십팔 ; dieciocho

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Lisa adoraba las ferias

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Lisa adoraba las ferias. Desde que era pequeña que sus padres la llevaban a presenciar todo el acto porque notaban que era un cambio de aire para Lisa. Sin embargo, desde que se había mudado sola que no iba a una.

Y hoy se sentía bien.

Mientras ella miraba un estante donde vendían accesorios, Jungkook se encontraba en uno más lejano, hablando con un ancianito que era vecinos de ellos y que también se encontraba vendiendo ahí.

En medio de toda una charla sobre la vida de cada uno, Jungkook le compró dos pulseras, una que tenía una piedra rosada y otra que tenía una piedra negra. Si bien sabía que no era el color favorito de Lisa, pero era las únicas que habían con color y las demás eran blancas.

— Cuidate, Kook. Y cuida de tu chica también, ya nos reuniremos para beber un café y charlar un poco, ¿Si?

El menor asintió con su cabeza sonriendo agradecidamente. Ambos se saludaron con una reverencia y Jungkook volvió hacia donde se encontraba Lisa, quien ahora se encontraba viendo otras cosas que no eran accesorios.

— ¿Viste de bonito? —Lisa señaló un peluche que estaba tejido a mano.

Jungkook sonrió al ver lo emocionada que se encontraba.

— ¿Lo quieres?

— No, no, no —Lisa negó rápidamente—. Me gusta mirarlos y decir que son lindos, pero no me gusta tener peluches en mi departamento, me dan miedo.

Ambos carcajearon cuando hicieron contacto visual después de que Lisa terminara de comentar eso.

— ¿Es en serio? —cuestionó Kook con un tono sarcástico.

— Sipi —Lisa asintió muchas veces sonriendo.

Mientras seguían caminando sin rumbo alguno, Jungkook compró helados de caramelo para que ambos comieran.

— ¿Te gustan los animales? —preguntó curiosamente el mayor.

— Si —respondió Lisa después de darle una lamida a su helado—. En especial los perritos, son lindos y tiernos.

— Concuerdo —Jungkook asintió con su cabeza muchas veces.

— Aparte... Soy alérgica al pelo de los gatos.

— Que curioso. —el pelinegro sonrió antes de hablar—. Igual está científicamente comprobado que el cincuenta porciento de la población le tiene alergia al pelo del gato.

— Oooh —Lisa lo miró sorprendida—. ¿En serio?

— Si. La verdad es que esperaba un veinticinco porciento.

— Es verdad. A lo corto de mi vida solo he conocido a dos personas que eran alérgicas al pelo del gato.

— Y yo a una.

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