04 Las Águilas no le gustan los Cisnes

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"Eres una ave muy inteligente, odette." Dijo navier mientras acariciaba mí cabeza, me acerque aún más a su regazo, estaba hambriento de caricias y abrazos por parte de mí esposa.

Había aprendido mucho de navier éstos últimos meses siendo Odette, navier valoraba más las acciones de uno que los regalos caros y excéntricos que solía darle, el día de ayer hice sonreír a mí mariposa enviándole una carta la cuál contenía algunas graciosas anécdotas de cuando éramos niños.

Pero no era el único que le enviaba cartas a mí esposa. Heinley el príncipe playboy, a enviado mensajes a mí mariposa por Medio de una águila dorada.

Varías veces saque a la molesta águila de la habitación de navier, pero está siempre encontraba la manera de volver.

¿Acaso no se da por vencido? ¿El picotazo que le propine no fue lo suficientemente duro?.

En cualquier caso si volvía a ver a esa águila le arrancaré las plumas.

"¡Su majestad, la están esperando la duquesa de Tuania y la marquesa Muller." Habló rashta con una sonrisa.

Tampoco logré sacar a rashta del Palacio, traté de convencer a navier de tomar a otra doncella, pero no me hizo caso incluso tuvimos una pequeña pelea por culpa de la albina.

Navier le había enseñado a rashta a leer y a escribir, incluso le enseñó costura y para mí sorpresa ella era realmente buena, llegando a confeccionar vestidos tan hermosos y elegantes.

"iré en un momento." Respondió navier mientras me bajaba de su regazo." Rashta, cuida de Odette mientras no estoy.

Rashta asintió con alegría, pero una vez que navier se fuera hice lo mismo, fui hasta la ventana abrí mis alas y salí volando de allí.

Aún no confiaba del todo en rashta, recuerdo cuando le arranco las plumas al ave Azul que le regalé a mí esposa y me hizo creer que había sido navier.

Pobre ave se ponía inquieta sólo con la presencia de la albina.

Cuando estaba apunto de aterrizar en el estanque de las tortugas, sentí un fuerte dolor en mí espalda. Me volteó y ví a la maldita águila dorada.

Me atacó por la espalda.

La águila volvió a atacarme, pero está vez con más agresividad a causa de los golpes termine cayendo en el estanque, en lo que el águila aprovechó y con una de sus para me tomó por el cuello y zambulló mí cabeza en el agua.

Por más que intentaba luchar y liberarme, ese maldito pájaro me tenía bien sujeto del cuello. Iba morir, esa águila me matará, me ahogara.

Cuando estaba apunto de perder el conocimiento, la ave dorada aflojó un poco su agarré sobré mí cuello, fue lo que necesitaba para poder liberarme y nadar lo más lejos de ese animal.

sentí que intentaba acercarse nuevamente hacía mi, pero para mí fortuna alguien la ahuyentó.

"¡FUERA DE AQUÍ, PEQUEÑO BASTARDO CON PLUMAS!". Dijo vala, quién estaba disfrazada de anciana.

Aliviado nadé hacía la mujer que traía consigo mí ropa, seguí al hada hacía un lugar apartado y regresé a mí forma humana.

"Esa maldita águila." Exclamé mientras tocaba la gran cicatriz que había dejado en mí cuello.

"Te debo una, vala." hice una mueca de dolor al tocar una parte sensible de mí herida.

"Me debés la vida." Ella tomó unos pantalones y me los entregó. "Debes tener más cuidado con la ave del príncipe heinley, su majestad."

"Me atacó por la espalda es una águila cobarde." Escupí, no cabe duda que los animales se parecen a sus dueños.

"No existe la cobardía en la naturaleza, cualquier depredador no dudaría en atacar a una presa distraída, su majestad."

"¡NO ,ESA ÁGUILA TIENE ALGO EN CONTRA DE MI!."

"Es sólo un águila, su majestad."

Estúpida bruja, estaba apunto de ahogar a ése molestó cisne cuando apareció

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Estúpida bruja, estaba apunto de ahogar a ése molestó cisne cuando apareció.

"Su majestad debería ponerse algo de ropa." Dijo McKenna mientras me arrojaba una toalla.

"Ahora no McKenna, estoy furioso."

Ese estúpido animal a estado impidiendo que viera a mí Reina, cada vez que aparecía en la ventana de la hermosa mujer de cabello rubio esa ave me sacaba a picotazos de allí.

Esperé pacientemente en la rama de un árbol a qué el cisne apareciera y atacarlo, no quería matarlo al principio sólo dejarlo gravemente lastimado, pero de alguna forma esa ave me recordaba mucho a su dueño.

El hombre a quien más odiaba, el esposo de mí Reina, el hombre que podía besar los labios de mí amada cuando el quisiera, todo ello hizo que perdiera el control e intentará matar al cisne.

"¿Cómo van las cosas en el Reino?".

Pregunté mientras terminaba de vestirme.

"El rey aún sigue muy enfermó, su majestad." Respondió McKenna. "Se creé que morirá muy pronto.

"No digas esas cosas mí hermano se recuperará."

No era bueno que mí hermano muriera, tendría que abandonar el imperio Oriental y no podría ver tan seguido a mí hermosa Reina.

Pero lo que más me preocupaba en éste momento es ese cisne, mí relación con reina no podrá avanzar si esa ave se sigue entrometiendo.

Tengo que matar a ése cisne.

 Cisne Negro /Sovieshu x navier Donde viven las historias. Descúbrelo ahora