71 Coxtie Green Rd, Brentwood, England.

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"No es grata tu visita, dijiste que no querías volver saber de mí" dijo neutral al abrir la puerta, tardó un par de segundos en poder abrirla al traer su traza roja habitual de café de todos los días entre sus manos.

El día inició a las seis en punto de la mañana, apagó su despertador de siempre y se puso de pie sin pensarlo. Tomó una larga ducha y secó su cabello tres veces como de costumbre.

El café pasó lentamente por su garganta mientras su progenitora se adentraba sin invitación a su departamento, el ardor provocado por el frío invierno hizo sufrir sus paredes intestinales con un sonoro crujido, tomó un pedazo de avocado con tostadas francesas, un recipiente con frutos rojos y semillas de girasol.

Salió a la pequeña terraza ignorando el bullicio de los gritos de la mujer, vio al pelirrojo niño de todos los días repartir periódicos en la puerta de cada vivienda. Vio pasar a la señora de cabello cobrizo con los cinco perros que siempre paseaba a tempranas horas de la mañana. Vio a lo lejos la larga cola mañanera para comprar el mejor pan de la ciudad.

Esperó tres segundos antes de voltear y confrontar a la mujer, quién seguía gritando sin sentido.

Hubiera preferido a Louis de visita en la mañana en lugar de su madre, no sabía siquiera para qué lo fue a buscar ni cómo dio con su paradero.

"Hasta que por fin te encuentro, ¿Qué tan ocupado estás?" se escuchó el grito como si sus tímpanos no tuvieran opción, no era agradable.

"Es la primera vez que llegas a mi departamento" responde con neutralidad, su mano empieza a moverse contra el dobladillo de su pantalón liso, nerviosismo.

"No estoy bromeando, no me has depositado" alzó la voz, visualizó el ceño fruncido y las arrugas en sus expresiones de la mujer, quién tomó asiento al centro del sofá, desacomodando sus tres cojines pulcramente ordenados.

Nadie debía sentarse allí, ni siquiera él. Solo Louis.

"No lo hice" confirma "¿Solo viniste para preguntar eso?"

"No te hagas el gracioso y deposítame de una vez, sabes que debes hacerlo y no creo que lo hayas olvidado" desafía "¿O ya te volviste loco? Te dije que solo debías hacer eso y es lo único que no haces ¡Me quieres ver la cara de estúpida!"

"No es mi intención hacerlo, solo tienes un rostro, variaría las expresiones" refuta de pie, la expresión neutral aún en su rostro.

"No te hagas el imbécil, dame mi dinero"

"No tengo tu dinero, solo tengo mi dinero"

La mujer lo miró con una ceja alzada "Es lo mismo, desde hace un mes me dejó de llegar el cheque y sabes que lo necesito"

"Eran para los gastos de la casa" razonó el rizado, recordando cómo tenía que depositar mensualmente una cantidad de dinero a la cuenta bancaria de su madre por manutención de la vivienda, él no era estúpido, sabía que no gastaba ni siquiera el diez por ciento del dinero en el verdadero propósito "Ya no vivo allí, tengo mis propios gastos"

"Los necesito, sabes que no tengo empleo"

"Tienes empleo"

"Pero no me alcanza, no estoy pidiendo consejos solo vine por mi dinero" conjeturó.

Harry movía el dedo anular contra el dobladillo de su camiseta, su pierna comenzaba a moverse involuntariamente y las mejillas perdían color. No le gustaba el tono de voz alto.

"No puedo darte dinero" mencionó y tragó un sorbo de su café.

"Eres un malagradecido" empezó la mujer "Te hemos dado todo tu padre y yo y no puedes ayudarnos con la casa"

"Mi padre murió" recordó "Tu novio no es mi padre"

"Es como si lo fuera" reprochó ella.

"No" negó "Y si es todo por lo que viniste, puedes retirarte, estás atrasando mi cronograma de actividades para hoy"

"Eres el peor hijo, estoy enferma y te vale una mierda lo que me pase, espero no vengas a casa llorando como siempre hacías" comentó levantándose del sofá "Eres un puto enfermo, no te atrevas a volver a mi casa"

"No lo soy" dijo, sintiendo su mejilla moverse involuntariamente, sus dedos desgarraban el dobladillo hasta quitarle la costura y su pie se movía frenéticamente.

"Sí, eres un maldito enfermo malagradecido, hice bien en echarte de casa" dijo ella abriendo la puerta "Aléjate de mí, no soy madre de un retrasado como tú" azotó la puerta antes de desaparecer por los pasillos.

Harry se limitó a acomodar los tres cojines del sofá mientras el sentía como el pecho oprimía su interior, las piernas flaquearon y su cabeza era un lío recordando las emociones de su libro infantil.

Tristeza, felicidad, confusión, alegría, enojo...

Su cabeza confundía las expresiones, un ataque de pánico subía desde la punta de sus pies hasta hacer un lío en su cabeza.

Sonreía inconscientemente mientras se alteraba al sentir las lágrimas cayendo por sus mejillas.

Él tomaba sus pastillas siempre, no debería sentirse así.

Se dirigió a su habitación y tomó su teléfono, no se hubiera demorado tanto si hubiera una tecla, pero Louis insistió en adquirir uno moderno.

Para Louis: No me siento bien, te necesito.

No esperó más de dos cortas respiraciones mientras intentaba calmarse y poder respirar cuando su teléfono sonó notificando un mensaje entrante.

De Louis: Estaré ahí en cinco minutos. 

Pretty blue eyes.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora