Querido Lector

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  No sé si quizás te parezca interesante el hecho de mi hermana y yo somos polos opuestos.

  Mientras yo era la viva imagen de mi padre, Maddy era la imagen de mi madre. Quizás la envidiaba un poco por su esbelta figura y estatura mayor a la mía, pero jamás se lo diría.

  Cuando Maddy tenía un año ya mi madre estaba divorciada de su padre y llevaba unos meses saliendo con mi padre cuando salió embarazada de mi.

  Dice mi madre que mi embarazo fue el mejor que pudiera pasar. Decía que yo era un bebé muy obediente incluso dentro de ella, dónde ni siquiera comenzaba a pensar aún.

Ahora habían pasado 16 años de eso y me encontraba pensando que mi hermana y yo éramos polos opuestos.

  -Pensé que traerías mas cosas- dijo la chica- Después de todo pasaste años en esa escuela- me encogí de hombros

-Era una escuela privada Mads. No es como que necesitara mucha ropa para salir porque no podía prácticamente. Y dentro todos llevábamos uniforme- asintió

  Maddy había insistido en buscarme en el Aeropuerto. Era muy callada a veces pero sabía que me había extrañado. Lo notaba cada vez que nos veíamos en las distintas festividades del año. Lo noté hoy cuando me abrazó bien fuerte luego de correr con mis maletas hacia ella.

  No habíamos vivido juntas desde niñas. Su padre vivía en otro estado con su hermano pequeño y nosotras vivimos juntas hasta los 9 años. A esa edad mi madre me envió a una escuela en Londres. Estaba especializada en artes con un programa enorme para niños que quisieran empezar desde temprana edad a desarrollar sus dotes.

  -Espero que me trajeras algo bien lindo!- dijo mi hermana exagerando con su brazos

-Te traje a tu hermanita. Acaso eso no es lo suficientemente lindo?-

-Lo es-

  Llegar a casa fue una sensación extraña.Casa? Acaso podía llamar así a un lugar que no visitaba desde hacía ocho años casi? Pero extrañamente lo era. El abrazo de mi madre me dejó sin aliento al igual que el de mi padre. Habían algunos amigos de ellos de su empresa ahí. Nadie que hubiera visto mas de un par de veces cuando era pequeña. Nadie que valiera la pena recordar.

  Al entrar a mi habitación sonreí. Mi madre la había decorado muy similar a la que tenia en Londres. Me alegró pensar que se había fijado en los detalles y gustos míos que se notaban en aquella para decorarme esta de una forma que me sentía mas que a gusto.

  Mi madre cocinó una cena enorme y mas que deliciosa ella sola y yo no paraba de sonreír. Mi familia. Hacía tanto tiempo no vivía con ellos. Había olvidado como se sentía no tener que ser tan independiente por un momento. Había olvidado lo que era estar entre los míos.

  Cuando llegó la noche me retiré rápidamente a mi habitación. A pesar del cambio tan brusco de horarios estaba agotada por el vuelo tan largo.

  Nada más poner mi cabeza en la almohada caí en un profundo sueño. Mientras venía en el avión había pensado en cómo sería dormir acá.

  Soñaría con él? Aún después de tantos años? Mis pesadillas con él habían cesado años atrás, pero algo me decía que al volver a casa tendría esos sueños de nuevo. Mi intuición no me decepcionó.

  Ahí estaba yo, después de tantos años soñando con él. Estaba sobre mi con sus manos en mi cuello mientras intentaba ahogarme. Una parte mía sabía que era solo un sueño, pero eso no lo hacía menos aterrador. Desperté sobresaltada y algo sudorosa. Me levanté de la cama y caminé hacia el enorme patio que teníamos en casa. Mi hermana estaba ahí, en una de las camas que había cerca de la piscina. Tenía un cigarrillo en la mano y miraba los movimientos que hacía el agua.

-No puedes dormir- me aseguró

-No- respondí

Llegué a su lado y me senté junto a ella.

-Todo bien?- preguntó aún sin mirarme

-Pesadillas- fue todo lo que dije y ella asintió

Sabía a lo que me refería. Todos aquí lo sabíamos después de nuestras sesiones familiares con mi psicóloga.

-Quieres uno?- me ofreció su cajetilla de cigarros y dudé un poco

-Que se siente?- rió

-No te voy a mentir. Saben como una puta mierda, pero a la vez te relaja. Me calma- asentí y tomé uno entre mis dedos

  Maddy tomó su encendedor y lo coloco cerca del cigarrillo para que pudiera encenderlo. La primera calada quemó mi garganta y pulmones. Comencé a toser y Maddy a reír.

-Siempre pasa la primera vez- asentí con mis ojos llorosos

  Le segunda y tercera calada fueron algo distinto. Era una sensación nueva. Para la décima calada ya estaba amando esa sensación de la que Maddy hablaba.

  Ese fue el día que comencé a matar mis pulmones.

Confesiones de una Asesina en Serie (Camila Cabello)Where stories live. Discover now