Ocultar secretos llevan a sus consecuencias

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María José

La rutina de mis niños era muy cuidadosa y a diferencia que conmigo eran muy dependientes de su madre. Paulina apenas terminaron de comer, les informo que su niñera llegaba en breve, si bien bruno no la necesitaba, Ámbar si, aunque ahora estaba yo aquí, pero paulina no quería estresar a la niña cambiando su forma de vivir. Confirmó con Bruno el horario de tenis e inglés y lo apunto en su agenda. Ellos tenían una vida muy ordenada y completa. Note que toda la semana hacían cosas y siempre estaban ocupados.

- mami - preguntaba Ámbar - puedo enseñarle a mamá mi habitación
- Si mi amor, pero escucha, mamá tiene que trabajar, ¿si?
- Pero puede darme amor y trabajar o no!? - le hacía  pucheros a su madre
- Obvio pero bueno, es así amor. Hazle caso a mama y a Abigail que está por llegar. Hoy no vengo a cenar
- ¿PERO OTRA VEZ? - dijeron los niños a la vez
- Si? otra vez - ella no los miraba, revisaba su celular nerviosa y esquivando mi mirada
Ambos niños le reclamaron el hecho que estuviera  tanto afuera y no le diera a ellos el tiempo y las ganas. La necesitaban. A diferencia  que conmigo, ellos están sumamente dependientes de su mamá. Ámbar apenas se sentó a almorzar espero que su madre le cortara la comida, a mi jamás me dejó, al contrario, me mostraba  entusiasmada como lo podo hacer sola. Bruno se hacía el que no sabe que debí  hacer o cual era su rutina, siendo que a mi me la mencionaba a diario por mensajes o llamadas. Eran unos mimados y a mi me encantaba eso, eran pequeño y se expresaba así pero ¿porque conmigo no eran un poquito así? Me encantaría.
- niños con la situación qué estamos mamá debe ir a trabajar, no puedo delegarlo
- Pero ¿Irás a florería o al cabaret? - Bruno indagaba aún más
- Ambos amor
- Pero si la abuela te corrió - levante la vista y se la clave en los ojos 
Si había alguien más trabajadora en ese lugar era paulina ¿como Virginia le hizo algo así? Me habré puesto roja xq paulina me observaba, Sabía que iba a estallar
- ¿!Que!? Tu madre no sabe lo que hace
- Ocultar secretos llevan a sus consecuencias
- NO, no me parece correcto. No fue tu culpa, eras una víctima mas

