━ 𝐃𝗈𝗌.

2K 229 22
                                    

Las cosas no estaban yendo como Jeno creyó que irían. Aunque, bueno, teniendo a Renjun en su habitación «sí, la habitación de Jeno a pesar de que se suponía estudiarían en la casa de Jaemin pero hubo un cambio de planes cuando el mencionado recordó que irían sus tíos, afirmando que no podrían estudiar bien porque iban a estar sus primos pequeños bulliciosos» tan concentrado en lo que hacía y decía lo ponía tan incómodo por alguna razón, tanto que concentrarse estaba siendo un maldito martirio para el pelinegro.

Quería de alguna manera escapar de la situación como lo tuvo planeado antes de que todo se fuera al caño: iba a fingir que lo llamaban por teléfono y pondría la escusa de que un problema muy grande ocurrió en su casa pero ahora eso era inútil.

— Renjun, no puedo resolver este ejercicio, ¿me lo explicas nuevamente? — Jaemin se acercó al chino para que este le explicara y así lo hizo.

Jeno también trataba de resolverlo por su propia cuenta, estaba más que claro que no le pediría ayuda al nuevo intruso ni por más que le saliera humo de la cabeza por tanto pensar. No iba a perder su orgullo.

— Na, te he estado diciendo que no debes multiplicar estos números, sino estos otros. Si sigues confundiéndote así, no avanzaremos mucho el día de hoy.

— ¡Esto es tan complicado! — Jaemin se echó al suelo a la par que cubría su rostro con su antebrazo y pataleaba. — Me duele la cabeza, tomenos un descanso de media hora.

— Diez minutos. — habló Renjun mirando al que estaba en el suelo de una manera indescifrable.

— Veinticinco.

— Quince.

— Veinte.

— Bien, quince minutos.

El silencio reinó la habitación después de aquella pequeña discusión en la que salió Renjun victorioso y la cual dejó a un Jaemin enojado tirado en el frío suelo. Jeno solo miraba a su amigo con burla, riendo en su interior. Ver a Jaemin con esa actitud de niño malcriado era divertido.

Ninguno supo qué más decir y nuevamente el ambiente se volvió tenso.

— Ah, iré a traer algo de comer. — habló Jeno finalmente después de que pasaron unos largos cinco minutos «o más» de lo que había sido el silencio más incómodo para los tres adolescentes.

— Quiero ir yo. Necesito salir un rato de este lugar, es sofocante. — Jaemin hizo una mueca de desagrado, levantándose del suelo para caminar rápidamente fuera del cuarto antes de que el morocho le dijera algo.

Ahora solo eran Renjun y Jeno completamente solos en la habitación, el silencio sepulcral formándose por segunda vez.

Podría seguir a Jaemin y salir de esta situación. Pensó Jeno, pero sería tan obvio que no quería estar cerca de Renjun por lo que rápidamente la descartó, tampoco le apetecía verse como un cobarde porque sabía perfectamente que Renjun notaba su extraño comportamiento frente a él.

— Tienes... ¿tienes algún incoveniente con el ejercicio? — preguntó un Renjun nervioso, garabateando quién sabe qué en su cuaderno, ganándose la atención de Jeno casi al instante.

— ¿Eh? — lo miró confundido, formando una "o" con su boca. — No realmente.

Mentira, ni siquiera lo había empezado porque se rindió apenas vio toda esa cantidad de números, letras y signos en donde seguramente el resultado sería una "x" o cualquier otro número.

— Desde aquí puedo ver que no tienes completado nada, por eso es que pregunto, pero si no quieres entien-

— Bien, ayúdame con esto. — resopló frustrado.

Había intentado de mil maneras ignorar a Renjun como el chino lo venía haciendo cada vez que se veían o cruzaban, pero sin motivo alguno optó por aceptar a regañadientes, así que solo se acercó más al rubio sin mirarlo, sintiendo cómo sus brazos chocaron sin querer y su corazón de pronto empezaba a bombear más sangre de lo común, cosa que en Jeno era muy atípico, pues ni con una mujer su corazón había palpitado de aquella manera, y era raro; algo que atemorizó a Jeno pero que, a la vez, lo hizo actuar inconscientemente.

Cuando se dio cuenta ya se encontraba aproximando su rostro al ajeno con la intención de besarlo. Sus respiraciones mezclándose y sus corazones palpitando a mil por hora, ambos con unanimidad.

Renjun cerró los ojos, fue lo único que en ese momento pudo hacer, tampoco se le cruzó por la cabeza alejarse o apartarlo. Pero el beso nunca llegó, y es que antes de que eso pasase Jeno pudo divisar su celular al borde de la cama, justo detrás del chino, por lo que lo tomó sin más y se alejó rápidamente.

Agradecía haberlo dejado allí y no en otro lugar. De no haber sido así, no habría podido escapar de lo que sea que estaba a punto de suceder.

Por otro lado, Renjun sintió el calor subir a sus mejillas cuando se dio cuenta de lo que acababa de ocurrir y se sintió un idiota al pensar que Jeno lo iba a besar. ¿Por qué tuvo que cerrar los ojos? Ahora la vergüenza y pena se apoderó de su ser, no podía verlo ni de reojo.

Ambos solo querían que Jaemin regresara en ese mismo instante.

Y, oh sorpresa, hablando del Rey de Roma miren quién se asoma.

Jaemin cruzó por el umbral de la puerta, exclamando algo que ambos no lograron entender pero que fue suficiente para saber que el recién llegado estaba feliz. Claro, estaba, porque cuando los vio extrañamente muy alejados uno del otro supo que algo no andaba para nada bien.

Intentó restarle importancia para reincorporarse a su pequeña reunión de estudio y continuar con lo que estaban haciendo, dejando sus snacks a un lado para que aquellos no estorbaran.

— ¿Pasó al-

— ¡No, no pasó nada! — dijo Jeno un tanto «muy» alterado, clavando la mirada en su cuaderno, evitando mirar a Jaemin. — ¿Qué se supone que pasaría? Nada, entonces haz silencio y presta atención.

Sí, definitivamente algo no andaba bien.

𔒱

𔒱

Ups! Ten obraz nie jest zgodny z naszymi wytycznymi. Aby kontynuować, spróbuj go usunąć lub użyć innego.
H𝗘 I𝗦 N𝗢T 𝗚A𝗬Opowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz