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La última prueba consistía en mandar a cada uno de los campeones por diferentes caminos en un laberinto, debían encontrar su camino hacia la copa y quien fuera el primero en tomarla, sería el ganador, no sólo era el reto del laberinto, si no que esté estaba diseñado para atacar a los participantes, agregando aquel elemento de peligro.

Cuando todos los campeones del laberinto, el animó en las gradas bajó un poco, la gente ya no estaba gritando y alentando, eran más conversaciones fuertes, ya que ahora todos esperaban con ansias quién sería el ganador del Torneo de este año.

Leash seguía recargada a Draco, tenía los ojos cerrados, intentando disfrutar del poco tiempo que le quedaba, regocijándose en el calor del chico y la seguridad que le traían sus brazos, se había preparado todo el año para este momento, pero jamás creyó que llegaría a ser tan doloroso.

Si bien era que a Leash le preocupaba hacerle daño a Draco y por eso lo había alejado inicialmente, Leash tampoco quería pasar por el dolor que iba a pasar, si no se hubiera enamorado de Draco, la despedida no tendría que ser tan dura, sin embargo, así había pasado y no había algo que pudiera hacer ahora para cambiarlo.

Leash podía escuchar el ritmo del corazón de Draco, sonaba tan dulce y calmado y Leash sintió que podría quedarse dormida con aquella melodía, quería recordar ese sonido para siempre y pensar en él cuando se sintiera abrumada.

Levantó su cabeza del pecho de Draco y él retiró su brazo, antes de que Draco pudiera decir algo, ella lo besó, el beso era dulce y suave, pero con una intensidad que deba a decir mucho más, se sentía agridulce, los labios de Leash le causaron escalofríos y Draco sintió una brisa helada en su pecho.

Cuando se separó, pudo ver los ojos azules de Leash, los cuales se caracterizaban por ser claros y brillantes, pero en ese momento, se veían pálidos, azules y grises, como si hubiera una tormenta en ellos. Leash lo miraba con cariño y pena, como si le doliera quererlo.

-¿Qué está pasando?- preguntó Draco aún mareado por el beso

Leash acarició su mejilla con cariño, sus manos estaban frías a comparación de la calidez de la piel de él, Leash quería perderse en ella, quedarse dormida y jamás despertar, no tener que huir, no tener que dejarlo.

-Me tengo que ir- susurró Leash aún acariciando su mejilla

-¿A donde?- preguntó Draco, sintiendo que se le iba el aire

Leash no contestó y le sonrió con amargura y Draco por fin entendió lo que sucedía

-Leash- dijo empezando a preocuparse- No, acordamos que no te irías- le recordó

-Él ya viene Draco-susurró Leash observando el laberinto- Lo siento en mi marca- señalo su brazo- Debo ir a detenerlo- aseguró, regresando su mirada a él

-Leash por favor- dijo tomando sus manos- No hagas esto- le pidió sintiendo un calambre en su pecho

-Sabíamos que este momento llegaría Draco- dijo Leash negando con la cabeza- Debo irme aseguró

-No-dijo Draco con firmeza- Por favor no- susurró esta vez- No me dejes- le pidió

Leash lo miró con los ojos acristalados, se acercó una vez más a besarla y Draco correspondía con fuerza, intentando mantenerla ahí.

-Voy a volver y me vas a llevar a ese restaurante lujoso, Malfoy- rió Leash y antes de darle a Draco tiempo de reaccionar, salió corriendo tomando ventaja.

Draco se levantó aún aturdido y corrió detrás de ella gritando su nombre, se abrió pasó entre la gente pero Leash era mucho más veloz, saltó los últimos escalones de las gradas y esquivando a todos, lanzó un hechizo a la entrada del laberinto, haciendo que esta se abriera y saltó en ella.

-¡Leash!-gritó Draco llegando a las primeras filas, pero fue detenido por maestros que se encontraban cerca- ¡No, Leash!- siguió gritando él viendo como su cabello rojo se perdía mientras la entrada del laberinto se cerraba

-¡Hagan algo!- gritó Draco aún siendo detenido por varias personas

La gente empezó a escandalizarse, gritando y corriendo, empezando a crear un caos, Draco pudo ver a Neville acercarse con los ojos rojos.

-¡Neville, diles que hagan algo, por favor!- gritó Draco en desesperación, pero el corazón se le detuvo cuando vio a Neville tan sólo negar con la cabeza

Lograron sacar a Draco del campo, aún gritando e intentando soltarse del agarre, sentía como la cabeza le pesaba en ansiedad y su pecho dolía con cada bocanada de aire y el nombre de Leash aún en su garganta atorado.

No significa nada- 1 (Draco Malfoy)Where stories live. Discover now