𝘿𝙊𝙒𝙊𝙊𝙑𝙀𝙍𝙎𝙀 | Han pasado 10 años desde la creación del proyecto U_98, proyecto que se creó con la finalidad de poder alargar la existencia de las personas que habían perdido la vida en desafortunadas situaciones o de manera natural a tempra...
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A Yuta le gustaba Jungwoo. Doyoung en momentos como estos podía ser indeciso, temeroso, idiota e incluso algo realista, pero jamás estúpido. Sabía lo que estaba pasando entre esos dos.
¿Qué fue lo que pasó el otro día? Una muestra clara de que Yuta jamás olvidó a Jungwoo y su regreso tuvo más impacto del esperado en él. Debió haberlo sabido antes, todos esos días llenos de preocupaciones que el japonés tenía cuando Jungwoo desapareció, no fueron por sentirlo como una simple amistad. No, no era eso. Era imposible, desde ese entonces Yuta ya sentía algo más que amistad y por esa razón se comportaba tan... Interesado.
La noche se sentía larga, muy larga. Sin motivo su cuerpo temblaba ante la idea de que ya era el día final, el día en que se acababa todo si no tomaba una buena desición.
Creyó perder la cabeza cuando el reloj electrónico pasó sus brillantes números a las 12:00 de la madrugada. La débil y para nada potente luz, iluminó parte de lo que había en frente. En este caso la pared, y de la pared daba hasta sus ojos, haciéndolos arder por no estar durmiendo bien. Todo se sentía complicado. Aunque, ¿para quién era más complicado en realidad? ¿Quién era el que más iba a sufrir por esto?
Pasó una hora, dos, cuatro, y cuando menos lo esperó ya había amanecido. Toda la noche fue mala para él.
Respiró una y otra vez todos los recuerdos que en esos veintiocho días logró crear, en cada uno de ellos se encontraba Jungwoo.
Veintiocho días.
Veintiocho días desde ese primer encuentro. Veintiocho días desde que descubrió al ser más curioso en su corta vida. Veintiocho días donde en todos sus años, no creyó que su paciencia aguantaría tanto. Veintiocho días llenos de algo nuevo. Veintiocho días de una inesperada rutina que en realidad terminó disfrutando mucho. Veintiocho días de altos y bajos. Veintiocho días que estaban destinados a ser estrictamente contados. Veintiocho días de sonrisas y risas. Veintiocho días de nuevas experiencias y preciosos momentos. Veintiocho días desde que...
Jungwoo llegó a su vida.
Sus ojos estaban rojos, ¿en qué momento llegó hasta el punto de llorar? Su respiración era irregular, al igual que el palpitar de su triste corazón. No podía, y no iba a dejar que su egoísta sentir por querer que Jungwoo se quedará le impidiera al menor sobrevivir.
❝당신은 나의 꿈이었고❞
Todavía sin poder ser capaz de levantarse de su propia cama, escucha el ruido de la puerta principal. No debe siquiera asomarse por la rendija de la puerta de su habitación, pues sabe bien que Jungwoo tomó parte de sus días en formar inconscientemente el hábito de ir hasta la terraza del último piso. Desde aquella vez que se escapó y no lo encontraba por ningún lado, fue ahí que siempre se encargó de decirle que la vista era bonita para su gusto.
