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Editado.

-Hey, llegamos.- Dije sacudiendo su hombro.

El abrió los ojos y me miró apenado.

Bajamos del auto y subimos a su cuarto, no estaba como la última vez que vine. Estaba desordenado, las paredes estaban sucias, y los posters y cuadros estaban rotos o arrancados brutalmente de la pared. Decidí no preguntar y llevé a Alex a su cama.

-¿Qué es eso?- Pregunté elevando un poco la voz encaminándome a su mesa de noche. -¿En serio Alex? Primero te voy a buscar borracho a un bar, y luego... ¿Fumas?- Dije enojada.

-No es tu problema.- Dijo dándose la vuelta acurrucado en las sábanas.

-Alex... ¿Hace cuánto que lo haces?- Dije furiosa. -¿Sabes lo peligroso que es?

-Déjalo.- Dijo apretando los dientes.

-Respóndeme.- Ordené. -¡Te matarás a la larga si sigues fumando!

-¡TAL VEZ ESO ES LO QUE QUIERO!- Gritó volteando hacia mi, parándose de su cama. -Ahora... Vete.- Dijo en un hilo de voz.

Lo miré con los ojos aguados y el ceño fruncido y me marché sin decir nada.

Conducía mientras las lágrimas nublaban mi vista y los sollozos se escapaban de mi garganta. ¿Desde cuando lloraba por Alex? No lo se.

Tal vez lo quiero demasiado... Tal vez.

Conduje a la casa de Aaron nuevamente. Al llegar traté de aguantar el llanto para fingir que todo estaba bien. Pero al momento en el que Georgina abrió la puerta, corrí hacia la habitacion de mi amigo. El estaba jugando videojuegos y se sobresaltó cuando abrí la puerta de golpe.

-Hey, ¿Qué pasó?- Preguntó acercandose a mi con los brazos abiertos dispuesto a abrazarme.

No dije nada y cerré los ojos con fuerza para llorar mas fuerte.

-Quiero que venga Ashton.- Dije como pude.

Aún faltaba una hora para que me venga a buscar, y yo lo necesitaba ahora. El era el único que sabía consolarme de verdad.

Me separé de Aaron y tomé mi celular marcando el número de Ashton.

-¿Aló?- Atendió.

-Ash, soy Cassy, ¿Puedes venir a buscarme ahora?- Dije tratando de sonar normal, pero no me salió.

-¿Estás llorando?- Preguntó.

-Ven a buscarme.- Dije sollozando.

-Estoy yendo.- Y colgó.

Aaron estaba sentado en su cama, y palmeó a su lado para que me siente con el. Al hacerlo, el me rodeó con su brazo y yo puse mi cabeza en su hombro.

-No solo toma.- Dije. -También fuma.

-¿Por eso lloras?- Dijo haciendo círculos con su pulgar en mi brazo.

-No. Lloro porque me trató mal, porque no confía en mi, y porque si sigue asi se va a matar.- Me seque las lágrimas. -Y yo no quiero que muera. Yo lo quiero demasiado.

-¿Te estás enamorando?- Preguntó.

Esa era la pregunta del millón. ¿Me estaba enamorando? Tal vez. Pero yo no quería enamorarme, tenía miedo de que todos los chicos fueran igual a Connor, tenía miedo de que me rompan el corazón.

Otra vez.

¿Me estaba enamorando? No. Esa es la respuesta. No me estaba enamorando. Ya estaba enamorada.

Un Perfecto ImbecilDonde viven las historias. Descúbrelo ahora