Capítulo 5

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Madison.





Con una libreta en mano y ataviada de un mandil de la tienda paso cada estante de la pequeña bodega, reviso cada bolsa de harina y azúcar, cada bote de chocolate. La levadura parece estar en buen estado...Y en medio de todo esto no puedo dejar de pensar en ese estúpido y sus palabras.

¿Te gusta ser poseída?

Poseída por ¿Qué? ¿Un demonio? ¿Un espíritu? ¿Una dona? Mierda que idiota es.

¿Por qué logra sacarme de mi? Ni siquiera lleva un día completo conviviendo conmigo y es desespérate como ha logrado irritarme y sonrojarme. Todo eso junto es peligroso, quizás me explote la cabeza.

—Oye—miro a la derecha, Lucia se posa en la puerta bloqueando el paso— ¿Quién es ese hombre que vino contigo? No deja de pedir pastelillos con fresa.

Encima de todo se traga mi mercancía.

Bajo la libreta y aflojo todo mi cuerpo, casi casi rindiéndome a todo esto.

—Mi guardaespaldas—o mi guardaculo, porque no deja de mencionarlo.

—Vaya, eso quiere decir que todo lo que dijiste de ese tipo Hanson se salió de control. ¿En serio todo esta tan mal como se ve?

—Todo parece que sí. Él estuvo en casa hace días y le propuso a mi madre venderme a él—Lucia parpadea incrédula.

—¿Tanto así? ¿Qué quiere de ti, Madison? ¿Qué busca?

—Lo acabo de decir Lucia—dije sonriendo ante su distraída mente—. Me quiere a mí, aunque no sé con qué fin. Pero con sus antecedentes no es nada bueno. Él asesinó a la madre de una chica que es cercana a mí, se puede decir que es familia ya que tiene una relación con mis primos—eso ultimo le pareció extraño, pero no preguntó. Me dejé caer en un costal de harina que estaba en el piso—. Está bien esta situación me pone nerviosa y tengo miedo, lo sabes, pero... ese tipo de haya afuera—señalé con mi dedo—, es un reverendo idiota. Solo lleva un par de horas conmigo y se ha comportado como un patán de mierda, y un cerdo de lo peor.

—¿Él? —ella movió un poco su cuerpo y miró atenta hacia el área de las mesas—. Pero se ve como una masita suave.

—¿Qué? —rápido me puse de pie, y miré en la misma dirección que ella.

—En la mesa dos.

Observé a un hombre con gafas, leyendo un libro de romance, bebiendo un café y comiendo pastelillos de fresa.

—Ese hombre no es Alex—mencioné.

—Pero te vi llegar con él.

—No, él iba llegando al mismo tiempo que nosotros. Alex es el tipo de la mesa ocho.

—A la madre—susurró—. Tiene todo el tipo de ser un chico malo.

—Es un idiota.

—Y es guapo —la miré rápido, pero ella me ignoró, siguió mirando a Alex y yo imité su acción. En realidad, dejando de lado su horrible vocabulario, Alex era un tipo muy atractivo. Su cabellera era tan oscura, pero sus ojos resaltaban tanto con ese color azul. Era muy alto y su cuerpo ligeramente trabajado. En el brazo derecho tenía la piel completamente rayada, llena de tatuajes.

—Bueno ya, es solo Alex—me hice a un lado y regresé a tomar notas.

—¿Sera tan domínate como se ve? —oh, mierda. Que pregunta tan rara. ¿Pero que me sorprende si ella es así? Le encanta que la sometan.

Me fue inevitable recordar lo fuerte que azotó mi cuerpo esta tarde.

¿Acaso los O'Brien te tratan como si fueran a romperte? Cerré los ojos recordando esas palabras, porque sé que ese idiota tenía toda la razón del mundo. En realidad, Enoc era mucho más tierno que Hazael.

Madison Por dos.Where stories live. Discover now