No agregue más porque paulina miro hacia ambos estrenos de la mesa donde estaban los niños. Me daba un coraje lo que hizo Virginia. Paulina pasó años en ese lugar, descuidándose, descuidándonos por darlo todo y luego la despide, por algo que ella no podía dominar.
- voy a la florería para poder ayudar a Elena
Ámbar movió su plazo y se cruzó de brazos
- no quiero ir a Danza, voy a ayudar a mamá a que trabaje
- ¡Ámbar! ¿Que dices? Mira, ya está todo listo y vas a ir
- No -
Se bajo de la silla y se fue corriendo a su habitación
- si, yo tampoco iré a ningún lado, quiero quedarme  con mamá
- ¿QUE? ¡BRUNO!
Yo no se que me llevo hacerlo, un acto de compasión, entendimiento, la costumbre, inercia... tome la mano de Paulina, acaricie su dorso y le dije despacio
- tranquila, yo me encargo. Si no se quieren ir un día, no les hará mal
- Quedaré como una débil ante ellos
- Quedarás como una madre que comprende sus decisiones y las tomas en cuenta. Lo valorarán...
Jamás deje de acariciarla hasta notar que ella miraba la acción
- disculpa - iba a quitarla y ella apoyó su mano sobre la mía
- No, está bien. Escucha, estaré un momento nada más en el cabaret, vuelvo temprano - me explicaba.
Levantamos y acomodamos la cocina. Se despidió de los niños y de mi muy amablemente y dejó la casa. Parecía más grande sin ella. Me quede en el living un poco más dando vuelta y observando hasta que llegó mi nena.
- mami ven quiero enseñarte.
Subí con mi niña, conocía muy bien todo. Era un pasillo largo de paredes blancas, en el fondo había una ventana y ahora cuatro puertas. En la punta la habitación de mi hijo, luego el baño y seguía nuestra alcoba.
- mamá no me deja entrar cuando ella no está
- Y déjame adivinar los motivos...
- Me gusta juegar - y se tocaba su carita
Junto a la habitación que antes compartíamos ahora había otra puerta. Como me había dicho Paulina, convirtió el vestidor en la habitación de Ámbar. Al entrar me encontré con una amplia habitación, con dos ventanas en cada costado y una cama de dos plazas, raro para ser de una niña, que debía tener su barandal y demás. Tenia un pequeño closet y muchas MUCHAS muñecas. Ella me mostraba sus favoritas y yo me distraje con las fotos de su familia. Había una foto mía media escondida entre sus cosas y me dijo que tenía algo que enseñarme. Era una caja con un candado que tenía abajo de su cama. Era de ella y de Bruno, había cosas que amaban ambos. Dentro efectivamente, había desde pasajes de aviones, dinero, recortes, entradas al cine, pases de mi hotel en las estadías conmigo. Pero entre todo, había una foto estilo polaridad que nos habíamos tomado con paulina en nuestra luna de miel, ella me besaba y me tenía del cuello y yo sonreía a la cámara, mi niña también me enseñó otra. Ahí estaba pau de blanco sonríen y yo con un trajo negro abrazándola por la cintura, era de nuestra boda
- esta es de Bruno, el la rescato.
- ¿Rescató!? - le pregunte extrañada
- Si, mamá lloraba mucho con ella que un día la tiro a la basura y el la sacó de  ahí.
- Gracias mi amor por guardarla - le dije abrazándola
Me beso y me invito a  quedarme con su escritorio para que yo trabajara. Ámbar tenía el viejo escritorio que yo utilizaba cuando vivía acá en mi pequeño estudio, ella no lo usaba y yo se lo agradeci, quitamos las cosas, acomode todo y quedó cómodo para que ella haga su tarea mientras yo estudiaba.
Ambas nos sentamos y yo no podía creer lo que leía. Cifras exorbitantes de autos, hipotecas tras hipotecas y en un momento noté que mi nena me acariciaba mi brazo. Yo involuntariamente movía mis piernas y agitaba la mesa. Yo pare y Ella se sonrió, notando algo nuevo de mi. Cuando trabajaba y algo me espantaba comenzaba con eso, no era normal ya que algo me extrañara en este oficio, pero esto era mi familia de alguna manera y la de mis hijos. Ernesto estaba complicado.
En ese momento vibró mi celular, mi niña me miraba y era paulina avisando que llegaría temprano y pasaba por la cena
- adivina quien viene a cenar...
Ella sonrió, estaba preparando su ropa para ir a ducharse. Así la deje hasta ir a ver a bruno, el había hecho su tarea y ahora jugaba juegos en líneas, la dejaba a un costado de su escritorio para que su mamá la viera.
- mamá viene a cenar Brunito
- Pero si hoy dijo...
- Escucha, ¿puedes sentarte un poco?
El dejo el juego, se sentó en la cama frente a mi y yo me puse de lado para poder charlar cómoda.
- no me gusta como le hablas a mamá, tu sabes lo que ella hace por ustedes
- Es que ahora vive con sus hermanos y se queja de ellos, no entiendo xq no les dice que hacer y ya
- Porque es muy controladora
- Sabes porque te dejo que te quedes? Porque ella no nos da la atención que necesitamos y le damos pena
- No bruno espera, tu mamá está sobrepasada, su mamá los ama
- Si, a ti también te ama y se alejo por culpa de sus prejuicios
No supe que responderle a Bruno y tampoco le iba a indagar que pensaba  o sentía su madre por mi.
- escucha, solo te pido que la entiendas y la apoyes, te necesita
- Está bien mamá

- Oigan llego la cena y si no bajan no hay helado de postre.
Bruno se inquietó pero antes de bajar, tomó su tarea para enseñársela a su mamá, vimos cómo Ámbar iba con su cuaderno despacio bajando las escaleras y también iba hacer el mismo acto. Apenas la  vieron ambos la abrazaron y le pedían perdón, me hubiera encanto unirme al abrazo, pero puse la mesa despacio  y me fui a la cocina a buscar lo que faltaba
- Hola Pau
Ella se acercó mientras yo seguía en la cocina y me beso la comisura de la boca
- gracias por entenderme y ayudarme con ellos.
- Siempre voy a estar al lado tuyo, eso lo sabes... cambie de sexo no de corazón. - tome sus manos en señal de apoyo 
En ese instante me perdí en sus ojos castaños, ella me tomó de la cara y me estampo un hermoso beso. Mi lengua batallaba con la de ella y nuestras manos iban jugando caricias en el cuerpo. Tenía mis manos en su espalda y Pau las tomó y me la puso en sus nalgas, siempre le gusto que le haga eso, ¿porque? Porque la atraía más a ella. En ese momento caímos en la cuenta de unos niños que hablan del otro lado de la puerta de la cocina y mascullaban que tenían hambre. Pau paró el beso y mordió mi labio inferior
- La noche es larga, más luego
Me dio unos besos cortos y salió de la cocina con los platos.
No voy a mentir, estaba aterrada, pero ¿que rayos pasó aquí? No lo entendía para nada, de un momento a otro éramos una pareja nuevamente.
Cuando iba a salir de la cocina, Paulina entro y tomó de la bodega un vino y me sonrió. Volvió a salir no sin antes apoyarme un poco más su cuerpo y hacer reaccionar todo el mío.

Ámbar Where stories live. Discover now