Capitulo 8 - Sakura

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Cuando se va a la parte trasera del Club de Natación Iwatobi, hay un pequeño jardín, que también se podía ver la piscina. En ese jardín, llenos de diferentes tipos de flores, mostraba un aspecto diferente en cada estación. A partir del mantenimiento, como la limpieza, el riego, la replantación y la poda, todo eso lo podía hacer en superintendente, en cierto modo, podía decirse que ese jardín se había hecho a los gustos del superintendente.



Su reputación era bastante buena durante todo el año, una especie de flor florecía, deleitando los ojos de las personas que iban a club. Camelias rojas en invierno. Azaleas en primavera. Hortensias al comienzo del verano, inflándose como burbujas de jabón, las Campanillas le seguían a estas. El aroma de oliva en otoño era tan intenso que envolvía a la piscina del mismo.


En esta época, en particular, las amarillas flores de colza coloreaban el jardín.



Rin y Nagisa, junto con Haruka, los tres esperaban a Makoto en ese jardín.


-Oye, Rin-chan. ¿Qué quieres probar con enterrar un trofeo así?


Pregunto Nagisa.


-Eso es algo que los cuatro nos ganamos juntos, así que ¿no sería extraño que uno solo de nosotros lo llevara a casa?


Los trofeos y medallas que se ganaban de forma individual se podían quedar con uno solo, pero alguien quería, se podía quedar en el club para mantenerlo seguro, también se podían colocar en la plantilla.


-Está bien. No es algo para mostrarlo a las personas. Es un trofeo para nosotros. Así que lo enterramos como una prueba de nuestra amistad. Bueno, es algo así como una capsula del tiempo.


-Entonces, ¿se quedara enterrado para siempre?


-No. Algún día, en el futuro cuando recordemos lo que paso hoy, el relevo combinado de hoy. Cuando llegue ese día, vamos a desenterrarlo.


-¿Cuándo será eso?


-Quien sabe. Quizás en 5 o 10 años, solo lo sabremos cuando lleguemos a ese día.


Al abrirse la puerta trasera, Makoto salió. Sosteniendo el trofeo y varias cosas de jardinería.


-Lo siento por la espera. Tuve el premiso del superintendente. Y tome prestado palas, también.


Si lo enterraban sin permiso, podían encontrarlo cuando volvieran a sembrar las flores, y al ser inútil lo tirarían, por eso decidieron pedir permiso por si acaso. Al tener temporalmente de nuevo el trofeo y las medallas, después de la conmemoración y las fotografías, decidieron escuchar lo que cada uno tenía que decir. Y luego Makoto se hizo cargo de él.


-Bien. Entonces, ¿lo hacemos?


Rompiendo una bolsa que había dejado a un lado, Rin sacó una lata grande de galletas de su interior.

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