Cómo fue que te hirieron?.” Me mordí la lengua cuando, navier tocó una zona sensible.

“¿Ya fuiste al doctor para que te revisarán? ¿Cómo te sientes?.”

“Si, hacé poco vine de allí, y  si te soy sincero perdí mucha sangre así que me siento un poco débil.”

Navier subió su mano hasta tocar mí mejilla, la acarició por unos momentos y con voz suave dijo:

“Una vez terminemos de cenar te irás a tu habitación a descansar, me encargaré de todo el trabajo.”

“Quedate conmigo está noche.” suplique, mientras tomaba su mano. “Necesito que alguien esté conmigo para que limpié mí herida y cambié mis vendajes.”

“Esta bien, pero tendrás que esperar a que termine con el papeleo.”

Me acerque hasta estar a sólo centímetros de su rostro, casi podía sentir su aliento sobré mí cara.


“Te estare esperando pacientemente.”


 Cisne Negro /Sovieshu x navier Donde viven las historias. Descúbrelo ahora