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Luego de tres horas sentados en las sillas del hospital, tratando de que Alex se olvidara mínimamente de su prima, se durmió.

Su cabeza estaba apoyada en mis piernas. Era de noche, 1:45 de la madrugada. Mi celular vibró en una llamada de Sasha. Me alejé un poco para atenderla.

-¿Dónde se supone que estás?- Dejo en un tono furioso.

-Con Alex, no creo que quiera que te cuente lo que sucede. No le digas nada a Ashton. Dile que me secuestraron o algo por el estilo, le agradará mas oír eso que oír que estoy con un chico.- Bromeé.

-Bien... Adiós.- Y se cortó.

La verdad estas 3 horas con Alex no habían estado nada mal. Nos empezamos a llevar mejor y mejor. Sentía mucha pena por él, no me gustaba verlo así. Luego de un rato de charlas, se durmió sobre mis piernas. Se veía tan tierno dormido de esa manera.

Estaba muy cansada, pero no tenía donde dormir, así que me quedé despierta. Puse una mano en la cabeza de Alex, y me comencé a jugar con su cabello. Lo miré con tristeza y ternura. Es muy bello.

Luego de unos minutos, me dormí sentada en los bancos de la sala de espera del hospital.

La puerta de la sala de operaciones se abrió. Ya habían pasado 5 horas. El cirujano salió con una mirada triste en su rostro.

-¿Como está ella?- Alex dió un salto de la silla.

-Su pulmón estaba demasiado dañado.- El médico miró hacia abajo.

-¿A que se refiere con "estaba"?- Pregunto confundido, remarcando la última palabra.

La señora, mamá de Bryanna se había ido hace horas a cuidar a sus otros dos hijos, solo quedábamos Alex y yo.

-No pudimos salvarla.- finalmente habló el cirujano encargado de la cirugía de la chica.

Alex se quedó en shock, sus ojos se cristalizaron en un segundo y comenzó a llorar.

-No, no es posible...- Susurró. -¿Murió?

-Lo lamento, señor Samuels.- El señor se marchó hacia la sala de operaciones.

Nos quedamos en silencio, Alex no se movía, las lágrimas caían por su rostro y su expresión no cambiaba.

-Alex... Lo siento.- Alcancé a decir.

No dijo nada.

Yo tampoco.

Lo abracé sin que él se lo esperara. Me devolvió el abrazo casi sin dudarlo, solo se escuchaba su respiración entrecortada.

-Ella lo era todo para mi.. Era mi única amiga.- Dijo entre llantos.

-Lo sé, Alex.

Él lloraba en mi hombro, lloraba desconsoladamente.

-Si hubiese estado con ella, esto no hubiera pasado.- Me separé de el y lo miré extrañada.

-¿A qué te refieres?- Pregunté.

-Me había llamado para que vayamos al cine, a ver "Rápidos y Furiosos" pero le dije que no por ir a verte... Ella sabía lo mucho que me gustas, era la única.- Se detuvo y se seco las lágrimas. -Esto fue todo mi culpa.

Iba a preguntarle sobre lo "mucho que le gusto" pero obviamente no era el momento. Lo más sensato era intentar calmarlo y estar para él.

-No, Alex, no es tu culpa.- Volví a abrazarlo.

-Cass...- Se detuvo. -¿Podrías ir a mí casa esta noche?

Lo miré fijamente dubitativa, sin decir nada.

-No haré nada que no quieras, ni siquiera dormiremos en la misma habitación, no quiero estar solo.

-Bien, espera que... Le aviso a Ashton.- Miré hacia el suelo y tomé mi celular.

-¿¡Dónde estás, pequeña desgraciada!? ¿¡Por qué no contestas los mensajes!? ¡Me tenías preocupado! Estaba a un segundo de llamar a la policía.- Me atendió Ashton tan hermoso como siempre.

-Con Alex- Suspiré.

-¿¡Qué!? ¡Ven a casa ya mismo!- Gritó.

-No, Ashton, no puedo. Alex... Me necesita. Tengo que dormir en su casa, por favor entiende.- Supliqué.

-¿Te necesita... Dar?- Su pregunta hizo que suelte una risa.

-¡No! Ashton, es importante, Alex esta mal y...- Vi como el se sentaba en una silla y se cubría la cara. -Luego te explico, mañana iré a casa temprano, te lo prometo, adiós.-

No dejé que dijera una sola palabra más, colgué el teléfono tan rápido como pude.

-Alex... Todo estará bien.- Pasé un brazo por su espalda, y lo atraje hacia mi.

-No tengo a nadie. Mis padres se la pasan trabajando, mi tía ya no querrá verme y mis primos... Ellos me odian, al igual que lo harán mis hermanos ahora. Sólo me queda Ashton, que me odiará por llevarte a mi casa.- Las lágrimas llegaron a mis ojos. No sabía que responder.

-Alex... Me tienes a mi. Somos amigos.- Traté de animarlo.

-Gracias, Cassy... ¿Vamos?- Se limpió las lágrimas y trató de parecer feliz.

-Todo pasará.- Lo abrace fuertemente. -Se paciente.

-Gracias, preciosa.- Dijo el, provocando una risa en mi.

-Vamos.- Golpee su hombro.

Un Perfecto ImbecilDonde viven las historias. Descúbrelo ahora