Tras un año lleno de insólitas revelaciones, la vida tranquila de Evanna da una sacudida de enormes magnitudes, convirtiéndose de un día a otro en una de las bestias míticas de las que se tenía prohibido hablar.
Los Drageblod's.
Evanna está destinad...
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Una cita
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George seguía sin poder contener una mueca nerviosa en el rostro mientras se acomodaba el cabello cuidadosamente frente al espejo de su habitación. Le parecía que su madre había exagerado con el corte, pero ella mencionó indirectamente que le gustaba y ahora extrañamente se sentía bastante cómodo con su nuevo aspecto.
Él estaba ignorando por completo que Fred, a unos cuantos metros de él, lo estaba observando sospechosamente mientras jugaba con un par de calcetines enrollados. Sin embargo, Fred no pudo mantener más a raya su sigilosa curiosidad cuando vio cómo su gemelo comenzaba a sacar los vaqueros más buenos de su armario junto a la camiseta que recién había adquirido en el callejón Diagon y deliberadamente comenzó a vestirse.
—¿Por qué te vistes tan elegante para recoger un motón de calcetines sucios? —se cruzó de brazos y lo miró interrogante.
George simplemente rio ocultando su inquietud.
—Hermano mío, esta vez mis planes son secretos. Lo siento.
—¿Cómo rayos es que tienes una cita?
—¿Quién mencionó una cita? —habló con dificultad mientras se inclinaba para calzarse las zapatillas deportivas.
—Por favor, Georgie. Te vi vaciándote toda esa loción cara que te envió Charlie en navidad.
