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Sábado. Hoy era el maldito Sábado.

Estaba balanceándome sobre mis talones frente a la puerta de la casa de Alex. Decidiendo si tocar o irme corriendo.

Opté por la segunda. Me volteé y mirando hacia arriba di el primer paso.

Me había olvidado que en la entrada había escaleras.

Error.

-¿Quién jode?- Alex abrió la puerta al escuchar el ruido de una maceta que se había caído por mi golpe. -¿Te caíste?- Preguntó al verme.

-No idiota, solo mi trasero tenía ganas de besar el suelo. ¿Cómo crees?- Respondí mientras me sacaba la maceta que llevaba en la cabeza. Alex me tendió la mano y tiró de ella para levantarme.

Tiró muy fuerte. Quede contra su pecho y nuestras caras estaban a centímetros.

-Deberíamos entrar.- Dije mirando hacia abajo.

-Si, lo siento. - Se separa de mi y se rasca la nuca con nerviosismo.

Entre a la casa y había un niño y una niña de unos 14 años sentados en el sillón mirando TV.

-Uhm, hola.- Salude tímida.

-¿Quien es esta, River?- Pregunta la niña.

-Claire, River, ella es Cassidy. Cass, ellos son mis... Hermanos.- Me presenta Alex.

-¿Y a tí quién te hablo?- Pregunto Claire con descaro.

-Oh si, el que pudo evitar la muerte de nuestra prima y no lo hizo.- Dijo River.

-Ya basta niños.- Los regaña Alex.

-No nos des ordenes. No eres nadie.- Dice la niña casi gritando.

-¡Soy su hermano mayor!

-No lo eres, eres un hijo de puta.- Dice Claire con la voz quebrada.

-Solo ve a tu habitación, Alex, y déjanos solos... Como hiciste con Bryanna.- River se para enfrente de su hermano y lo mira a los ojos con el ceño fruncido. Es increíble que por la diferencia de edades sean casi del mismo tamaño.

-Y llévate a tu puta.- Dice la niña entre sollozos.

-Ya, Claire, suficiente.- Le dice River en un tono dulce pero firme.

Alex me toma del brazo y me lleva hacia el piso de arriba.

Me di media vuelta para mirar a los hermanos, River abrazaba a Claire, mientras esta lloraba en su pecho. Sentí mucha lastima por Alex, se veía roto, decepcionado.

-Siento eso.- Dijo despeinandose el cabello con su mano mientras se sentaba en su cama.

-¿Siempre fue así?- Pregunté.

Él niega.

-Todo comenzó cuando ella murió, y yo conte que antes de que la atropellaran me había invitado al cine, pero yo fui contigo. Me arrepiento cada segundo de mi vida.- Debo admitir que eso dolió, bastante, pero seguí escuchando su historia como si nada. -Ellos piensan que es mi culpa. Siempre fueron muy unidos con Bryanna, aún más que yo con ella, su muerte les afectó mucho. Mi madre siempre trata de calmarlos, pero ellos se niegan. Imagina que Ashton te odie.- Me mira con los ojos vidriosos.

-No me lo imagino.- Respondo sincera.

-No tengo a nadie.- Soltó luego de unos largos segundos de silencio.

Debía comprenderlo, sus cambios de actitud se debían a una gran pérdida que él había sufrido. Se notaba su dolor en sus ojos, los cuales se veían apagados por grandes ojeras de bajo de éstos, sus pómulos se encontraban más marcados debido a la delgadez de su rostro. Ya no era el mismo chico. Estaba cambiado.

Un Perfecto ImbecilDonde viven las historias. Descúbrelo ahora