6. BRUJAS Y ALUCINACIONES.

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Amybeth.

Llego a casa, interrumpiendo una vez más a Lilith y al sujeto con el que estaba a nada que quitarse la ropa, pero poco me importa porque lo único que deseo es encontrar a mi hija.

—Pensé que ibamos a descansar.

—No, nada de descansar, tengo que encontrar a mi bebé hoy mismo.

Rueda los ojos, deseando desaparecerme del mapa, estoy segura de eso. Pero vamos, puede tener sexo en cualquier otro momento y mejor aún, tienen toda una eternidad para hacerlo, mientras que mi hija lo que no tiene es tiempo, ella es frágil e indefensa, ni siquiera sabe hablar o caminar. Joder, ni siquiera he podido abrazarla y cuidarla como es debido.

—¿Tienes algo de ella?

La miro dando mi clara señal de negatividad.

—Tu sangre, con eso es suficiente.

Su aviso es como un pedido inmediato para mí, tomo un cuchillo para cortarme la palma de la mano, dispuesta a usar toda mi sangre si es necesario.

El hombre a su lado pone las manos sobre el papel que al parecer es un mapa, creo que así me había dicho que se llamaban esos trazos con formas extrañas y nombres por todos lados, cuando ella alza las manos y cierra los ojos es se siente como si hubiesen abierto las ventanas y el viento nos azotara, cada vez más y más, cosa que causa también movimiento en la línea de sangre que había dejado. Aquello me hace entender mejor su método para encontrar a mi hija.

Todo se detiene, los ojos de Lilith se vuelven completamente blancos y el rastro de sangre desapare, como si jamás hubiera estado ahí. Entonces, mi corazón da un vuelco y la cara de Lilith altera aún más mis nervios.

—Hay que hacerlo de nuevo —pido y accede.

Intentamos incluso con una combinación de sangre mía y del inepto que al igual que yo, comparte sangre con mi pequeña, pero ni siquiera así funciona y el desespero me hace desear poder devolver el tiempo, el nudo en la garganta me ahoga y las ideas negativas me devastan.

—Descansemos un poco, tal vez sea eso ¿No? —habla el hombre del cuál ni siquiera me sé el nombre aún.

—No, no quiero.

—Hey, eres inmortal pero tú cuerpo sigue necesitando al menos un poco de descanso y estoy casi segura que no has dormido en horas, antes por la emoción de todo y ahora por esto —me habla Lilith. Tampoco quiero escucharla a ella, solo quiero a mi bebé.

Siento cómo si todo se pudiera en contra mía, las paredes quieren destriparme y todo se encoge, excepto las personas y mis ansias de encontrar a Robin.

Los ignoro a todos, salgo de ahí, me encierro en la habitación donde me he estado quedando los últimos días y envuelvo mi cuerpo en sabanas, pensando en mi bebé, tal vez tiene frío, miedo, hambre, quién sabe qué le están haciendo. Ella necesita tener a su mamá a su lado y yo a ella.

Doy vueltas y vueltas, a la final termino rompiendo las sábanas que tenía encima, todo me desespera y no puedo con tanto estrés, ni con las emociones queriendo apoderarse de mí ser a cada instante. Me levanto y camino por toda la habitación, hago una mueca con los ruidos que provienen de la habitación de Lilith, me acuesto en el frío suelo e intento pensar, aunque no es muy buena idea.

Luego de nuevos inútiles intentos de dormir o al menos calmar mi mente, no encuentro más opción que salir a caminar, no hay nada nuevo, pero aún así intento escuchar más allá de lo que los humanos logran, necesito lograrlo. Paso puerta por puerta, y no hallo nada, me siento agotada.

—Dicen que esa mujer tuvo otro hijo, esta vez es una niña —alcanzo a escuchar.

—Ahora entiendo por qué no la vimos durante tanto tiempo, estaba en cinta —dice otra voz y en mi desesperada cabeza solo puedo imaginar a mi hija, con nostalgia.

BESTIA PELIRROJAWhere stories live. Discover now