Capítulo 39

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~León~

—¿Cuánto tiempo van a durar en casa de tu padre? —Emil me pregunta desde el taburete

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—¿Cuánto tiempo van a durar en casa de tu padre? —Emil me pregunta desde el taburete.

Estamos en la cocina; él echado como el vago que es y yo preparando la cena de ambos. No soy la persona más organizada, pero Emil es un inútil en todo el sentido de la palabra. No le gusta hacer los aseos de la casa, no sabe cocinar y prefiere morirse antes de intentar aprender.

—Creo que dos días —contesto mientras le echo la pasta en el plato—. ¿Estarás bien aquí solo?

Se encoge de hombros y empieza a comer sin siquiera esperarme. Me sirvo y me siento a su lado en silencio. Mis pensamientos se llenan de Gala, de lo bien que estamos llevando la relación y las cosas que haremos mañana.

Ella y yo quedamos en que iremos al cementerio. Es un paso muy grande para mí, aunque no lo parezca. Yo no he ido a ese lugar desde la vez que estuve ahí antes de irme a estudiar. Quizás soy un mal nieto, o me estoy ahogando en un vaso de agua, pero es muy difícil para mí porque aún duele.

Creo que la muerte de un ser querido nunca se olvida, aprendemos a vivir con el dolor. Es que no queda de otra. Mi abuela fue alguien muy importante, aún lo es, y ver su tumba, con el nombre de ella grabado, lo hace real. Justo como es.

—¿Estás bien? Te has quedado como un muerto en vida.

Las palabras de Emil me sacan de mis pensamientos. Sacudo la cabeza y asiento a lo que ha dicho mientras revuelvo la comida.

—Sí, solo que no tengo hambre.

—Quiero pedirte un favor —expresa serio.

Noto en su mirada melancolía y esa aura de desolación que ha mostrado en estas últimas semanas. Me imagino el porqué, su tristeza tiene nombre y apellido.

—Claro que sí, sabes que puedes contar conmigo para lo que sea.

Suspira ante mis palabras y empieza a jugar con los dedos de las manos como un niño pequeño. Emil es de esas personas que te engañan por su apariencia. A simple vista luce como un chico rudo y que no le importa ni un carajo nadie. Pero ese no es el caso, porque debajo de toda esa fachada hay un hombre sensible y tímido en algunas ocasiones.

—¿Podrías preguntarle a Gala si Leah le ha dicho algo de mí? —inquiere en un hilo de voz.

¿Han escuchado que polos opuestos se atraen? Pues esto es justo lo que define a lo que sea que tiene Emil con la amiga de Gala. Como su hermano y compañero de vivienda, he presenciado en primera fila lo desafortunado que ha sido el enamoramiento que tiene hacia esa chica y las veces que la ha cagado.

El pobre lleva todas las de perder, pero sigue dando pelea.

—Sí, podría. Emil, creo que es mejor que no insistas más con esa chica.

Y fuiste tú © [Saga Tú: libro 2] (Completa)Where stories live. Discover now