Abigail

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El primer domingo del mes puso a Hannibal en marcha hacia Riquewihr, la localidad que había llamado su atención por las curiosas edificaciones y las coloridas fachadas, una buena opción para su servicio comunitario aún en diciembre.

A su llegada a Francia se volvió un poco perezoso aceptando estar más tiempo en casa con su ángel, pronto se encontró procrastinando cada que podía y decidió acabar con el hábito nada saludable antes de que fuera más difícil. Will le sugirió ejercer como médico en lugares que lo necesitaran, así no perdía la práctica, hacía algo de provecho y tal vez arrastraba a casa un corte para la cena, sin chistar aceptó.

Aparcó en la casona donde le ofrecieron una oficina para su día de consulta, bajó con el maletín y algunas personas lo reconocieron con un vistazo. La firmeza en sus pasos hizo que un agradable dolor se extendiera por su cuerpo, sonrió al recordar el motivo.

Después de años como una pareja estable, sin compromisos a largo plazo además de su matrimonio y la increíble mejoría de su relación con el mundo, decidieron embarcarse en la preparación para ser padres, aún sin una fecha prevista, pues querían que el destino eligiera el momento pero la planeación para ser competentes les pareció la mejor opción.

Comenzaron haciendo presupuestos para abrir fondos destinados a cada aspecto por cubrir hasta una vida adulta, pasaron a la terapia que los llevó a tomar cursos, conferencias e incluso un par de diplomados para estar listos e informados ante cualquier situación.

Tras un chiste sobre inseminación que hicieron un par de mujeres en una última conferencia su ángel había ansiado el contacto sexual con una intensidad feroz, esa tarde antes de la cena escuchó algo que no estaba seguro de si era real o una línea producto de su imaginación.

"Fóllame hasta que pueda sentir que tu semilla toma forma en mí"

Al inicio pensó que estaba siendo objeto de una broma pero cuando su chico lo amenazó con salir y buscar en otra parte no tardo en reducirlo a un cuerpo balbuceante y satisfecho, sin duda muy lleno de su esencia.

Pero unos días atrás tomó un rumbo diferente al ver como el empático protegió a unos niños de su padre golpeador. El psiquiatra hizo una negociación con el rey del inframundo, él le enviaría a la escoria y Hades debía convencer a su sobrino nieto, Eros, de darle la capacidad para engendrar. Cuando su matanza sabatina se llevó a cabo con una facilidad casi engañosa, lo tomó como una respuesta positiva, la señal para actuar.

Follaron contra cada rincón de la casa, no se detuvieron cuando dos muebles no soportaron el movimiento y su peso ni cuando estaban tan sobreestimulados que empezaban a sentir más dolor que placer. Viviría con ese cansancio el resto de sus días solo para recordar los escenarios.

Cordial recibió a todos los pacientes, atendió padecimientos menores, lesiones e incluso dio un par de horas de terapia. Como se había advertido que no aceptaba ninguna clase de recompensa monetaria, era remunerado con regalos simbólicos, comida, dulces, frutas, artesanías, agradecía sincero pensando en lo mucho que le gustaban estas cosas a Will.

El reloj marcaba las cuatro cuarenta y cinco, debía comenzar a empacar si quería llegar a tiempo a casa. Guardó los suministros que aún servían, anotó los que debía reemplazar y limpió el lugar lo mejor que pudo, se tomó un momento para descansar al borde de su escritorio y cerró los ojos permitiendo que su imaginación lo envolviera, al abrirlos vio a su ángel sosteniendo un pequeño bulto con una mata inconfundible de risos, le sonrió dando pasos para llegar a su encuentro pero unos golpes urgentes lo sacaron de la ensoñación.

Save my childhoodWhere stories live. Discover now