Qian Kun puede definirse a si mismo como una persona terca.
Tiene una extraña manía de querer superar a su hermano mayor en todo, hasta en sus notas perfectas incluso si no están al mismo nivel de educación. No sabe cuándo fue que nació esa necesidad de hacerlo, sus padres siempre les decían a ambos que estaba bien que se esforzaran en la escuela pero que también debían de tener tiempo para si mismos, debían de descansar para no caer en algún burn out.
Pero el, por alguna extraña razón, sentía la necesidad de superarlo y ver a su hermano mayor avergonzado porque alguien más pequeño era aún más inteligente que el.
Era extraño, tal vez se debía a la extraña relación de hermanos que llevaban.
Le gusta ser adulado por su gran inteligencia, sin embargo, la única opinión que realmente parece importarle es la de Doyoung y en parte la de Taeyong.
Conoció a Kim DongYoung el primer día de clases, el pobre se veía tan asustado que sintió una extraña necesidad de cuidarlo incluso si sus compañeros habían comenzado a murmurar que era mejor no acercarse mucho a aquel chico rico. Al principio no entendía muy bien a que se referían, hasta que los rumores llegaron a sus oídos.
Supuestamente aquel chico pelinegro era el hermano menor de alguien que en su tiempo fue conocido como una persona peligrosa para el colegio. Como cualquier ser humano inteligente, ignoró estos comentarios y se decidió por conocer a Doyoung por cuenta propia para después sacar conclusiones.
Para la desgracia de su pobre corazón, eventualmente terminó cayendo enamorado de él y sus bonitos ojos que lo miraban con cariño cada vez que decidía contarle algo. Doyoung era de ese tipo de personas que te escuchaba atentamente incluso si el tema no era mucho de su interés, siempre tenía algo para decirle cuando se sentía bajo de ánimos y de vez en cuando le llevaba dulces porque sabía lo mucho que le gustaban.
Lo quería tanto, pero el solo le veía como un amigo más por culpa del maldito de John Seo.
No sabía que tenía el de especial pero por alguna extraña razón le gustaba demasiado a Doyoung. Tal vez porque John era la viva imagen de alguien exitoso o incluso el típico chico guapo y popular del colegio.
Tal vez no era muy sano odiar a una persona que en realidad no le hizo nada, pero no podía desaparecer aquel sentimiento así de la nada, probablemente se quedaría de esa manera hasta que se graduaran y no volviese a verlo jamás.
De camino al aula de clases se encontró con Doyoung, el pelinegro inmediatamente corrió en su dirección al verlo caminar por los pasillos, haciéndole sonreír inconscientemente.
Tal vez no debía de depender tanto de ver a su compañero para sentirse completamente feliz, podía llegar a hacerle daño con el paso del tiempo. Pero, por dios, con esa sonrisa tan linda que tenía, definitivamente se le era imposible.
—Kun —dijo Doyoung con una sonrisa, sosteniéndolo del brazo. —¿Quieres ir a mi casa? Podemos pasar la tarde viendo alguna cosa en Netflix.
La propuesta era una oportunidad para poder ganarse el corazón de su amigo y aún así tendría que rechazarla porque ya le había prometido a otro de sus amigos que asistiría a su fiesta, no podía romper una promesa de ese tipo, era alguien de palabra.
—Perdón, Dongs, no creo que pueda ir hoy, ya tengo otro compromiso —se excusó, caminando con su amigo hasta el aula de clases. Su corazón se oprimió un poco al ser el causante de que la sonrisa tan bonita que tenía desapareciera de su rostro. —Lo siento.
—No te disculpes —la sonrisa volvió. —Tus asuntos son importantes, lo entiendo. Podemos pasar la tarde juntos otro día, no hay ningún problema, tranquilo.
