— Hey. — hablé apenas me acerqué al par, ambos me miraron con sorpresa. — Soojin. — observé a mi prima quien también me observaba con mucha curiosidad, carraspeé un poco incómodo. — Me llevo a Ren, necesito... necesito hablar con él de algo importante.

Vergüenza, ¿quién te conoce?

— Oye, mocoso. — vociferó la refinada dama quien se hacía llamar mi prima. — ¿No ves que también estamos en una conversa- ¡Baboso, escucha lo que te digo!

Me importaron muy poco sus bufidos molestos, yo simplemente tomé a Renjun de su mano y me lo llevé lejos de la troglodita de Soojin «y de todo el mundo en sí». Finalmente estábamos solos, alejados del bullicio que ya empezaba a hostigarme, el sonido de los grillos en el parque al que nos traje siendo el único ruido que nos envolvía.

— Jeno, Soojin parecía realmente enfadada cuando me llevaste contigo.

Agradecí internamente que él acabara con el incesante silencio, pues yo verdaderamente no sabía ni cómo empezar ni qué hacer.

— Está bien, luego le pediré disculpas por entrometerme en su conversación súper importante.

— Pudiste haber esperado un poquito más y luego traerme hasta aquí, tenemos toda la noche para-

Y lo callé.

Atrapé sus labios con los mío en un parsimonioso beso, él correspondiéndome de la misma manera.

— ¿Qué fue eso...? — susurró una vez nos separamos luego de unos largos segundos.

— ¿Un beso? — respondí con una sutil sonrisa socarrona.

— No, o sea, sí, pero... ¿por qué?

— No te callabas. — y su mirada confusa hizo que riera levemente, Renjun golpeó mi pecho con suavidad y yo acaricié su moflete con gentileza. — Hay algo que quiero decirte. — de pronto, de nuevo nos encontrábamos en un silencio sepulcral. su semblante demostrando lo angustiado que se encontraba en ese momento y, sinceramente, hizo sentirme culpable ponerlo tan tenso así que seguí dando caricias a la suave piel de su mejilla con mi pulgar.

— ¿Es algo muy grave?

Solo me limité a negar mientras admiraba un poco más los pequeños detalles de su rostro. Tomé una bocanada de aire antes de soltar todo aquello que había querido decirle hace un tiempo pero que no me había atrevido a hacerlo.

— Renjun, — sus ojos color avellana buscaron los míos y por un segundo me perdí en ellos. — sé que cometí muchos errores y te hice daño en el pasado, y aunque no pueda retroceder el tiempo para evitarlo, quiero darte buenos momentos en el futuro. — sujeté su mano con mi mano libre y entrelacé nuestros dedos, sintiendo su calidez al instante. — Permíteme ser el dueño de tus sonrisas siempre, Ren, permíteme acompañarte en tus peores y mejores momentos... permíteme hacerte feliz por el resto de tus días.

Y con esa última frase esperaba que comprendiera lo que quería decirle, pero su semblante y su silencio me ponían aún más ansioso de lo que ya me encontraba. Todo fue peor cuando de sus ojos se cristalizaron y luego sus mejillas se empaparon de lágrimas, incluso su nariz se había teñido de rojo.

Me asusté.

¿Había dicho algo malo?

No, si hubiera sido así, entonces Renjun no me hubiera tomado del rostro para después chocar sus labios con los míos, un beso el cual tardé unos segundos en corresponder con la misma intensidad que él.

No podía creer el hecho de que en mi estómago no solo habían mariposas, ¡había un zoológico entero allí dentro! Pero no me importaba, esta sensación que el mayor me brindaba lo valía todo. Justo ahora podía sentir cómo mi corazón también casi se salía de mi pecho por lo rápido que latía.

Me pregunté si Renjun se sentía igual o peor que yo...

— ¡Sí, sí, sí y mil veces sí! — exclamó con entusiasmo, una enorme sonrisa adornando su adorable rostro, dejando varios piquitos sobre mis belfos. Yo solo pude abrazarlo por la cintura y esconder mi rostro en la curvatura de su cuello, impregnándome de su olor.

¿Es así como se siente estar enamorado?

— Quiero todo contigo, Nono. No sabes cuánto había esperado por este día.

— ¿Demoré demasiado?

— Mh, un poquito, pero yo te seguiría esperando porque no me imagino lo complicado que fue para ti asimilar que un hombre te gustaba.

— Corrección, me gusta.

La risa divertida que soltó el contrario hizo a mi corazón inflarse de alegría, ocasionando que yo también riera junto con él.

Y este pequeño pero agradable momento me hizo darme cuenta de una sola cosa: que Huang Renjun me volvía muy gay.

𔒱

jeje.

y con esto doy por finalizada definitivamente esta historia.

lo dije antes pero en serio gracias a los que la leyeron hasta aquí, nunca me había sentido tan feliz al escribir algo. ‹𝟹

H𝗘 I𝗦 N𝗢T 𝗚A𝗬Where stories live. Discover now